Por los controles, los mayoristas sólo operan dos veces por semana, y con poco dinero en la oficina, por temor a que los allanen. Por prevención, no aceptan nuevos clientes
"Faltan billetes porque las grandes manos no están trabajando". Esta es la explicación que dan en las cuevas por la cual el dólar blue ayer subió 55 centavos y terminó en $ 13,70.
Como los corretas (como denominan a los mayoristas del informal) sólo están operando dos veces por semana, por temor a las inspecciones, no hay quien abastezca de divisas a las cuevas, lo que provocó un alza en el precio del billete. Sucede que, a esta altura del mes, la oferta de divisas por parte de los particulares no alcanza a cubrir la demanda.
"Hay muchos comerciantes e importadores, con excedentes de pesos, que quieren comprar cantidad, pero lo máximo que se puede llegar a conseguir hoy es apenas una gamba (u$s 100.000), así que las operaciones hay que hacerlas partidas, a lo largo de todo el mes. O anotarte en una lista de espera para cuando se abra el mercado y se termine con este feriado virtual del blue", revela el dueño de una financiera que, al igual que sus colegas, no acepta más clientes nuevos, sino que opera únicamente con algunos puntuales, de mucha confianza.
Si bien reina la extrema cautela, son conscientes que el Gobierno quiere hacer un show con los operativos, al avisarle previamente a los medios para que concurran y así mandar un mensaje al dark market para que se abstengan de operar.
Otra de las particularidades en esta nueva etapa del "Sheriff" Vanoli es que muchas cuevas se cuidan de tener el mínimo de dinero en sus oficinas, de modo que si les llega a caer un allanamiento no pierdan mucha plata. Cuentan que, antes de empezar la rueda cambiaria, van a la caja de seguridad de la financiera donde guardan los billetes para retirarlos, y luego los vuelven a depositar en los cofres al concluir la jornada.
"La suba de ayer la provocó una mano que quería comprar dos gambas (u$s 200.000). Primero ofreció $ 13,20, pero como nadie le respondía subió la apuesta a $ 13,40. Como tampoco tuvo resultado, ofreció $ 13,60, pero no había vendedores, así que a las tres y media ya habían desaparecido todos de la rueda, cuando siempre dura hasta las cuatro y media. Por lo tanto, el mercado subió con nada, por pura especulación, sólo una veintena de compras de a puchitos de u$s 20.000, u$s 30.000 y u$s 40.000. Es que, al no haber bancos, es difícil donde meter tanto físico (billetes) en pesos", detallan en la City.
Hasta allanan un maxikiosco
Norberto Ponte alquila desde hace 14 años el maxikiosko con sandwichería Serapio, en Sarmiento, entre 25 de Mayo y Reconquista. Anteayer al mediodía, mientras una veintena de clientes estaba en su local, sufrió uno de los 71 allanamientos que hizo la AFIP por un edicto judicial donde decía que en ese domicilio estaba Transcambio. "Me cerraron tres horas el local y me trataron como si fuese un delincuente. Me dijeron que venían a allanar el local, que baje la cortina y que saque a la gente afuera, así que perdí el día de ventas y tuve que tirar mucha mercadería, después de haber estado cuatro días sin luz. Por la prepotencia con que actuó el policía, dos clientes pensaron que se trataba de un robo, y fueron corriendo hacia la comisaría", dice Ponte.
"Luego, el policía que comandaba el operativo me pregunta, de muy mal modo, dónde estaban las computadoras y los archivos, así que le enseñé el freezer, que es el único archivo que tengo. Después quiso ver la mesa de operaciones, así que lo llevé a la cocina donde se preparan los sandwiches de jamón y queso. Si esto sería una pantalla, pondría a los sandwiches caros y no tendría el local lleno de gente. Me hicieron quedar muy mal con la clientela y perder mi prestigio. Tengo una armargura tal que me dan ganas de cerrar todo", se resigna Ponte.