Tras el triunfo de Javier Milei en las PASO, la fuerte suba del tipo de cambio oficial y el incremento de la tasa de interés, el Gobierno apunta a achicar la brecha. ¿Se vuelve atractiva la tasa?
El triunfo de Javier Milei en las PASO le imprime al mercado un panorama que ni el propio candidato libertario proyectaba en el mejor de sus escenarios. Así, el Banco Central, en una posición frágil en términos de acumulación de reservas y de poder de intervención, decidió adelantarse a las primeras reacciones de la jornada y aplicó una corrección del tipo de cambio oficial, llevándolo de $290 para la compra y $300 para la venta, a $347 y $365 respectivamente, según la pizarra del Banco Nación. Desde el Gobierno entienden que realizaron el ajuste suficiente hasta las elecciones de octubre, necesario para acortar parcialmente la brecha, incentivar la liquidación de sectores exportadores y finalizar las próximas jornadas con saldos positivos.
A su vez, se dispuso un aumento de 21 puntos de la tasa de interés, para premiar a quien elija quedarse en pesos con un plazo fijo. El nuevo piso queda en 118% anual para imposiciones a 30 días, hasta $30 millones, y el rendimiento mensual sube a 9,7%. Sin embargo, las medidas tomadas en el marco de un eventual cambio de Gobierno, inflación del 115% interanual y reservas netas negativas, generan dudas entre los inversores sobre la sostenibilidad que tendrán y en dónde colocar los pesos.
“La propuesta es esta: anclar el tipo de cambio arriba y que el shock de tasas incentive tomar posiciones en pesos o, al menos, no dolarizar. Para que eso funcione, deberían dar certezas de que el tipo de cambio efectivamente se puede mantener en 350 estos meses”, plantea el analista financiero Leandro Ziccarelli. Para que esto se dé, “habría que vender reservas, apelar a la credibilidad del Gobierno o presentar un programa económico que calme las expectativas. Como no sucede ninguna de las tres, la apuesta luce atractiva pero tiene demasiado riesgo”, afirma. La clave estará en la performance del BCRA y su saldo en las próximas ruedas de cambio, donde se verá si logra o no comprar reservas.
La estrategia, aunque cortoplacista, busca recortar la brecha cambiaria, consolidada hasta ahora en el 100%, y estabilizar los dólares financieros, CCL y MEP. “Si los paralelos se devalúan, va a ser un claro síntoma de que salió mal”, explica Ziccarelli y agrega: “Este plan estaba pensado para un triunfo de Patricia Bullrich u Horacio Rodríguez Larreta. Milei pone la discusión en otro nivel”.
¿Se vuelve atractiva la apuesta por la tasa?
Respecto de la suba de la tasa de interés, Andrés Reschini, de F2 Soluciones Financieras, cree que en un escenario en el que Massa estabilice la inflación, el tipo de cambio y acumule reservas, “el plazo fijo puede ser buena opción, aunque no parece ser el escenario más probable”. Para el especialista, distinta sería la performance de bonos y acciones si el mercado “comenzara a mirar con buenos ojos a Milei”. De todos modos, “la incertidumbre es alta, el mercado está a la defensiva y eso repercute en la presión sobre el dólar”.
Sobre esto último, para Gustavo Neffa, director de Research for Traders, la primera jornada tras el batacazo libertario comenzó con bonos en dólares 12% abajo, aunque luego se remontaron un 6%-7%, en tanto las acciones “pegaron la vuelta” y es positivo “que el riesgo privado sea tenido en cuenta por inversores del exterior”. Para el especialista, la apuesta al peso y su “supertasa”, puede ser atractiva “una vez que se complete el ciclo devaluatorio”, que podría profundizarse en octubre y noviembre, forzado por las circunstancias electorales. “Por ahora, la suba de tasa de interés es estéril a los fines de frenar el dólar, ya lo vimos con anterioridad”, opinó sobre la última medida de la entidad liderada por Miguel Pesce.
De todos modos, los especialistas coinciden en que la efectividad de la inversión en moneda local dependerá del impacto en precios que tenga la devaluación. Para Ziccarelli, la inflación podrá alcanzar “los dos dígitos”, en torno al 12%-15%. Según el Gobierno, el crecimiento de los márgenes de ganancia de los “formadores de precios” debería permitir absorber el nuevo tipo de cambio sin generar traslado a precios.
Atado a esto último, según la consultora PxQ, “es posible que los ahorristas prefieran esperar los resultados de las elecciones con los dólares en la mano o en el exterior” y el riesgo es que los depositantes en pesos y tenedores de deuda actúen de la misma forma, “configurando un escenario de corrida cambiaria y bancaria que imprime un riesgo no menor de espiralización e hiperinflación”.