Cuando el contado con liqui estaba en máximos de $ 126 a mediados de mayo, la brecha rozaba 40%. Pero se hundió 16 %. Y el que paga 30% de impuestos subió 5,4 %.
El mercado cambiario está trastocado. Un leve cambio de estrategia en la administración del deslizamiento que le hizo ganar impulso al dólar oficial y una marcha atrás de los dólares que se obtienen en la Bolsa perdidos en un laberinto de trabas obligaron a recalcular. Porque las brechas entre cotizaciones ya no son las de mitad de cuarentena.
Con el solidario en $ 95,6 (producto de la cotización minorista promedio más un impuesto del 30% que rige para el cupo mensual de US$ 200) y el contado con liquidación en $105,7 (el dólar que se surge de la compra-venta de bonos y su posterior acreditación en una cuenta afuera) la distancia entre ambos es hoy de apenas $ 10. A mediados de mayo, era de $ 35.
Así, si tomamos el máximo que registró el «liqui» el 13 de mayo, la cotización se hundió 16 %. Sólo en junio se desinfló casi 7 %. De esta manera, la diferencia con el solidario -que a su vez apuró el paso con una suba de 3,5 % en junio- quedó recortada de 40 % a 10,5 %.
Difícilmente, claro, quien compre el solidario para ahorro vaya a «migrar» al liqui. Son operaciones muy distintas. E inversores muy distintos.
Pero de ahí la distorsión que hoy se generó en el mercado al punto de que quien seguramente con esfuerzo destina un excedente para comprar US$ 200 por mes paga el dólar casi lo mismo que quien posee una cuenta en el exterior.
Y no sólo eso: tiene además el resto financiero como para afrontar el mayor riesgo que hoy implica la transacción debido al parking.
Esto es, la obligación de mantener los bonos durante cinco días hábiles antes de poder venderlos para hacerse de divisas, lo que introduce gran incertidumbre respecto de la cotización a la que se accederá (según el desempeño de los títulos) en una operación que solía ser instantánea.
En la City cuentan que el mercado ya no opera el nivel de negocios que sólo mover y que en buena medida, los precios se han vuelto «representativos». Pero como informó este diario, se sigue trabajando en nuevas restricciones para someter al contado con liqui y achicar la brecha con el oficial, hoy en torno a 50% pero que llegó a superar el 85 %, récord del cepo anterior.
¿Qué pasa con el «puré» de los pequeños ahorristas? Quedaron atrás los momentos en que, con el blue en máximos de $ 138, era posible ganar casi $ 10.000 o 50% con la venta de los US$ 200 del cepo en el mercado informal.
Pero aún hoy, con el blue algo pinchado en $ 129 según el cierre del viernes, y el solidario en $ 95,6, es posible obtener una ganancia de 35%.
El solidario -que también rige para gastos con tarjeta en dólares- viene arrastrado por el aumento del oficial, hoy en $ 73.
Si se añade el recargo del 30%, resulta un precio de $ 94,9, con una suba que del 3,5 % en junio que marca una aceleración respecto al 2,5 % de mayo, aunque sigue por debajo del salto de 4,5 % de abril (cuando cotizaba a $ 85,5, casi exactamente $ 10 menos).
En el año, acumula un alza que roza el 16 %, cuando en el caso de los dólares alternativos está apenas arriba del 40 %.
También el dólar Bolsa o Mep quedó golpeado por las restricciones y cayó en el mes casi 5 %, a $ 102,5, con la peculiaridad de que en algunos momentos incluso llegó a valer lo mismo que el liqui.
Pero el dólar oficial ( $ 73) no es el que le ofrece a inversor el homebanking. El promedio de la cotización minorista que elabora el Banco Central arroja $ 73,5 (base de este ejercicio). Pero bien es sabido que las entidades suelen manejar cotizaciones más altas.
Con un dólar de $ 75, por ejemplo, (que lleva el precio final a $ 97,5), la brecha con el liqui es aún menos razonable, de 8,4 % y la del puré, de 32 %. Quien compra US$ 200 y los vende a precio blue (suponiendo que consiga $ 129), todavía gana $ 6.240.