Por Invecq Consultora Económica.
Resumen Semanal
Este lunes, el Ministerio de Industria, Comercio Exterior y Servicios de Brasil publicó el Intercambio Comercial bilateral entre Argentina y el país carioca correspondiente al mes de junio. En él, puede apreciarse un déficit comercial argentino de US$725 millones, es decir que respecto a igual mes del año pasado se obtuvo un incremento de 67,4%. En consiguiente, la variación acumulada de los primeros seis meses del año presenta un saldo negativo para Argentina de US$3.710 millones, lo cual representa el mayor déficit comercial bilateral registrado en la historia durante dicho periodo. De tal manera, dicha cifra presentó una variación interanual de 67 puntos porcentuales, la cual se explica principalmente por el incremento de la demanda argentina de automóviles brasileros sumada a la situación político-económica que atraviesa el país vecino que impacta negativamente en las exportaciones argentinas. Sin embargo, con los recientes números de inflación de Brasil se registró por primera vez desde hace 11 años una variación de precios mensual negativa. Este hecho impulsará seguramente al Banco Central a reducir la tasa Selic con mayor fuerza, impulsando la tímida reactivación económica que comenzó con la llegada de 2017.
Analizando el nivel de actividad, correlacionado a lo mencionado anteriormente, según la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (ACARA) los patentamientos de automóviles durante el mes de junio presentaron un incremento interanual de 42,2%. A su vez, respecto al acumulado anual, tan solo el 33% del total son de origen nacional. Por su parte, la Asociación de Fabricas de Automotores (ADEFA) calculó que la producción nacional de automóviles de junio logró un incremento interanual de 9,2%, aunque en el acumulado anual se registró una baja interanual de 2,1%. Otro indicador del nivel de actividad fue el consumo récord de asfalto vial. Durante junio, se contabilizó un total de 50.778 toneladas, es decir, un crecimiento de 83% respecto al sexto mes de 2016. En consiguiente, a lo largo del primer semestre el consumo de asfalto vial cerró en 275.044 toneladas, lo cual representa el segundo mejor dato de la historia para el periodo enero-junio. El principal motivo de dicho logro deriva de la intensiva obra pública realizada por el Gobierno, la cual ha sido utilizada como herramienta para incrementar el nivel de actividad y empleo.
Por otro lado, respecto al nivel inflacionario, esta semana se conoció la inflación de junio de Mendoza y la calculada por el Instituto de Estadística de los Trabajadores (IET). Respecto al primero, la provincia registró un alza de 0,8% respecto a mayo, es decir una desaceleración de igual magnitud respecto al 1,6% observado en mayo. Por lo tanto, el primer semestre acumula una suba de precios de 12,5%, mientras que la inflación anual alcanza el 20,7%. A su vez, según IET, la variación en el nivel de precios de junio ha sido de 1,3 puntos porcentuales, por lo que acumula un alza interanual de 23,4%.
Respecto a la política monetaria, esta semana el Banco Central decidió incrementar los retornos de las Letras en el mercado secundario. Por ende, la Lebac a más corto plazo alcanzó un rendimiento de 26%, es decir 0,2% de aumento semanal y 0,5% por encima del valor de su licitación (19 de junio). Pese a los valores récord observados en la cotización del dólar, el driver que impulsó a Sturzenegger a incrementar la tasa de Lebacs fue que las expectativas inflacionarias para 2017 y 2018 aún se encuentran por encima del las metas establecidas por la entidad para dichos periodos, según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM).
Dólar: Otro brote verde
Esta semana, y como es habitual cada tanto en Argentina, el tema que ocupó todas las planas del debate económico fue el dólar. La moneda experimentó su propio “brote verde”, y luego de 6 meses de cotizar en torno a los 16 pesos tuvo un rally alcista de 15 ruedas en las que acumuló una suba de casi 8%, tras pasar de $16,15 a mediados de junio a $17,38 en el mercado minorista.
¿Qué factores están impactando en el mercado cambiario?
El dólar es una variable tradicionalmente sensible a los períodos electorales, por lo que podremos tener alta volatilidad durante los meses que hay por delante. De hecho, una parte importante de la suba que se ha visto en estos días responde probablemente al cierre de listas, la oficialización de los candidatos y las primeras publicaciones de encuestas. Algunas de ellas indican que el Kirchnerismo aún se mantiene fuerte en un distrito clave como es la Provincia de Buenos Aires. La idea de una derrota de Cambiemos en mano de Cristina Kirchner en el principal distrito de poder del país, lleva a muchos a pensar que los cambios económicos introducidos desde el año pasado no puedan mantenerse. Esto provoca incertidumbre y refugio en divisas.
Lo importante a tener en cuenta es que estos movimientos del tipo de cambio son posibles dado el nuevo régimen cambiario que tiene Argentina desde la salida del cepo en diciembre de 2015. Bajo el nuevo mecanismo de flotación administrada, la cotización del dólar es fijada libremente (entre ciertos límites o bandas no especificadas por el BCRA explícitamente) por el juego de oferta y demanda.
Este comportamiento que mostró el mercado cambiario por estos días, ya ha tenido lugar en tres oportunidades anteriormente como consecuencia de elementos externos. Durante el año pasado el tipo de cambio aumentó de manera acelerada en oportunidad del Brexit y de la victoria de Trump. En aquellas ocasiones, el dólar aumentó un 8% y un 4% respectivamente en pocos días para luego estabilizarse. Más recientemente, cuando tuvo ocasión un nuevo episodio de la crisis política de Brasil, la cotización local del dólar volvió a reaccionar, aumentando un 3%.
En esta ocasión, si bien el movimiento de la divisa responde a un factor interno, la fluctuación en la cotización es posible debido al esquema de flotación cambiaria. Bajo un esquema de administración pura como el que existía en tiempos del cepo cambiario, la cotización no hubiera experimentado cambios (o lo hubiera hecho en una magnitud menor) y, en contrapartida, lo que hubiera cambiado es el nivel de reservas internacionales en poder del Banco Central. La autoridad monetaria debería haber intervenido, satisfaciendo la mayor demanda con sus propias reservas para evitar que el excedo de demanda haga subir el precio.
Es decir que, en este esquema cambiario, la economía y los agentes económicos deberán acostumbrarse a observar una mayor volatilidad en la cotización. Es esperable que en las próximas ruedas, y llamada por una cotización más alta, aparezca la oferta, haciendo retroceder en parte la suba de estos días.
¿Qué puede esperarse en el mediano plazo?
Más allá de cuál sea la naturaleza de los factores puntuales que estén generando el alza de la cotización, no hay que perder de vista que en el mediano plazo son factores económicos los que determinan el movimiento de estas variables.
Si el aumento reciente fue posible es porque más allá de la coyuntura electoral había una percepción generalizada de que el dólar estaba atrasado. Antes de que comenzara el rally alcista, la cotización se encontraba en $16,15, un nivel similar al que cerró el año 2016. Es decir que, durante la primera mitad del 2017, mientras el promedio de los precios acumulaba una suba aproximada del 12%, el precio del dólar se había mantenido sin variación. De hecho, tomando todo el período comprendido desde el comienzo del año 2016 e incluyendo la suba reciente, el dólar pasó de estar cercano a los 14 pesos a cotizar $17,38, acumulando una suba del 25% mientras que la inflación acumulada en el mismo período fue superior al 50%.
El exceso de dólares como consecuencia de la financiación del déficit fiscal mediante la colocación de deuda externa, es el principal factor que pesó en este período sobre la cotización de la divisa. Esto, sumado a factores estacionales, como es la liquidación fuerte de la cosecha en los meses de abril, mayo y junio, son los fundamentals que están detrás del comportamiento de mediano plazo del dólar.
En este contexto, mantenemos nuestra estimación de un dólar no muy lejos de los $18 para fin de año. Probablemente la volatilidad aumente en los meses que quedan por delante, pero un cambio de tendencia permanente es esperable solo en un escenario de adversidad electoral para el oficialismo. En este caso la incertidumbre sobre la continuación del programa económico sería preponderante y provocaría un cambio en la composición de carteras que impulsaría la cotización de la moneda estadounidense.
De lo contrario, bajo el escenario base de que el gobierno mantenga y consolide su legitimidad en las elecciones legislativas (ver: Economía y política: de cara a las elecciones), el comportamiento del dólar continuará una senda de mayor estabilidad (dentro de un esquema de flotación), acompañando algo rezagado la evolución de los precios y dando como resultado un tipo de cambio real multilateral estable en tono a 1,15.