Desde la administración nacional, admiten que la suba del dólar se trasladará a algunos precios, pero aguardan que no incida en las paritarias
No es casual el nivel del tipo de cambio en el que cerró el viernes: con el valor del dólar mayorista de ese día, de $ 20,27, se recuperó la competitividad cambiaria de poco más de dos años, desde diciembre de 2015, momento en el que Mauricio Macri asumió la Presidencia.
No obstante, existen dudas de si este es el dólar de «equilibrio» de la economía actual o si es necesario un valor mayor para hacer que las exportaciones respondan al precio y mejore la balanza comercial.
El Banco Central (BCRA) no planea dejar que se vaya tan para arriba, según demostraron las intervenciones la semana pasada, tras siete meses en lo que no había operado en el mercado de cambios: vendió poco más de u$s 300 millones en total para contener el apetito por la divisa.
No obstante, desde el Gobierno restaron relevancia a la suba del dólar. «Cambiaron las metas, bajó la tasa de interés, entones el tipo de cambio va a ser más alto», aseguró una fuente oficial.
En ese orden, el vocero sostuvo que «aún se está buscando un tipo de cambio de equilibrio». Y vaticinó que habrá algunos meses de cierta incertidumbre y reconoció que el impacto en precios de bienes que se importan y en los exportables se dará. «Lo que esperamos es que no se coordinen expectativas», arriesgó.
Esa figura se traduce en que estos aumentos no se trasladen a demandas salariales. Así, el punto crucial parece centrarse en las paritarias que se empiezan a acordar. Comercio, por caso, cerró el viernes un 15% (en línea con la meta oficial de inflación para el año), en dos tramos (aunque incluye una revisión en enero de 2019).
«El tipo de cambio real de equilibrio pivotea entre la competitividad del sector externo que requiere de un dólar alto y el poder adquisitivo de los salarios que implica un dólar bajo. Claramente, con un déficit en la cuenta corriente externa creciente (4,8% del PBI); con exportaciones estancadas; importaciones tirando fuerte frente al salto en la inversión y alto déficit en turismo, tenías un tipo de cambio real atrasado», sostuvo Federico Furiase, de EcoGo. «Con un dólar de $ 20,25, el tipo de cambio real recupera la competitividad de la foto de diciembre de 2015 con la salida del cepo y la devaluación», identificó. Por eso, consideró que ahora la prioridad es mantener la competitividad cambiaria reforzando el ancla de la tasa de interés para bajar la inflación y !no corriendo la inflación desde atrás con el dólar».
Gabriel Zelpo, de Elypsis, señaló que «el déficit de cuenta corriente se encuentra en un nivel que no es sostenible en el largo plazo» y recordó que según estimaciones del FMI se debería de depreciar un 15% en términos reales. Pero entonces esta depreciación, ¿en qué nivel ubicaría el dólar? «Ese es el tema porque tendría un incremento en la inflación por el pass through», advirtió. De todos modos, sostuvo que «el gran dilema son los problemas estructurales: gasto público y déficit fiscal elevado, con una economía cerrada», describió.
También Gabriel Caamaño Gómez, de Consultora Ledesma, dijo que el equilibrio macro actual no es sustentable «por el déficit fiscal, que en buena parte explica el déficit de cuenta corriente».
Sobre el valor del dólar actual, en términos reales, identificó que es un 6% más elevado que diciembre de 2001. «Como este equilibrio es de transición, también lo es el tipo de cambio real: este no le queda a cómodo a nadie», describió. «A medida que esto se vaya corrigiendo, también lo harán los términos del intercambio, y los precios de las exportaciones e importaciones», agregó.
Lorenzo Sigaut Gravina, de Ecolatina, señaló que aún hay atraso cambiario, de entre un 10% y 15%, pero que la situación es muy distinta que el año pasado, cuando había entre un 30% o 40%. La cuestión es que no vaya a precios el incremento del dólar. «El Banco Central está dando señal de poner techo a dólar porque llegan a paritarias. Si no se frena un poco, todo se potencia», sostuvo.
Para Ramiro Castiñeira, de econométrica, no existen dudas de que el precio del dólar tiene que ser libre. «Ningún burócrata puede determinar su valor. Todos los países dejan flotar su moneda, y Argentina también la tiene que dejar flotar dado q el dólar no genera inflación: 70 años de pisar el dólar no frenó el proceso inflacionario», advirtió, aunque reconoció que las intervenciones, para «sacar la volatilidad», van en el sentido correcto.