El Gobierno no muestra un plan económico ni genera previsibilidad. Discutir el desdoblamiento cambiario u otro esquema es en vano. El dólar sube porque no hay vendedores, sólo compradores
A partir de hoy se conocerán las paridades de los nuevos bonos de la deuda y el mercado de dólares alternativos tendrá referencias. Se descuenta que el Banco Central va a intervenir en algún momento con los bonos que tiene en su poder para tratar de aplastar los precios del dólar contado con liquidación e incitar a la baja al resto de los dólares.
Los precios reales del dólar Bolsa o MEP y el contado con liquidación se conocerán al terminar la semana, cuando termine el parking de 5 días (inmovilización de los bonos antes de transformarlos en pesos o dólares).
En el Gobierno piensan en el dólar en términos de teoría económica, es decir de manera racional. Pero el problema no es técnico; el mercado no cree en el Gobierno y menos desde la apropiación de fondos de la coparticipación de la ciudad de Buenos Aires. Los antecedentes de Vicentín, la reforma judicial, el intento de desplazamiento de jueces, la intervención en el servicio de telefonía, cables y redes, se suman a esta necesidad de cubrirse de medidas que atentan contra la inversión genuina.
El manejo de la protesta policial y su resolución echando mano a los fondos de la Capital Federal, impulsó más la necesidad de cubrirse en divisas. El Gobierno no solo no muestra un plan económico, sino que tampoco muestra previsibilidad. El anuncio de las metas del presupuesto 2021 por parte del ministr5o de Economía, Martín Guzmán, ni siquiera fue tomado como referencia para lo que sucederá en el futuro cercano.
Por eso discutir el desdoblamiento cambiario u otra estrategia, es una tarea vana. El dólar sube porque no hay vendedores, solo existen los compradores que se cubren de las medidas gubernamentales. No creen en el futuro. La política está dañando seriamente a la economía.
De hecho, aunque hay un sistema de cambio flotante controlado, si se buscara el dólar de equilibrio –base monetaria versus reservas de libre disponibilidad- sería de $ 200.
Quitar el cepo puede elevar el dólar a techos inimaginables y aumentar los controles, lo mismo. Nada se ha hecho para alentar las inversiones productivas como la construcción. Las propiedades están agobiadas de impuestos y costos de mantenimiento (expensas), los locales dejaron de ser una inversión con la caída del consumo. Estar en pesos es quedar sometido al impuesto más injusto: la inflación y a futuros gravámenes. No debe haber gente más arrepentida que la que blanqueó sus ahorros en el exterior y fue sometida a un aumento del impuesto a los bienes personales y ahora al de la riqueza.
Un ejemplo de la ineficiencia estatal para estimular la economía es la ley de alquileres. Encareció la renta a los inquilinos que deben presentar más garantías porque los bancos para dar su aval piden más requisitos que antes. Es tan desfavorable la nueva ley, que inquilinos y propietarios eligen firmar con la vieja ley, adulterando la fecha del contrato. Alquilar a tres años bajo un ajuste que publica el Banco Central es un riesgo que los arrendadores no están dispuestos a correr por eso exigen alquileres muchos más altos desde el inicio para compensar cualquier desfasaje futuro.
Una ley nueva, que nadie quiere usar
Cuando interviene el Estado siempre se perjudica al que se quiere beneficiar. Los inquilinos no quieren saber nada de la nueva ley, los emprendedores no piensan en nuevos proyectos porque hay un aluvión de propiedades en oferta con descuentos de hasta 30% en dólares. “Estamos buscando otras alternativas al negocio inmobiliario porque la actividad está paralizada. Nosotros, por caso, nos hemos convertido en rematadores. Ahora estamos subastando vagones y maquinarias del ferrocarril. Jamás imaginamos una situación así”, señaló Adrián Mercado, uno de los mayores brokers.
Por supuesto, no hay compradores. La propiedad ya no es una inversión. Es un negocio lose-lose (ambos pierden: inquilinos y propietarios).
Por eso la esperanza desde hoy, por lo menos para Martín Guzmán, es que los nuevos bonos aplaquen la cotización del dólar y no haya que suspender la venta de dólar ahorro para preservar las reservas.
Si así fuera, el efecto sería temporal. A la cobertura de dólares no la detiene ninguna medida por una sencilla razón: la falta de poder del Gobierno de generar nuevos dólares.
A pesar de que el riesgo país bajó 1.000 puntos, no tiene crédito internacional, no hay inversores del exterior dispuestos a invertir en la Argentina y, mucho menos, argentinos dispuestos a repatriar sus dólares del exterior cuando están escuchando ofertas de Uruguay y Paraguay para radicarse y pagar menos impuestos.
De hecho, en el día previo al debut de los bonos en el mercado, las reservas perdieron USD 90 millones y quedaron en 42.454 millones. El Banco Central tuvo que vender USD 100 millones en la plaza mayorista y 60 millones en bancos por el dólar ahorro.
Fue una de las mayores salidas de divisas de los últimos tiempos. Esta semana dará una señal más cierta sobre lo que viene. Al dólar solo lo puede frenar que los bonos resulten más atractivos que el billete.