El cierre de la semana será con incógnitas que llegan del exterior y otras locales sobre cómo se rearmarán las carteras de los inversores luego de los números de la inflación de enero
El dólar mayorista se encaminaba a superar los $38,40 y quedar dentro de la zona de flotación, pero pronto giró sobre sus talones y regresó al precio del día anterior. El Banco Central entendió que hay un límite para la baja de tasas y las mantuvo sin cambios. Además, se abstuvo de hacer compras de dólares. Pudo haber comprado hasta USD 75 millones para que la caída se detuviera, pero no lo hizo. Quiere que el dólar sea el que pague el costo de la lucha contra la inflación, una batalla que visto lo que sucedió en enero, está perdiendo.
El resultado fue que el dólar quedó apenas dentro de la banda de flotación. Está retrasado en momentos en que Mauricio Macri le propone a las economías regionales mejorar las condiciones para exportar.
El precio del peso es el que le pone límite al dólar y el mercado le está pidiendo un precio muy caro y, mucho más, cuando se enteró que la inflación de enero fue de 2,9%, un porcentaje que no había calculado ninguno de los jugadores del REM, los consultores que hacen las estimaciones de la evolución de la economía para el Banco Central.
El martes el Central bajó la tasa 0,80 puntos contra más de 1,20 diarios que lo venía haciendo en el último tiempo. El miércoles el recorte fue de 0,38 puntos y el jueves casi no la tocó; la baja fue inadvertida de apenas 0,04 puntos. Y este es el costo de la economía argentina: tasas que, con una inflación supuestamente descendente, pueden resultar 12 puntos positivas.
Para el ahorrista, enero fue una desilusión porque se le acabó la ganancia del carry trade: si bien el dólar en el mes subió 1,46% y su ganancia en plazo fijo fue de 3%, tiene que tomar en cuenta que cuando vuelva al dólar tiene que comprarlo al precio vendedor del banco que tiene una diferencia con el de compra de 1 por ciento. Y si va al mercado marginal, el spread, supera 1,5%. En el mejor de los casos no obtuvo ganancias. Pero visto el resultado la mayoría ha perdido contra la divisa de Estados Unidos.
Este argumento más la caída de los depósitos indexados por el costo de vida y los amagues de dolarización de la economía, hicieron que la gente de Guido Sandleris, el titular del Banco Central, pusieran un freno a la baja de tasas. Nadie cree que detener el recorte en alrededor de 44% anual, sea un triunfo. Para el empresario, sigue siendo una tasa que le impide financiarse para producir. El tema es que hará el ahorrista en pesos en febrero. ¿Renovará los vencimientos o pasará una parte a dólares?
Lo cierto es que en la licitación de Letras de Liquidez de ayer el resultado fue neutro porque colocó $180 mil millones a un promedio de 43,94%, pero no absorbió ni expandió la base monetaria.
El mercado real, reaccionó con subas. Las tasas de las cauciones en la Bolsa, subieron de 35% anual a 38,5% y el de descuentos de documentos siguió entre 40 y 50 por ciento.
No hay que olvidar que la inflación de enero se conoció después del cierre de bancos y el mercado cambiario y una hora antes del final de la rueda de la Bolsa.
A todo esto, el dólar mayorista terminó con una suba de solo 2 centavos a $38,24. En bancos y casas de cambio el público pagó la divisa 16 centavos más barata a $39,03. Pero no es el mercado minorista el que marca la dolarización de las carteras y el que mueve el amperímetro de la economía. El que dio una señal clara de la salida de pesos para pasarse a dólares, fue el «blue» que tuvo una insólita suba de 1,32% a $38,50.
Las reservas cayeron 101 millones a USD 66.952 millones. La suba del dólar ante las monedas del mundo hizo que se perdieran 37 millones. Además, pagó 10 millones a organismos internacionales y no compró dólares en el mercado.
El riesgo país, por la suba del Bono del Tesoro y la baja de las paridades ante el retroceso del dólar, tuvo un rebote de 1,50% a 675 puntos básicos. Otro dato de la economía que le duele al Gobierno.
La Bolsa, con un regular monto de negocios de $681 millones, tuvo un alza del S&P Merval de 0,94%. Lo consistente del movimiento es que después de la caída del día anterior, cerró en el máximo del día. La suba de 1,51% del barril de petróleo benefició a Petrobras que aumentó 3,77%. También hubo reacción de algunos bancos. Macro subió 3,77 por ciento.
En Wall Street, los ADR’s argentinos, certificados de tenencias de acciones, tuvieron un día de equilibrio entre alzas y bajas. No hubo movimientos bruscos. Entre los de mejor performance se destacaron Banco Macro y Supervielle que subieron 2,27 por ciento.
Para el viernes quedan incógnitas. Las primeras llegan del exterior porque las mediciones del jueves de la caída del consumo de los norteamericanos y el retorno de las dudas sobre las negociaciones con China, afectan a los que buscan riesgo y se traslada al precio de los bonos de mercados emergentes. Cuando Wall Street se vuelve cauto, a la Argentina no le va bien.
Por otro lado, habrá que ver como se rearman las carteras de los inversores locales conocida la inflación de enero. Algunos volverán a los bonos o plazos fijos indexados, pero resta ver el comportamiento de los que tienen plazos fijos tradicionales y habrá que seguir con atención a quienes creen que llegó el momento de aumentar la tenencia de dólares en las carteras.