Ayer volvió a subir el blue, pero también lo hicieron los dólares financieros. En este caso, la brecha con el mayorista está cerca del 70%. El Gobierno apela al éxito de las licitaciones del Tesoro para calmar expectativas
El fin del veranito cambiario que comenzó a percibirse desde la semana pasada, en un contexto de alta incertidumbre sanitaria y económica, volvió a encender las alarmas y le marcó al Gobierno nuevamente una señal de alerta. El Banco Central (BCRA) ha demostrado en los últimos meses el gran poder de fuego que tiene para intervenir en el mercado y controlar la disparada de los dólares financieros, pero en los últimos días los dejó correr, y la brecha con el dólar oficial mayorista volvió a ubicarse cerca del 70%. Y llegó al 74% la diferencia con el blue, que subió $ 24 en veinte días (ayer cerró en $162).
De esta manera, reaparecen los riesgos que para la economía tiene un aumento de la diferencia entre la cotización oficial y las paralelas, en un escenario de altísima complejidad frente a la segunda ola del coronavirus que puso en jaque el plan económico del ministro de Economía, Martín Guzmán. La inercia inflacionaria que el país ya sufre desde fines del año pasado sumada a las mayores restricciones y la sospecha de que aumentará el déficit fiscal -por la necesidad de otorgar más ayudas- y, por ende, la emisión monetaria, generan mucha incertidumbre.
El dólar blue cerró ayer en $162 y la brecha con el mayorista (que trepó a $93,42) se ubicó en 74%, mientras que los dólares MEP y contado con liquidación aumentaron 0,4% y se ubicaron en $152,6 y $155,6, respectivamente. En este caso, la brecha ronda el 66 por ciento.
“Es una señal de alerta, es un termómetro. Cuando sube la brecha cambiaria, aumenta la expectativa de devaluación; el campo puede liquidar menos. Y eso hace que el BCRA no pueda comprar dólares, y eso lo que hace en última instancia es agregar presión inflacionaria. El gobierno debe actuar rápidamente para tratar de dar certidumbre porque una vez que empieza a despertarse, no sabés dónde puede terminar”, sostuvo el economista de EcoGo, Federico Furiase, ante la consulta de Infobae.
Consultadas fuentes del BCRA, remarcaron que por ahora mantienen la calma y “se buscará que el Tesoro capte el exceso de pesos a través de las licitaciones que viene realizando regularmente”. La última, en la visión oficial, tuvo muy buen resultado, aunque Economía debió convalidar una suba de la tasa, y lo mismo intentarán con las que vienen. “Las dudas por la segunda ola generan presión; es clave la licitación del Tesoro para calmar expectativas. Que se entienda que el Tesoro pueda financiar al menos una parte de la política fiscal en el mercado”, dijo una fuente del organismo.
“A mayor brecha, menor incentivo a liquidar”, resumió el economista Lorenzo Sigaut Gravina. Aunque remarcó que “hoy los precios internacionales están muy altos y hay rumores de suba de retenciones, el productor recibe pesos y recibe 30% menos y al oficial”. “Y por el lado de las compras al exterior, si se percibe que el dólar se atrasa, y se puede demandar más importaciones, se hacen ahora. La brecha alta es muy negativa para el comercio exterior”, agregó el analista.
El equipo económico blanqueó claramente que dejaría correr el tipo de cambio oficial a un menor ritmo del que venía llevando y que apostaba a que esa estrategia se traduzca, en algunos meses, en una desaceleración de la inflación. Por ahora eso no está ocurriendo, y el dólar lleva ya dos meses de atraso. En marzo, la inflación fue del 4,8% y el peso se depreció 2%, mientras que en abril la devaluación rondará el 1,6%, frente a un nivel de precios que subirán, según las proyecciones del mercado, 3,5% como mínimo.
Matías Rajnerman, de Ecolatina, coincidió en que “el principal riesgo de una brecha más alta es que alimenta las expectativas de devaluación, lo que hace subir las importaciones y ralentizar las exportaciones”. “Todavía no estamos en ese escenario, pero ese es el principal riesgo. Y todo eso deja menos divisas en el oficial, por lo que se hace cada vez más difícil sostenerlo, que es lo que pasó el año pasado entre agosto y noviembre”, recordó el economista.
Por su parte, desde la consultora Macroview, Facundo Martínez precisó que “entre febrero y marzo hubo alguna oferta privada puntual que le permitió al BCRA bajar su intervención, pero hoy el organismo vuelve a ser el estabilizador imprescindible vendiendo dólares. El Banco Central debería defender la parada o intentarlo, al menos, para que de manera prematura no se rompa este equilibrio artificial”. “Si no puede o no quiere, y se le escapa como en 2020 la brecha, habrá una nueva presión sobre los precios en un contexto inflacionario muy inflamado”, aseveró el economista.
En tanto, Gabriel Rubinstein, de la consultora que lleva su nombre, consideró “lógico” que la brecha empiece a subir cuando las perspectivas indican mayores restricciones de circulación por el Covid, más gente sin poder trabajar, mayor ayuda estatal, menos recaudación, y más déficit y emisión monetaria. “El contado con liquidación, el MEP y el blue toman como referencia el aumento de la expansión monetaria, por lo que es natural que en este contexto suba la brecha. El peligro más grande de eso es que torna más insostenible la política cambiaria. Crea presión sobre el oficial para que se devalúe más y también para subfacturación exportaciones y sobrefacturar importaciones”, precisó.
Además, recordó que “el FMI considera que las brechas superiores al 30% son complicadas”, por lo que si la situación cambiaria vuelve a dificultarse, será más complejo aún un acuerdo con el organismo, que de todos modos camina a paso lento.