¿Volverá la calma cambiaria o seguirá el rebote del blue, el «contado con liqui» y el MEP? ¿Podrá el Banco Central controlar la brecha, que se amplió hasta 6 puntos en abril? ¿De qué factores depende?
Con subas de hasta $10 en los dólares no oficiales, abril puso en tela de juicio la pax cambiaria que se había extendido desde fines de 2020, hasta bien entrado el cuarto mes del año. Por eso, ahora la clave pasará por lo que pueda ocurrir en mayo: ¿volverá la calma cambiaria o seguirá el rebote del blue, el “contado con liqui” y el MEP? ¿Podrá el Banco Central controlar la brecha, que se amplió hasta 6 puntos en abril? ¿De qué factores depende?
El equipo económico comenzó el primer trimestre de 2021 con un desafío estacional en materia de tipo de cambio (caída de la demanda de dinero, bache entre la cosecha fina y gruesa), que logró superar de la mano de una conjunción de factores: “super rulo” (intervención en el mercado de bonos, con los dólares absorbidos en el MULC), restricciones a la demanda de divisas, cierta ortodoxia fiscal (menor financiamiento desde el BCRA al Tesoro en el primer bimestre) y también colaboró el flujo de ingresos que generó el pago del llamado impuesto a las grandes fortunas.
Estacionalmente, el segundo trimestre suele ser el período más tranquilo del año con respecto al dólar, debido al aumento del ritmo diario de liquidación de agrodólares. De hecho, en abril, el sector agroexportador liquidó más de u$s3.000 millones, cifra récord para este mes en los últimos 7 años, según CIARA-CEC. Así, el ingreso de divisas del agro llegó en el primer cuatrimestre a los u$s9.755.4 millones, casi el doble del monto liquidado entre enero y abril de 2020. Todo gracias a la escalada de los precios de los commodities, que alcanzaron el mes pasado niveles máximos en 8 años.
Sin embargo, al mismo tiempo, los dólares alternativos se despertaron, y en algunos casos, como el blue -en modo Bitcoin- con extrema volatilidad en las últimas semanas: pasó de $143 a $163, en apenas seis días, para luego retroceder de forma abrupta hasta los $150. El paralelo anotó así su primera suba mensual del año. A la par, no debe soslayarse lo que ocurrió con los dólares CCL y MEP, que treparon $10 en abril, ampliando la brecha hasta niveles de febrero pasado.
Entre las causas que explican este repentino rebote aparecen principalmente: un creciente – y anticipado – proceso de dolarización de los agentes económicos, acentuado a partir de un clima de marcada incertidumbre por la fuerte segunda ola de Covid-19 (abre interrogantes sobre objetivo de ortodoxia fiscal de Guzmán), juntos con ruidos políticos desatados en el interior de la coalición gobernante; la finalización del pago del impuesto a la riqueza, que terminó con uno de los factores que jugaba a favor de la pax cambiaria; blanqueo inmobiliario; mal dato de inflación de marzo; magras colocaciones de deuda en la primera parte de abril (luego el Tesoro se tomó revancha, a fuerza de mayor tasa y menor plazos en las letras ofrecidas al mercado).
Volvamos a la pregunta inicial: ¿Se trata de un movimiento transitorio o es el inicio de una tendencia? A continuación, la mirada de consultoras económicas y sociedades de bolsa:
Eco Go Consultores:
Finalmente, el mercado cambiario volvió a tomar temperatura en un contexto de incertidumbre macroeconómica frente a un Gobierno que intenta transitar el año electoral sin un acuerdo con el Fondo que ancle expectativas, frente al riesgo sanitario y el escaso nivel de reservas netas del BCRA.
Si bien vemos al BCRA con municiones para ponerle techo transitorio al dólar MEP/CCL vía la intervención en el mercado de bonos, usando parte del colchón de reservas netas construido en estos últimos dos meses (+u$s2.000 millones), vale remarcar que la fragilidad macroeconómica requiere, además, que Finanzas sostenga tasas atractivas en el tramo corto de duration para asegurar roll over y no tirar más de la cuerda de la emisión monetaria. Pero por, sobre todo, que el Gobierno logre cerrar finalmente un acuerdo con el Fondo que despeje incertidumbre y permita surfear el vencimiento con el Club de París sin entrar en default.
FMyA, Economía y Finanzas:
En mayo, esperamos una dinámica bastante similar a la de abril; con el agro liquidando, el BCRA comprando reservas y devaluando “poco”. Hasta que la inflación no baje de 3%, el BCRA no debiera alejarse del “crawling peg” de 1,7% mensual que mostró en abril. El vencimiento de la deuda al Club de París el 30 de mayo traerá ruido. El mercado “descuenta” que el Gobierno buscará “posponer” haciendo al menos algún pago parcial.
Proyectamos que el dólar oficial seguirá devaluando a un ritmo de 1,7%, menor que la inflación proyectada de 3,5%. Por ahora, asumimos que en mayo impactan luz y gas, naftas y obra social.
El dólar financiero CCL seguirá demandado por riesgo Covid-19 y el ruido con el pago al Club de París (30 de mayo), pero el Gobierno reforzará la intervención para evitar subas disruptivas (reservas para intervenir tiene).
Consultatio:
Entendemos que la preocupación derivada de la dinámica del dólar blue puede estar sobreestimada: hay explicaciones razonables que sugieren que puede tratarse de factores puntuales y transitorios (blanqueo inmobiliario y dolarización por temor a restricciones) e indicadores no tradicionales que traen algo de calma (búsquedas en Google relacionadas con el tipo de cambio).
Incluso si asumimos que la suba del blue no cede, el “contagio” al contado con liqui podría no ser tan dramático ni tan lineal como tenderíamos a pensar. Las experiencias de años electorales con cepo nos llevan a pensar que una ampliación en la brecha entre el informal y el contado con liqui podría tener lugar en los próximos meses, sobre todo teniendo en cuenta la mayor representatividad del blue versus experiencias previas y la estrategia del BCRA en el CCL.
Más allá de que haya actores que tiendan a arbitrarlo (con el famoso “puré”), ese gap creciente no sería una situación tan atípica. Además, la suba del contado con liqui en estas últimas semanas podría estar explicada por una menor intervención del BCRA en el mercado de bonos (estimamos que en abril vendió “solo” u$s100 millones vs. U$s150 millones en febrero y marzo, y u$s380 millones en enero). Creemos que esta situación debería revertirse si las presiones suben.
Mantenemos nuestra teoría que tanto desde el punto de vista cambiario (“poder de fuego” con reservas), como desde el monetario (crecimiento de los agregados), los riesgos de la brecha en los próximos meses son relativamente limitados.
Invertir en Bolsa (IEB):
Dado el flujo diario de dólares que el campo liquida, este desequilibrio era visto como un gran desafío para el tercer trimestre, cuando los agrodólares tienden a menguar, pero el despertador se podía activar en cualquier momento. A nuestro juicio, el mismo fue activado, entre otros motivos, por la sorpresa en el dato de inflación de marzo publicado el 14 de abril. El mismo fue de 4,8% cuando se esperaba un 3,9%. Hacia adelante, creemos que hay algunos aspectos que ya instalan un escenario desafiante. No obstante, el equipo económico y el gobierno en general tienen margen para sacar algún conejo de la galera, como fue el “super rulo” durante el primer trimestre del año.
Los aspectos desafiantes que quedan claros son que al BCRA le cuesta acumular reservas, como para tener munición gruesa cuando mengüen los dólares del campo. Más aún, esta discapacidad de acumular dólares en forma significativa prácticamente aniquila la probabilidad que Argentina salde el vencimiento con el Club de París, utilizando reservas. Lo cual acerca a la Argentina a un escenario de “default” con el Club de París.
Un «conejo» a sacar es que el equipo económico logre el aval político para poder presentar ante el Congreso un acuerdo con el FMI. De aprobarse dicho acuerdo, el vencimiento con el Club de París podría renegociarse y el clima de mercado sería más constructivo. A su vez, el nuevo blanqueo que recientemente ha implementado el gobierno no solo busca estimular a la construcción, sino que también intenta ayudar a la tranquilidad de los dólares alternativos.