El dólar se amesetó. Las dos últimas ruedas cerró en baja contra el peso. Más por razones externas que como resultado de los esfuerzos oficiales por asegurar que seguirán la escasez monetaria, las altas tasas de interés y una inminente lluvia de dólares del campo y del FMI. Ocurre que desde el viernes creció con fuerza la expectativa por un acuerdo entre Beijing y Washington, probablemente esta semana, para resolver las diferencias comerciales entre China y EE.UU., incluyendo la predisposición de los orientales para realizar cambios estructurales tendientes a evitar el áspero tema de la propiedad intelectual, según confirmó el director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, Larry Kudlow. Y esto disipa los temores de una recesión a nivel global.
Esta vez podría ser algo más que una posibilidad, a juzgar por la reacción de los mercados: 1) subieron fuerte las bolsas asiáticas, tendencia que continuó primero en Europa y más tarde en Wall Street, aunque algo más moderadamente ayer; 2) bajó a casi cero el diferencial de precios entre la soja brasileña y la estadounidense; que se había exacerbado durante la crisis Trump/Xi Jinping, y 3) se revirtió la curva de rendimientos entre los Treasuries de 10 años (2,47%) y las Notas de 3 meses (2,35%), que presagiaba una recesión a corto plazo.
El mundo se puso rápidamente en modo “risk-on” y los capitales financieros salieron a la caza de oportunidades en mercados emergentes. Primero se fortalecieron las monedas de México, Brasil, Sudáfrica, Turquía y Argentina. Le siguieron los ETF que replican la marcha de las acciones de esos mercados, los títulos soberanos y la consiguiente descompresión en los índices de riesgo país y los seguros contra default. Como si este mejor clima internacional y la mayor predisposición global para tomar riesgo hubiera eclipsado los avatares políticos en México, Brasil, Turquía o de la Argentina, a meses de las elecciones presidenciales.
La tregua cambiaria en Buenos Aires y el dólar calmo por debajo de los $43, muy probablemente se deba más a esa tendencia general que beneficia a las monedas emergentes, que al esperado y reiteradamente promocionado aumento en la liquidación de divisas de los exportadores de cereales y oleaginosas a partir de este mes. O de la venta de los dólares que el FMI autorizó al Tesoro de u$s60 millones diarios en subastas transparentes, preanunciadas, demasiado predecibles para resultar eficaces. Según fuentes del sector y corredores de cambio, el viernes la exportación liquidó u$s142 millones, más que duplicando el monto promedio diario de marzo. El lunes, las mismas fuentes daban cuenta de otros u$s100 millones vendidos. Sin duda, este incremento contribuye a reforzar la oferta. Aunque el interrogante sigue abierto respecto de lo que sucederá con la demanda.
Las medidas del BCRA, que garantizó condiciones de liquidez compatibles con una tasa de interés piso de 62,5% anual durante todo abril, provocaron un alza de los rendimientos que los bancos ofrecen a sus clientes para depósitos a plazo fijo, a niveles de entre 45% y 48%. Un intento por demorar las eventuales decisiones de dolarización de carteras, a medida que avanza el calendario electoral. En las próximas semanas se verá si los casi u$s2.000 millones que ingresarán este mes por la exportación de poroto, harina, aceite de soja y lo que queda de maíz, junto a la venta de los dólares del FMI serán suficientes para equilibrar el mercado cambiario. Por ahora, el gran driver de esta recuperación del peso y los activos argentinos en el inicio de abril, es principalmente el contexto mundial. La Argentina, que en un momento pareció desacoplada de lo bueno que sucedía en los mercados emergentes, esta vez se está viendo beneficiada como integrante de ese lote. Y los rendimientos de entre 13 y 15% anual que prometen sus bonos vuelven a seducir. Mejor clima global y mundo en risk-on prevalecen sobre las malas noticias económicas. Habrá que ver si la tendencia se mantiene. Y, en tal caso, a qué ritmo y por cuánto tiempo.
Fuente: https://www.ambito.com/dolar-calmo-el-clima-exterior-n5024238