El tipo de cambio oficial sigue aumentando menos que la inflación, pero en las últimas semanas recuperó algo de competitividad. Los inversores vuelven a mirar al mercado latinoamericano, beneficiado por la suba de las materias primas.
Las monedas emergentes, especialmente las latinoamericanas, se vienen apreciando en las últimas semanas y le dan una mano al Banco Central argentino. El dólar oficial viene subiendo a un ritmo de casi 4% mensual, por debajo de la inflación registrada. Sin embargo, el contexto internacional permitió que el tipo de cambio recupere competitividad en las últimas jornadas y le dio algo más de margen de maniobra a titular del BCRA, Miguel Pesce.
Un informe publicado por Balanz para clientes enfatiza que las monedas emergentes recuperaron 1,3% en el último mes, ante un aumento en el flujo de inversiones. Sin embargo, el comportamiento fue muy heterogéneo. La lira turca, por ejemplo, se depreció 10,5% mientras que el zloti polaco se apreció 2,7%.
¿Qué pasó en América latina? La moneda que más se apreció fue el real brasileño. El dólar cayó 3,5% en el último mes, pasando de 5,13 a 4,75 reales. Esta caída del tipo de cambio en Brasil es clave para mejorar la competitividad argentina, al menos en el corto plazo. Otra moneda que también se apreció en relación al dólar fue el sol peruano, cerca del 3,6%.
La suba de tasas en toda América latina y en especial en Brasil generó un fuerte incremento en la entrada de capitales. El real brasileño se apreció desde 5,15 por dólar a 4,75 en apenas un mes. Esta evolución le da más aire al Central, que no precisa subir tan rápido el tipo de cambio oficial pese al incremento de la inflación
El índice de tipo de cambio real multilateral que elabora el Central había marcado a principios de mayo un mínimo de 95 puntos, lo que representó una caída de 20% de competitividad. Además, fue el valor más bajo desde 2018. Esto significa que el exportador tiene menos incentivo para liquidar a estos precios y, por el contrario, los importadores buscan comprar todo lo posible ante el abaratamiento del tipo de cambio oficial.
“A diferencia de las otras regiones, las monedas de América Latina exhibieron una apreciación coordinada. En su conjunto, las monedas de la región capturadas por el índice LACI de J.P. Morgan acumularon una apreciación de 2.7% en el último mes, superando el desempeño de las monedas emergentes”, agrega Balanz. El fuerte aumento de las materias primas genera un doble efecto: más ingreso de capitales a la región por la actividad exportadora, pero además un incremento del flujo de inversiones internacionales.
Casi todos los países latinoamericanos llevaron adelante importantes subas de la tasa de interés para amortiguar el impacto inflacionario de la suba en los precios de los alimentos. En Brasil, por ejemplo, la tasa Selic se ubicó en el 12,75%, el nivel más alto de los últimos cinco años. Este fuerte ajuste de rendimientos llevado adelante por el Banco Central provocó la llegada de capitales que buscan sacar diferencia con inversiones en moneda local. Esto provocó que el tipo de cambio cayera por debajo de los 5 reales.
El Banco Central comprometió en el acuerdo firmado con el FMI que evitará una apreciación del tipo de cambio real. En general, los gobiernos suelen retrasar el dólar para bajar la inflación y generar un “efecto riqueza”, sobre todo en tiempos electorales. Sin embargo, el año pasado el Central subió menos de 25% el tipo de cambio y sin embargo la inflación rozó el 51%. Por lo tanto, la estrategia de usar el valor de la divisa como ancla nominal tuvo mucho menos efecto que en el pasado.
Además, el compromiso con el Fondo también incluye un importante nivel de acumulación de reservas. En mayo el Central compró cerca de USD 1.000 millones en el mercado cambiario y tendría que comprar como mínimo un monto similar en junio para cumplir con el requisito comprometido para el segundo trimestre. Más complejo aún será seguir sumando dólares en el tercer trimestre, ya que baja sustancialmente el nivel de liquidaciones.
En los últimos meses fue incrementándose la suba del dólar oficial hasta rozar el 4%, en un intento por no perderle demasiada pisada a la inflación. Sin embargo, desde el kirchnerismo duro insisten en que hay que frenar la suba del tipo de cambio como uno de los mecanismos para evitar que la suba de precios internacionales se traslade al mercado local. Además, insisten con la idea de un aumento de las retenciones para “desacoplar” los altos precios de las materias primas de los niveles internos. Pero ambas sugerencias tienen escasa chance de ocurrir al menos en el corto plazo.