Economistas y empresarios coinciden en que con el actual tipo de cambio, los activos argentinos están siendo observados por capitales extranjeros y locales. Pero la tasa de interés y el tiempo que dure la recesión siguen siendo un freno.
La devaluación que se dio en episodios en los últimos tres o cuatro meses, puso al tipo de cambio en un lugar central de debate. Hay diferencias sobre cuál es el nivel de estabilización y la franja aceptable, pero a la vez desde casi todos los sectores hay coincidencia en que la divisa norteamericana es hoy competitiva para las empresas. En este escenario, empezó a generarse un incipiente fenómeno natural en contextos de este estilo. Con una Argentina con activos baratos en moneda extranjera, capitales foráneos miran con interés a empresas y acciones. En paralelo, este mismo fenómeno, que podría facilitar la inversión en bienes de capital, reviste miradas más encontradas que se debaten entre los que creen que la recesión aún frena los desembolsos, y lo que es más importante aún: el nivel de tasas y el acceso al crédito sigue siendo un escollo para financiar compras de equipos y maquinarias.
Federico Furiase, del estudio Eco Go, explica que «hay dos efectos, la suba del dólar y la baja de precio de los activos financieros y empresas en dólares, y esto último empieza a ser una oportunidad de compra». El economista aclara, sin embargo, que existe también «un factor complicado que sigue siendo la tasa de descuento, que está muy alta por el elevado riesgo país y la expectativa de devaluación. Ahora, en términos de ampliación de la capacidad productiva de una empresa o hundir capital, lo veo difícil porque se va a esperar a ver cuándo empieza a generarse una recuperación de la economía, y hoy estamos en un contexto donde por el producto del alto costo financiero, es un problema hundir capital más allá del precio de los activos en dólares más baratos. Los inversores van a esperar a que se recupere la Argentina». Para Furiase, con un costo financiero muy alto se genera «ruido en la inversión», en la relación del precio de una empresa y el costo de reposición del capital.
La consultora Orlando Ferreres & Asociados es una de las pocas que tiene un indicador para medir compras y adquisiciones de compañías. Si bien allí admiten que hay movimientos en este sentido, aclaran que todavía es muy incipiente. «Están pasando dos cosas: por un lado, es cierto que algunos activos se ponen más baratos y que las empresas que están más apretadas financieramente están más obligadas a vender. Es un buen momento para comprar si tenes dólares, cash, podés negociar bastante más que en otras situaciones», destaca el economista jefe de la consultora, Fausto Spotorno. En relación a lo que ocurre con la inversión productiva, el especialista considera que «allí habrá que ver el nivel de endeudamiento de cada empresa, con estas tasas en pesos, el problema es ése. Bienes de capital locales sí se ponen más atractivos, pero la dificultad acá sigue siendo el financiamiento. Por ahora, no vemos capitales extranjeros interesados en activos locales, pero sí desde otras empresas argentinas. Los extranjeros llegan más interesados en colocar deuda que en comprar activos. Hoy la variable clave es la tasa de interés», remarca.
Esteban Domecq, director de Invecq consultores, suma un dato extra para el análisis: el contexto político y las posibilidades o no de Cambiemos de consolidar un segundo mandato en las elecciones del 2019.
«A este tipo de cambio, la Argentina es una oportunidad, los activos están más baratos que un año atrás. Ahora bien, desde el punto de vista del fundamento político, hay una barrera muy grande, que es la elección del año que viene. Yo no veo que se despeje el escenario de inversiones, por más que haya precios bajos hoy, hasta que no se sepa si hay o no continuidad política de Cambiemos», afirma. El economista descree que Argentina -como se ilusionan los más optimistas- pueda recibir en estos meses un boom de inversiones. «Para que haya inversiones se necesitan muchas cosas, como una marco estable, certidumbre y una demanda que se esté ampliando. El Gobierno ha estado haciendo cosas más promercado, pero cuando uno se pone a ver la política económica, de los cuatro años de Gobierno, en tres vas a tener de caída en el PBI», dice.
Según Domecq, hay que mirar, además, los niveles de inflación. «Los problemas macro son el principal freno de las inversiones. El 2018 fue bisagra, entramos en una recesión muy rápido y con mal manejo de la crisis cambiaria. No hay certidumbre de hacia dónde va este modelo político. Lo único que juega a favor es el ajuste que se hizo en materia cambiaria», señala.
Una lectura similar tiene Guillermo Nielsen, ex secretario de Finanzas, quien explica que «la recesión es muy fuerte y en un momento de gran polvareda no son tiempos para decisiones importantes como la compra de una empresa, a no ser que sea una empresa que se venía observando positivamente hace rato. El contexto económico es paralizante. Las decisiones importantes se podrán tomar, si todo se estabiliza, a partir de marzo del año próximo», insiste.
Daniel Marx, economista, consultor y ex secretario de Finanzas, considera a su turno que «hay preguntas por activos, pero la mayoría todavía no se anima. Muchos de los que hacen preguntas son los que han absorbido o no han terminado de absorber pérdidas importantes. Pero es cierto que han aparecido inquietudes para definir alguna estrategia. El escenario político es uno de los temas, no es el único, pero eso no significa que todo se postergue para después de las elecciones», sostiene. Y completa su análisis: «La duda es, en mayor o menor medida, dónde puede terminar este programa de estabilización. Todo se relaciona entre sí. Es cierto que los empresarios locales tienen reducción de costos en alguna parte, lo que les permite competir mejor. Pero en bienes de capital, la decisión tiene un peso importante, el financiamiento, y ahí la Argentina tiene un problema. Naturalmente, va a haber inercia inflacionaria de acá a diciembre, por lo cual habrá que ver cuál es el tipo de cambio», dice.
Por su parte, Gabriel Zelpo, de la consultora Elypsis, considera que «hubo un sobrecastigo» a los activos argentinos y que en el mediano plazo se debería de observar una paulatina mejora. «Si bien es cierto que existen riesgos, mientras que el frente político se encuentre contenido con un candidato antimercado con bajas posibilidades de acceder al poder y el sector externo no nos depare grandes sorpresas, habrá espacio para la recuperación», evalúa. Zelpo, quien pertenece a una de las consultores que mide inflación con mayor certeza, asegura además que «las acciones están demorando su recuperación por la necesaria súper tasa, pero una vez que se haya despejado el riesgo cambiario y calmado la inflación, pueden observar recuperaciones más agresivas que considero que será muy positivo para que vuelva un ciclo de inversiones como el que tuvimos en el 2017».
«Obviamente, cuando te baja el valor de la empresa medido en dólares es atractivo no solo para extranjeros sino inversores locales. Pero el momento en el que vos decidas entrar va a depender del momento en el cual se está desarrollando esa empresa y la perspectiva de ganancia que tiene. Hoy en día las empresas argentinas están baratas, pero estamos en un proceso recesivo que vislumbra que les va a costar a estas empresas generar ganancias, que es lo que busca el inversionista», opina Christian Buteler, economista y analista financiero. Y agrega: «En cuanto a los bienes de capital, invierten cuando es barato. Si es una oportunidad o no, quizás la puedo llegar a ver un poco más barato. El mercado americano se encuentra en máximos y en algún momento van a hacer toma de ganancias y eso te puede pegar a vos. Quizás hay acciones que en un mes están más baratas», arriesga.
Leandro Mora Alfonsín, economista de la UBA, pone el foco en la necesidad de estabilizar un conjunto de variables para que ése sea el terreno de la recuperación y la oportunidad. «Si bien la fuerte corrección cambiaria de este año puede hacer atractivos los precios de inversiones locales y alentar un aumento de fusiones y adquisiciones -dice-, apalancado también en un marco regulatorio más propicio para ello que años atrás, para poder pensar en cierto vigor de este tipo de inversiones es importante que la Argentina muestre señales sostenibles de estabilización».
En este sentido, considera que es clave que a la evolución del dólar hacia el piso de la banda lo acompañe una consistente baja del riesgo país. «Esto daría a los inversores la certeza de mayor estabilidad y no la sensación de que el dólar tendrá un efecto trampolín cuando sea percibido como «barato», explica. Más allá de este punto, para la recepción de inversiones de largo plazo, la Argentina deberá mostrar indicios de menor fragilidad estructural y un horizonte de recuperación de los fundamentos de la economía real. Aún es muy pronto para que estos dos elementos muestren mejoras, pero ambos son fundamentales para que la atracción de capitales sea con fundamentos reales y no solamente traccionados por la ganancia de corto plazo que da una elevadisíma tasa de interés con esteroides».
Por último, Amílcar Collante, del Centro de Estudios Económicos del Sur (Cesur), afirma que el precio barato de los activos argentinos es «de la coyuntura y es en parte explicado por la prima de riesgo argentino. Para valuar un activo, estamos mirando el flujo futuro de fondos que me va a brindar esa empresa por un tiempo (por ejemplo, diez años). Hoy la tasa de interés a la que se descuenta ese flujo es elevada (riesgo país es alto), ergo, los valores actuales lo reflejan. Y por otro lado, la economía está en recesión y no sabemos qué probabilidad hay de salir de esta situación en el corto plazo. Por ello, los mercados por el momento no observan una salida clara. Sino anticiparían la decisión de inversión», opina. En lo que tiene que ver con los casos particulares, Collante concluye que «a la hora de invertir, debemos diversificar y ahí podemos encontrar mayores oportunidades. La macro nos muestra el promedio de la economía. Sin embargo, el comportamiento sectorial es muy heterogéneo. Yendo al punto de si es momento de inversión en capital creo que en el sector energético es una gran oportunidad. Allí es necesario mucho capital y tiene potencial. También hay oportunidades en empresas que exporten la mayor parte de la producción», cierra.
La visión de los CEOs: esperar hasta que aclare
Daniel Funes de Rioja, titular de la Cámara alimenticia Copal, explica que «en el caso de la industria de la alimentación, las empresas han venido comprando bienes de capital. Pero el punto es cómo volver a encontrar financiamiento, porque hubo un cierre de líneas de crédito, y por eso estamos conversando con el Gobierno ese tema. Hay muchos mexicanos fuertes buscando inversores, están preocupados por diversificar mercados o ciertas incertidumbres respecto al efecto que pueden tener las medidas de López Obrador», cuenta.
Por su parte, con una visión general más crítica de las políticas económicas que aplica el Gobierno, Teddy Karagozian, propietario de la textil TN & Platex, afirma que «hoy las empresas no valen nada y los extranjeros ya saben que somos el país con mayores impuestos, leyes laborales más complejas, mayores tasas de interés y un gobierno pseudo liberal que solo hizo ajustar al sector privado y no al público. Por eso no valen nada las empresas para nosotros ni para los extranjeros que tienen alternativas de inversión mucho mejor en otros países. Mientras no haya consumo no habrá inversiones, salvo las de mínimo para mantener algún proceso o eliminar personal o mejorar algo consumo de energía», dice.
Para José Urtubey, de la UIA, «con la devaluación y el contexto económico en el que se asientan, los activos locales están baratos. Un ejemplo, si las industrias están con un 40% de capacidad ociosa, hoy conviene más comprar un activo devaluado que invertir en lo que ya hay. Naturalmente hay que considerar que la recesión influye en las decisiones de inversión, con un problema: no se sabe cuál es el fin de la caída de la economía».