La trayectoria del paralelo, siempre difícil de descifrar en tiempo y forma, pero con tendencia previsible, vuelve a encender las alarmas, no solo por su creciente valor nominal (este martes llegó a tocar los $183, nuevo récord de 2021), sino también por la brecha cambiaria que amenazaba otra vez con acercarse al peligroso 100%.
La dinámica del dólar blue, siempre difícil de descifrar en tiempo y forma, pero con tendencia previsible, vuelve a encender las alarmas en estos días, no solo por su creciente valor nominal (este martes llegó a alcanzar los $183, nuevo récord de 2021), sino también por la brecha cambiaria que amenazaba otra vez con acercarse al peligroso 100%.
Además de su atraso respecto al resto de los precios de la economía (en los primeros seis meses del año había subido apenas 1,2%, frente a una inflación del 25,3%), se sabía que a partir del segundo semestre habría mayores presiones cambiarias, por varios factores que aparecen en forma simultánea: menor oferta de divisas por cuestiones estacionales, y una mayor demanda por un previsible crecimiento de la base monetaria, (o “más pesos en la calle”), incipientes señales de atraso en el tipo de cambio oficial, pero también por la incertidumbre propia de todo evento electoral (que implica mayor dolarización, algo que se refleja por estos días en el mercado de futuros).
Claro que tampoco se debe soslayar ni el contexto de la segunda ola de la pandemia, que se extendió mas de lo esperado, pese al fuerte avance del proceso de vacunación, ni las dilatadas negociaciones de la deuda con el FMI.
Pero, además en el primer mes de la segunda parte del año, los nuevos controles (por parte de la CNV y el BCRA) sobre los dólares financieros motorizaron otro argumento para impulsar a la cotización paralela, que acumula en tres semanas de julio una suba del 8,3% o $14, con la ausencia, por ahora, de las afamadas “manos amigas”, que suelen actuar de bomberas cuando el mercado se recalienta.
Operadores coinciden en que, con las nuevas medidas, los dólares alternativos se están comenzando a concretarse, cada vez con mayor volumen, por fuera del mercado controlado, mediante una negociación bilateral (denominado SENEBI) sin anotaciones en pantallas, ya que se realizan directamente entre fondos, empresas e inversores, con los agentes de liquidación y compensación (ALyC). Ante lo cual, el mercado estima que la trayectoria del blue se volverá aún menos previsible de lo que ya era.
A su vez, esta semana en particular, se torna clave teniendo en cuenta la fecha de cierre de las listas, prevista para el próximo sábado, de cara a las elecciones legislativas (PASO, el 12 de septiembre, y Generales, el 14 de noviembre), y una nueva licitación de deuda en pesos, que busca comenzar a aliviar los importantes vencimientos de letras y bonos, que tendrán lugar en las próximas semanas.
Para Guido Lorenzo, director de la consultora LCG, “el blue está caminando en sintonía con el ritmo del resto de los precios, y por ahora es un mercado que no está intervenido. Si bien es una plaza chica, igualmente puede ser que en cualquier momento aparezcan las famosas manos amigas para bajarlo”.
Señala a Ámbito que “por ahora” el precio está reflejando el ritmo de toda la nominalidad de la economía, con lo cual es esperable que aumente a “una tasa del 3% o 4 % mensual”. En ese sentido, no descarta ver un dólar blue de $200: “No pareciera irrisorio, cuando el año pasado ya estuvo cerca de ese nivel”.
Por su parte, Lorena Giorgio, economista jefe de Equilibra, comenta a este medio que “una de las consecuencias de las nuevas regulaciones de la CNV y el BCRA es el desvío de parte de la demanda hacia el mercado informal”.
“Hasta ahora, era común ver jornadas en las que la cotización informal se despegaba, pero durante los días posteriores volvía a converger a niveles más cercanos a las cotizaciones MEP y CCL `intervenidas´. Pero el contado con liqui vía bonos ya dejó de ser un precio de referencia para este mercado y por lo tanto, a pesar de su poder de fuego, el BCRA perdió capacidad para fijar precios. Por eso, es muy probable que la cotización informal se vuelva mucho más volátil y no converja al `CCL regulado`, sino se acople más bien al `CCL libre`, que cotiza 10 pesos por encima del regulado”, sostiene.
A toda esta presión en el frente cambiario, se le suma, según la opinión de Giorgio, “que la base y los agregados monetarios comenzaron a despertarse y, al mismo tiempo en el que aumenta la demanda de dólares, lo hace también la oferta de pesos”.
A su vez, Sergio Morales, fundador de Interfinance.com.ar, considera que la suba del dólar informal “está relacionada a que transitamos un contexto donde la deuda pública de la Argentina superó los u$s340 millones la semana pasada, alcanzando su mayor nivel en la historia, mientras que el Ministerio de Economía licita bonos para absorber los pesos que sobran y el Banco Central refuerza el cepo para evitar la salida de divisas”. En este sentido, Morales resalta que los datos oficiales correspondientes a la inflación de junio son “sumamente inquietantes, dado que presentaron un aumento del 3,2% respecto al mes anterior y, por supuesto, trae cierta preocupación en la City, siendo niveles muy altos en relación a una actividad económica aún semiparalizada, producto de las restricciones por las medidas sanitarias”.
En cuanto al precio futuro de la divisa, el fundador de Interfinance.com.ar afirma que “lo esperable es que por lo menos su valor se ajuste en concordancia con la inflación. De ser así, estamos hablando de un dólar informal cómodamente superior a los $200 hacia finales de este año”.
Por último, el analista financiero, Christian Buteler, remarca a Ámbito que “con el blue, pasa lo que pasa siempre: viene tranquilo y de repente cuando ajusta lo hace en forma violenta. Venía planchado y en una semana pegó un salto de más de $10”. Coincide con el resto de los especialistas que tampoco ayudaron mucho las nuevas restricciones cambiarias de la semana pasada, “no porque afecten al blue particularmente, porque son mercados totalmente distintos, sino por la señal que dan”. Explica que “cuando se restringe algo, se da la señal de que algo falta y obviamente eso suele traducirse en comprar ese bien porque va a escasear. Por eso hoy en día se mueve de esta forma el blue”.