La suba diaria de 24 centavos (+0,35%) que registró el dólar mayorista este martes reflotó algunos interrogantes en el mercado sobre el ritmo de devaluación del peso, justo en una semana clave para las negociaciones de la deuda soberana.
Si se compara la variación alcista que tuvo este martes el controlado dólar mayorista, con los saltos que suelen mostrar los tipos de cambio alternativos como el CCL, el MEP, o incluso el blue, quizás no llame demasiado la atención.
Pero si la suba diaria de 24 centavos (+0,35%, para cerrar a $69,61) que registró la divisa estadounidense en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) -la más importante en casi tres meses- es cotejada con la trayectoria lineal y estrictamente regulada por el Banco Central, puede que se abra el espacio para algunos interrogantes, justo en una semana clave para las negociaciones de la deuda soberana.
Bien sabido es que la entidad monetaria aplica desde hace varios meses una estrategia de «crawling peg» o devaluación controlada, a partir de la cual la cotización de la moneda estadounidense aumenta sin pausa, pero sin prisa, un 0,13% diario, acompañando la inercia inflacionaria. Sin embargo, el ajuste diario habilitado por el Central en el inicio de la semana fue casi el triple del que el mercado estaba acostumbrado a esperar, más allá de las presiones y de la expectativa de una eventual devaluación del peso argentino, en momentos de una creciente crisis económica local y global a causa de la pandemia del Covid-19, y sin que todavía se haya resuelto la reestructuración de la deuda argentina.
Claramente, el movimiento generó algunas dudas en el mercado: ¿se trató de una excepcionalidad, intentando compensar una menor suba entre jueves y viernes de la semana pasada, más la inoperatividad de la plaza el lunes por el feriado, o en realidad estamos asistiendo al comienzo de un cambio de estrategia por parte de entidad que comanda Miguel Pesce?
En el medio aparecen otras conjeturas dando vueltas en el mercado: una participación más activa de los importadores desde fines de la semana pasada luego de que el BCRA flexibilizara una hendija del robusto control cambiario para acceder al MULC (de hecho, han mermado las compras de la autoridad en los últimos dos días, por debajo de los u$s100 millones); o la inminente entrada en vigencia de los plazos fijos en pesos DIVA (Depósitos con tasas de Interés Variable Ajustados al dólar) para el sector agropecuario, que ajustan por la evolución del tipo de cambio, intentando hacerlos más atractivos en su flamante debut, pautado para este miércoles (en el Banco Nación).
El economista Fernando Marul, socio-director de FMyA, no cree que la suba observada este martes represente un cambio de estrategia de corto plazo, sino más bien una prueba para ver cómo responde el mercado, ante movimientos no esperados. “No van a empezar a devaluar ahora, pero sí van a ir preparando el terreno como para a ver cómo reaccionan los mercado, para después acelerar un poco. Nuestro escenario es que tarde o temprano van a dejar subir más rápido el tipo de cambio, pero no ahora a mitad de junio”, opinó.
“Es una pregunta que me parece que nos estamos haciendo todos”, reconoció, por su parte, Iván Cachanosky, economista jefe Libertad y Progreso, sobre la causa que llevó al BCRA a incrementar el ritmo alcista del dólar frente al peso. “Yo me inclino todavía a pensar que el BCRA va a tratar de que el tipo de cambio oficial siga con la evolución de la inflación como lo venía haciendo, sobre todo si va viendo algún resultado de que la brecha no se le dispara, tal como sucedió recientemente a partir de algunas medidas que tomó”, indicó.
Sin embargo, Cachanosky cree que Pesce es muy consciente de que mucho más no pueden durar las restricciones cambiarias. “Eventualmente el dólar va a subir más, por lo que no descarto que podría ser el inicio de ese proceso. En pocos días, tendremos más claro el panorama, pero si es por instinto, me inclino por la opción de que todavía va a mantener la estrategia original”, enfatizó.
De acuerdo al Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) realizado por el Banco Central (BCRA) en el mes de mayo, el tipo de cambio nominal mayorista promedio esperado para fines de junio se ubica en $70,20, mientras que el nivel proyectado para diciembre es de $88,50, con lo que la variación nominal prevista para 2020 es del 47,7% interanual.
Para Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina, si bien un solo dato no alcanza para hacer una tendencia, los nueve centavos diarios de ajuste del dólar mayorista “no son sostenibles en el tiempo”. De todos modos, Rajnerman sospecha que la suba registrada este martes está vinculada con una compensación de menores incrementos diarios observados entre jueves y viernes de la semana pasada, más el feriado local del lunes, jornada en la que sí operó el resto de los mercados del mundo.
El economista jefe de Ecolatina admite que, conocido el dato de inflación de mayo del 1,5%, entre jueves y viernes pasados el mercado se preguntaba si el peso se iba a depreciar a un ritmo menor, ya que había alcanzado la línea del IPC. Y ahora, los agentes se preguntan lo contrario. “Quizás la estrategia sea la de tener un comportamiento menos previsible”, estimó.
Lo cierto es que si se mensualiza la suba de 0,35% de este martes, la devaluación del peso alcanzaría en un mes 7,15%, una cifra que hoy está muy por encima de cualquier proyección mensual de inflación de 2020. Según el REM, las variaciones mensuales esperadas del IPC entre junio y noviembre de 2020, oscila entre el 2,3% (junio), y el 4% (octubre).
En definitiva, para Rajnerman lo que influyó fue que “el lunes fue feriado en Argentina y no en el resto del mundo, donde además fue una mala jornada, con lo cual se pudo haber pronunciado un poco la suba. Si este miércoles, el BCRA retoma la suba de nueve centavos, me animaría a decir que volvieron al ritmo que tenía hasta la semana pasada, pero si no, también me parece que falta para establecer un cambio de rumbo en la estrategia”.
Por último, para Gabriel Caamaño, economista de la Consultora Ledesma, “es difícil comentar algo tan rudimentario, ya que la estrategia cambiaria del BCRA no tiene mucha sofisticación”.
Argumentó en que “a este tipo de ´crawling peg´, con una tasa absoluta nominal constante, el mercado te cuenta las costillas rápido, en un mundo en el que además las monedas emergentes se depreciaron mucho, se apreciaron mucho y ahora tuvieron de nuevo una pequeña turbulencia”.
En lo que va del año, el peso argentino acumula una depreciación del 14%, frente a la devaluación del 23% del real, y del 15,3% del peso mexicano. Estas dos divisas llegaron a registrar una caída de hasta casi el 32% (el real, cuando se acercó a 6 unidades por dólar) a mediados mayo pasado.
En conclusión, para el economista “no tiene mucha lógica lo que hace el BCRA, más allá de intentar de que el tipo de cambio no se quede constante, aunque primero con una lógica de un valor absoluto nominal por la rueda, y ahora pareciera que ese valor absoluto nominal ya no es por rueda sino que es por día, con lo cual existe un mayor incremento porque en un año hay muchísimos más días, que jornadas hábiles”, sentenció.