Con la certeza de que la inflación de diciembre puede ser una de las más altas del año, el Banco Central mantuvo hasta ahora su tasa de referencia en 28,75%, cuatro puntos por encima de la inflación esperada para el año. Por esa razón, muchos inversores todavía siguen atados al peso, ya que las Lebac fueron durante meses garantía de una ganancia real.
Sin embargo, hace dos semanas, el dólar empezó a despertarse, una tendencia que se repite en cada diciembre. La demanda la empujan los inversores que necesitan ponerle un número a esa ganancia (transformarla en realizada y líquida, en la jerga) antes de que termine el año, para lo cual vuelven a comprar divisas. Cuando se dan estas operaciones de cobertura, el precio pasa a ser secundario: las compras seguirán aunque el dólar llegue a $ 19.
Esta coyuntura se da en un contexto de marcada liquidez: la base monetaria creció en el último mes casi 22%, alimentada por la asistencia del BCRA al Tesoro y las compras de dólares oficiales. Sobran pesos también porque el Central no renovó todo su stock de Lebac en la última licitación, para no convalidar una tasa aún mayor. Todo esto alimenta la suba de la divisa, en un mercado donde se operaron u$s 633 millones, casi sin ventas de exportadores.
La minidevaluación de diciembre debería alegrar a los que cuestionan el atraso cambiario (las exportaciones directamente cayeron en 1,2% noviembre y el déficit comercial terminará cerca de los u$s 9000 millones, con importaciones creciendo al 20%). Pero por su velocidad los analistas temen que impacte en precios. Para que ello suceda la tendencia debería mantenerse en enero. Pero ese mes el campo arranca la venta del trigo y eleva la oferta de dólares. También se puede cortar si el BCRA ajusta levemente la tasa en el mercado secundario de Lebac para recuperar algo de los pesos que puso en circulación. O si Finanzas coloca deuda. En el mediano plazo, diciembre puede ser una simple anécdota.