El principal impacto, sostienen especialistas, es que tiende a ayudar a calmar el frente cambiario. Además, estiman en torno a USD 3.000 millones el aumento en la recaudación. En materia de actividad ven un efecto más reducido
La soja superó los 600 dólares por tonelada y tendrá un impacto positivo en las cuentas públicas y en las reservas del Banco Central, según los analistas consultados por Infobae. Un mayor ingreso fiscal por retenciones a las exportaciones le ayudará al Gobierno a transitar este año hacia una meta de reducción del déficit que podría ser entonces más acelerada que lo presupuestado y le permitirá conseguir un colchón de divisas para evitar, al menos, presiones sobre el mercado cambiario y la brecha.
Esta mañana el contrato de soja a julio subía casi 15 dólares y cotizaba a USD 609,93 por tonelada en el mercado de Chicago, un día después de que el contrato a mayo superara por primera vez en 9 años los 600 dólares. Los futuros de soja alcanzaban su nivel más alto desde septiembre de 2012, y también se registran fuertes subas en los derivados de la oleaginosa, que forman parte de las exportaciones argentinas. En Chicago la posición julio 2021 del aceite subía casi 50 dólares y cotizaba a USD 1.477,08 la tonelada y la harina del mismo vencimiento de contrato tenía un valor de USD 498,90 la tonelada.
Considerando el peso del complejo oleaginoso en panorama exportador argentino, la escalada de los precios internacionales representará para los economistas una ayuda para el Gobierno en un contexto de restricciones fiscales y de reservas internacionales.
Para Ricardo Delgado, director de Analytica, una noticia como la de la suba de la soja por encima de los 600 dólares “siempre es relevante para una economía con escasez de divisas y problemas de recaudación. En términos de impacto sobre las reservas el impacto es menor. En la recaudación se vio claramente porque subió 15% en términos reales. En el segundo trimestre probablemente también se pueda verificar” esta tendencia, analizó.
Respecto a las reservas del Banco Central, para Delgado la suba de la soja no va a reflejarse en un incremento notorio porque “el BCRA esta en un nivel de reservas en que cada dólar que entra ya tiene un destino prefijado. Estamos en un contexto además de que hay productores esperando liberaciones de importaciones para conseguir bienes para producir localmente e incluso puede ayudar para pagar eventualmente al Club de París, aunque asumimos que se va a postergar ese pago”, continuó.
En términos fiscales, la meta de 4,5% del Producto Bruto Interno que planteó Martín Guzmán en el Presupuesto podría terminar siendo incluso menor por los ingresos “extra” no contemplados en la proyección de gastos e ingresos. “En el primer trimestre el déficit primario fue 0,2% del PBI, el más bajo en seis años. Ahí ves la potencia que tiene este aumento recaudatorio”, comentó Delgado.
Para Gabriel Zelpo, economista de la consultora Seido, “es un efecto positivo tanto del lado del sector privado como del público. Ambos lo necesitaban; el privado por el mayor ingreso que tendrán y que podrá dinamizar pueblos sojeros del interior y en alguna medida la construcción que ha sido reserva de valor. Por el sector público, estaba muy necesitado de aumentar la recaudación ya que no tiene casi reservas ni financiamiento internacional”, explicó ante Infobae.
Esta tendencia de precios internacionales favorables para la Argentina “va a durar mientras se mantengan los programas de estímulos de las principales potencias. Hoy se espera que duren algunos años, así que algo de aire va a tener” el Gobierno, consideró Zelpo.
El economista Fernando Marull, de FMyA, sostiene que el impacto positivo del pico de la soja va a ser sensible. El especialista se focaliza sobre la suba del precio en lo poco que va de mayo, para graficar qué tan importantes son unos pocos dólares en la cotización del cultivo -y del fenómeno parecido que experimentan otras materias primas para la economía local.
“Sólo con lo que subió en mayo, de mantenerse estable, el aumento del precio internacional implicaría que las exportaciones crecen en USD 1.400 millones. Con los precios promedio de abril yo estimaba que podían llegar a USD 28.800 millones en todo el año, ahora USD 32.200 millones”, explicó Marull. “Desde el punto de vista de la recaudación sólo los últimos USD 40 dólares que subió en estas dos semanas te aumentan USD 250 millones las previsiones de recaudación por retenciones a las exportaciones. Es el 0,01% del PIB y puede empujar a la recaudación por derechos de exportación a crecer este año USD 3.600 millones. Parece poco, pero es una enormidad para sólo dos semanas de suba del precio”, comentó.
Por su parte, Guido Lorenzo (LCG), opinó que “siempre es positivo”, una suba de los commodities. “Va a dejar un excedente para aliviar la parte en dólares de la economía, en una economía considerada bimonetaria. Con esto podrías aliviar un poco las restricciones a las importaciones y los policy makers incluso se pueden ilusionar con un mayor margen fiscal para dar un mayor asistencialismo en momentos de restricciones”, por la pandemia.
De todas formas, el economista consideró que esto no implicará “un boom de exportaciones”. “Hace diez años con este PBI la Argentina exportaba USD 30.000 millones de manufacturas de origen industrial, ahora son USD 13.000 millones. No hay precio de soja que compense esa caída. Hay que ver todo el conglomerado exportador, no solo el primario o manufacturas de origen agropecuario”, continuó.
Según los cálculos de Andrés Borenstein (Econviews), entre las retenciones de soja, maíz y trigo el año pasado el Estado recaudó USD 6000 millones y van a ser más de USD 9000 millones este año. “Con lo cual tenés unos USD 3000 millones más de ingresos fiscales, un 0,7 ó 0,8 más del PBI”, estimó.
“Esto claramente ayuda. Da una mano en lo fiscal y una mano en lo externo. Mi número es que el complejo oleaginoso terminará exportando USD 37.000 millones, cuando el año pasado lo hizo por USD 24.500 millones, unos USD 13.000 millones más por ese lado. Hay que ver cuánto se liquida de ese total, pero estimamos que van a ser unos USD 10.000 millones”, dijo.
“Es una ayuda importante, la calma cambiaria de estos meses en buena medida tiene que ver con la mayor liquidación y los precios internacionales y que después el BCRA compre dólares y use una parte para trabajar en la brecha. El problema es que no alcanza. Vas a tener que emitir un montón de pesos y no alcanza para generar la confianza que necesitás”, concluyó Borenstein.
Precisamente, el entorno macro en el que llega este beneficio es lo que genera dudas respecto a cuánto se va aprovechar la mejora del clima internacional.
“Ahí tenés uno de los límites del impacto que tiene que ver con que la suba de precios te llega en días en que la confianza es nula. Podría ir a inversión, muchísimo de esto, pero cabe preguntarse qué van a hacer los productores con esta mejora. En condiciones normales podría pesar mucho, pero la inversión esta en cerca del 13% del PIB y no hay señales de que vaya a crecer”, dijo Fausto Sportorno de OJF.
“El efecto global es bueno, aporta a la calma y demás. Pero no esperaría un gran impacto en la actividad más que el derrame a otros sectores, se me ocurre por ejemplo la industria automotriz, y no más allá de eso precisamente por la falta de confianza”, concluyó Spotorno.
“Es todo positivo. Entran más dólares, se recaudan más impuestos, no afecta mucho a los precios internos. Es un regalo del cielo que está recibiendo la macro y el Gobierno. El tema es que es prácticamente lo único bueno que tiene la macro de este año y además les permite patear cosas para más adelante. El año que viene que no está la soja ni los derechos especiales de giro del FMI va a estar complicado. Están pateando todo para 2022. Y el año que viene no alcanza con la soja a 600, necesitarían que siga subiendo al mismo ritmo”, comentó por último Francisco Gismondi, economista de Empiria.
Por último, para Camilo Tiscornia (C&T Asesores Económicos) “que el precio de lo que vendés suba es una buena noticia, pero en las condiciones actuales argentinas puede generar una complicación”, mencionó. “En el corto plazo entran más dólares y funciona como un incentivo para exportar más”, explicó. “En Argentina esos dólares que entran se tienen que liquidar en el mercado oficial y los compra el Banco Central, que tiene que emitir pesos para comprarlos”, continuó Tiscornia.
“Así, vuelca más pesos al mercado y eso en la Argentina de hoy puede ser complicado. También genera una mejor recaudación. Si el Estado aprovecha este viento de cola para mejorar el resultado fiscal, sería bueno porque el problema de hoy en día es que déficit fiscal es emisión monetaria. Cualquier cosa que te ayuda a reducir la emisión, es buena. Si usan esos ingresos para gastarlos, estás emitiendo más pesos, van a terminar dando vueltos en la economía. Puede ser hasta peligroso, algo que es muy bueno puede tener algunas consecuencias complejas”, cerró.