Arranca una rueda en la que sobran motivos para el nerviosismo: el billete en un valor récord y un nuevo jefe en el BCRA. Ayer el dólar mayorista se catapultó casi $ 1,50, a $ 27,70, pese a que el volumen fue ínfimo: u$s 366 millones.
Como si el dólar a casi $ 28,50 en la City no fuera condimento suficiente como para que la rueda de hoy esté bajo la lupa de los inversores, la llegada de Luis Caputo, ahora ex ministro de Finanzas, a la dirección del Banco Central (BCRA) la volverá todavía más interesante.
La noticia se confirmó varias horas después del cierre del dólar, y en la plaza porteña fue bien recibida. Si bien el presidente saliente, Federico Sturzenegger, tenía el visto bueno del mercado, en los últimos días había mucho malhumor tanto entre analistas, como economistas y operadores sobre el comportamiento que venía mostrando la autoridad monetaria.
Ayer el dólar se encareció casi $ 2 en las pizarras, pasó de valer en promedio $ 26,69 a $ 28,43, mientras que quedó en $ 27,70, $ 1,45 más que el miércoles en el terreno mayorista, Sin embargo, apenas si hubo negocios de cambio: se operaron tan solo u$s 366 millones, menos que cuando es feriado en Estados Unidos, la mitad que en una rueda habitual y menos de la cuarta parte que lo operado en los días de corrida de mayo. Esto quiere decir que el alza del tipo de cambio no fue respaldada con volumen y que el BCRA podría haberlo contenido con muy pocos recursos.
El dólar rompió con todos los pronósticos. Antes de que se conociera la letra chica del acuerdo entre el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Gobierno se especulaba con un dólar cercano a $ 30, pero recién ayer los operadores empezaron a darle entidad a esa teoría que circulaba en el mercado. Así, la llegada a Caputo al organismo monetario agrega una incógnita más: ¿aprovechará que el costo político de un dólar a $ 28 lo pagó Sturzenegger o lo bajará porque el motivo del cambio de mando tiene que ver con la devaluación de los últimos días?
La reacción que tendrá el tipo de cambio es una incógnita porque, frente al poco volumen de las últimas ruedas, el precio está en manos del BCRA. Las opiniones varían.
«Veremos cómo reacciona el mercado. Si se hubieran hecho bien las cosas nadie se iba. No sé cómo puede arrancar, tengo dudas de que afloje el precio», comentó el operador y apoderado de Oubiña Cambios, Claudio García.
Otros operadores son algo más optimistas. En o the record, una fuente aseguró: «Sin duda va a afectar al dólar. A Sturzenegger ya nadie le creía nada y en el mercado se dice que Caputo sabe mucho. Y, de hecho, es el único que la viene pegando en los últimos meses: tomó deuda a principio de año, antes de que empiece a subir la tasa afuera, y en el súper martes, mientras nadie sabía qué pasaba, colocó deuda por más de $ 70.000 millones. Me parece que el cambio fue una muy buena medida. Veremos cómo sigue la mano».
Sobre la jornada de ayer, el mismo operador contó que «no había confianza, nadie vendía un dólar, por eso el volumen fue ínfimo». Explicó que, sin el Central vendiendo, lo que podía llegar a liquidar la exportación no alcanzaba. «Por otro lado, no es que los importadores estaban como locos comprando y convalidando estos precios; solo compran lo que no se puede postergar más», agregó.
Por su parte, la Cámara de la Industria Aceitera de la República (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC) aseguraron por medio de un comunicado que prevén que se liquidarán al menos u$s 4000 millones. Sin embargo en la plaza porteña se preguntan cuándo lo harán. «La semana pasada vendieron unos u$s 500 millones mientras que esta semana rondan los u$s 300 millones», recordaron desde una mesa de dinero.
En cuanto al poder de la demanda, García señaló que aunque sobran pesos para ingresar en dólares, «cuando la escalada es tan brusca algunos se corren, esperan un día más para ver si pueden comprar mejor. «El dólar subió de forma muy temerosa, pagaban y el mercado se queda por un tiempo detenido por si salía a vender el Banco Central. Tenemos un mercado muy complicado, se operó con mucho miedo», añadió.