La gran duda es si el Gobierno hará el ajuste que solicita el organismo o le pedirá a los gobernadores que lo hagan también
Una gran sorpresa se llevaron los tres negociadores de la Argentina frente a los técnicos del Fondo Monetario Internacional (FMI) en su reunión de ayer. En el primer encuentro que mantuvieron en Washington el secretario de Hacienda Rodrigo Pena; el jefe de Gabinete de ministros, Guido Sandleris; y el secretario de Finanzas Santiago Bausili escucharon de la boca de los funcionarios del FMI que el organismo no está dispuesto a financiar una nueva crisis cambiaria en la Argentina.
«Esto tiene dos lecturas. En primer lugar, que los hombres del FMI no descartan una nueva crisis financiera en la Argentina. En segundo lugar, que para que no vuelva a ocurrir esto es muy probable que el organismo le pida a las autoridades que el Banco Central no defienda un determinado valor de tipo de cambio que le signifique caída de las reservas internacionales, como la ocurrida en esta reciente crisis financiera que supera los USD 10.000 millones», manifestó a Infobae un experto financiero que sigue muy de cerca las negociaciones.
Con estas palabras había graficado esa idea el economista Miguel Ángel Broda esta semana: «El Fondo va a hacer que el programa que le lleve el país sea consistente, que la deuda sea pagable, que se evite el default, que haya límites al crédito interno y muy importante, que haya un piso de reservas y no nos prestará dólares para gastar en shoppings de Santiago de Chile, hagamos récords en Punta del Este y Miami y gastemos millones en el exterior».
Según pudo saber Infobae, los funcionarios del FMI dejaron en claro que serán inflexibles en por lo menos dos aspectos. En primer lugar, en la variación de los activos netos. Esto significa que la Argentina deberá fijar metas trimestrales de variación de las reservas internacionales. En segundo término, que los fondos que recibirá la Argentina por este crédito stand by de acceso rápido no podrán ser utilizados para financiar ni una corrida cambiaria ni tampoco los viajes de los argentinos al exterior.
Esto quiere decir que se le pedirá al Gobierno una libre flotación del dólar sin intervenciones del BCRA ni en un aumento en el valor del dólar tratando de vender divisas en el mercado, ni tampoco en una baja en la cotización, si la hubiese comprando dólares en el mercado cambiario.
Con respecto al tipo de cambio, han corrido algunos rumores en el mercado financiero de que el Gobierno podría aceptar una especie de dólar turista que encarecería los viajes de los argentinos hacia el exterior. Esta sería otra de las maneras de reducir el déficit de unos USD 10.000 millones que la Argentina registró en el rubro turismo el año pasado, cuyo correlato es la gran cantidad de viajes de argentinos hacia el exterior. Este número, junto al déficit del 5% de la cuenta corriente de la balanza de pagos son los ratios que más preocupan a las autoridades del FMI, incluso por encima de la alta inflación de la economía argentina y también del déficit fiscal.
Los técnicos del FMI creen que los principales problemas se solucionan con un tipo de cambio más alto que el actual y flotante sin intervenciones del BCRA. En el organismo consideran también que las Lebac deben dejar de ser un instrumento financiero de inversión para ser utilizadas solo en la política de regulación monetaria del BCRA. Este es un gran problema a resolver.
La gran duda es si el Gobierno hará el ajuste solo o también les pedirá a los gobernadores que lo hagan. Por ese motivo, varios mandatarios han comenzado a prepararse en caso de que la Casa Rosada les solicite un mayor achicamiento en sus provincias. El Estado, por medio del Ministerio del Interior que conduce Rogelio Frigerio, podría reducir más las llamadas «transferencias no automáticas». Un informe de Interior muestra bajas en las transferencias discrecionales en 16 distritos en el primer cuatrimestre.
Por el momento, lo que se observa de las autoridades del FMI es cierta flexibilidad con respecto a las metas fiscales y de inflación pero una posición inflexible con respecto a la política cambiaria. Como adelantó Infobae, los números de déficit fiscal primario del 2,5% podrían ser aceptados por el FMI, ya que a favor del Gobierno están los buenos datos de recaudación del primer cuatrimestre del año.
También tendrá peso en la negociación lo que ocurra desde hoy con respecto al tema tarifas. Los funcionarios argentinos ya le han hecho saber a los técnicos del Fondo que, en caso de que el Senado sancione el proyecto que retrotrae los valores de los servicios públicos a noviembre, el presidente Mauricio Macri vetará la ley. Es que el costo fiscal de la iniciativa que impulsa la oposición significaría para la Argentina aumentar el déficit primarios de 2,5% a 3,5% del PBI.
Con respecto a las metas inflacionarias, los técnicos del FMI dan por muerto el objetivo del 15% para este año y calculan un piso del 25%, que es la que proyectan la mayoría de las consultoras privadas locales luego de la crisis cambiaria. Los funcionarios presentarían al organismo las metas de inflación, fiscales, monetarias y de tipo de cambio que se incluirían en el Proyecto de Presupuesto 2019, que el Gobierno espera que ingrese al Congreso de la Nación antes del 15 de septiembre próximo.
Las divisas que reciba la Argentina por el stand by, que podrían llegar hasta unos USD 30.000 millones, deberán ser utilizadas para normalizar la situación de las reservas internacionales y para garantizar la estabilidad financiera en el segundo semestre del año y durante todo 2019. Se trata de asegurar el pago de los vencimientos de deuda pública que tendrá el Gobierno entre este año y el 2019. Dicho de otra forma: evitar que la Argentina salga a tomar deuda en el mercado internacional de capitales.