Con el tipo de cambio aún volátil, los especialistas y empresarios observan que la tendencia responde a cuestiones técnicas pero, sobre todo, a señales políticas confusas que aún emanan del Gobierno. La foto de hoy es la mejora en la competitividad, pero la película por venir se enfrenta al riesgo de un rebrote inflacionario que vuelva a retrasarlo.
«Tendría que estar un poquito por debajo de lo que está ahora», concede Cristiano Rattazzi, el titular de FIAT. La definición no es menor para explicar, o más bien graficar, el contexto actual: el ítalo argentino es uno de los más fervientes defensores del dólar caro o, según el prisma industrial, más competitivo.
En el marco de la 24 Conferencia Anual de la Unión Industrial Argentina (UIA), las variaciones del tipo de cambio y la disparada final que lo llevó a escalar hasta los $42 fueron la comidilla de las charlas de pasillos. La situación cambiaria se mezcló con los problemas del mercado interno, dos de las cuestiones que preocupan al denominado círculo rojo, junto con la presión impositiva. No por casualidad la mayoría de los analistas hacen foco en la cuestión cambiaria como eje central de todos los problemas antes mencionados. Pero con un plus que no es menor: el ruido político que impide siquiera imaginar la posibilidad de lograr definitivamente cualquier esbozo de pax cambiaria prolongada. Sumado a esta inquietud, el riesgo de un pass through agresivo, sobre todo ante la perspectiva de una inflación de agosto que rondará el 4% y que podría ubicarse en septiembre alrededor del 6%.
Daniel Funes de Rioja, titular de la Cámara Alimenticia (Copal) y vice de la UIA, explica que «es muy difícil dar respuesta a la pregunta de cómo está el dólar: barato no está, y en un punto de equilibrio, tampoco. Para mí hay, todavía, una parte especulativa, pero como en la Argentina se consume todo rápido No tengo base científica para explicar cómo está hoy y por qué está así», admite, una visión que es coincidente con la de sus pares y que refleja que, más allá de la coyuntura, hay poca certeza del sendero corto del billete verde.
En este sentido, José Urtubey, de Celulosa Argentina y dirigente de la central fabril, marca algo de distancia con la sensación de confort que muchos le atribuyen a el dólar a $40. «Lamentablemente dice-, buscar la competitividad a través del tipo de cambio es un error recurrente en la historia económica argentina. Hoy hay que dividir lo que es tipo de cambio nominal del real, y con el incremento de costos, sobre todo después del incremento de combustibles, es un tema a tener en cuenta. Si bien es un dólar más competitivo que antes para los sectores exportadores, tenemos que tener en cuenta esto también», se ataja.
Lo cierto es que el dólar será recordado sin duda como el protagonista casi excluyente del 2018. Inició el año en torno a los $ 20 y afrontó dos o tres corridas hasta el inicio del mes de septiembre. La de mitad de año, que parecía la más dura, lo llevó a $25/30. Y en la del último mes el billete llegó a tocar los $42. Esta semana, gracias a una importante intervención del jefe del Banco Central, Luis «Toto» Caputo, la venta al contado sin subasta logró hacerlo ceder por debajo de los $38. Luego, el martes último, volvió a pegar un tirón hacia arriba, poniendo la cotización más cerca de los $ 39.
Naturalmente, esta senda alcista tuvo ganadores y perdedores: los beneficiados, claro, fueron los rubros que exportan. Entre los que perdieron, los mercado-internistas y los importadores.
Rubén García, presidente de la Cámara de Importadores (CIRA), asevera que «el problema argentino hoy no es el dólar, sino que no tenemos mercado interno, el país está en una profunda recesión. La gente no tiene dinero para consumir, y así todas las variables se desajustan. Las cosas tienen un precio, pero no sabés si es el valor real del producto. Evidentemente, muchos importadores, por no tener mercado interno, les están diciendo a sus proveedores que no les manden la mercadería. Eso está antes que el tipo de cambio. La Argentina está teniendo precios internacionales en cualquier cosa y sueldos de África. Eso no sólo por el dólar, sino por la presión impositiva que tiene el país», advierte.
Amilcar Collante, economista del Centro de Estudios Económicos del Sur (Cesur), detalla que «si mirás el tipo de cambio real multilateral con este $38 y pico, en términos de tipo de cambio real estás alto. Cuando fue la devaluación del 2002 estaba a lo que sería hoy $56, y estás un 36% arriba desde que levantó el cepo. Si lo mirás por ese lado, es alto, pero falta el pass through, faltan los precios y ver cómo corren después de eso. La foto de hoy es que sos competitivo, vas a pisar importaciones y por la recesión vas a generar menos dólares y te van a cerrar un poco las cuentas. Lo que no podés saber es si ese dólar frena el apetito por la dolarización de carteras. Eso no funciona igual que en otros países donde devaluás, validás un mayor precio y después la gente vuelve a su moneda. Hay que ver si creas expectativas para quebrar la dolarización, porque se te va al infinito», dice. Collante asegura que «la cuenta que no podés cerrar es que si hay desconfianza en el Gobierno esto se complique más. Si creen que Macri sigue o no, o si el inversionista se repliega ante este temor, liquida y se queda en dólares. Es un tema de percepción y psicología que lo único que lo revierte es un shock de confianza».
El efecto en supermercados
Según fuentes de las grandes cadenas de supermercados, el fenómeno del dólar inestable y las corridas al peso generaron dos efectos inmediatos, algunos de los cuales se revirtieron en las últimas horas. El primero, el corte de los envíos de mercaderías y pedidos por «no haber precios». Lo hicieron las grandes marcas que venden a los híper, desconcertadas en el último sacudón de la corrida que puso al dólar en $40. Luego de que el verde bajara de ese nivel, volvieron a entregar.
El problema inicial fueron los traslados a precios, que llevaron al Gobierno nacional a tomar acciones paliativas más gestuales que concretas (reforzar Precios Cuidados y expandir el programa El Mercado en Tu Barrio). Según los listados que tienen las cadenas, hubo subas de entre 15 y 30% en las últimas dos semanas en alimentos, bebidas y productos de limpieza. En el detalle, se observa que la harina aumentó 30%; 20% los aceites comestibles y 10% la leche. Vale decir que la mayor parte de las grandes marcas ya habían aplicado subas superiores al 20% en las corridas de principios de año.
Marina Dal Poggetto, del estudio de Miguel Bein, explica que «hoy se ve un dólar más competitivo, que es el doble del de finales de la convertibilidad y un 80% más alto que el del fin del kirchnerismo». La economista considera que, de todos modos, «la dinámica de la política no es estable, y eso es determinante para el ingreso de capitales, que es lo que te estabiliza». Dal Poggetto concluye: «Falta la película, aunque hoy tenés incertidumbre del mercado cuando ya hiciste el ajuste».
Martín Kalos, economista y director de EPyCA consultores, suma al análisis dos elementos: el acuerdo con el FMI y la negociación del Presupuesto 2019. «Estamos en una tensa calma dice-, esperando a ver qué pasa con el FMI. Si fuera éste el escenario estable, luego aumentaría el dólar en base a la inflación; pero también podría pasar que si alguna duda vuelve a generar un cimbronazo en el mercado, pueda haber una nueva corrida. Esto siempre que no estén saldados los dos temas de esta semana: el Presupuesto y el acuerdo con el FMI. Hoy estamos peor que en el escenario negativo que planteó el Fondo en su momento. No hubo un escenario de estabilización», remarca.
Alerta en el sector financiero
Para los bancos, la situación es de estabilidad y niegan que el acuerdo con el FMI haya pautado un nivel determinado para el dólar. Sin embargo, siguen de cerca qué es lo que pasa con los depósitos en verde. Lo reflejó esta semana el jefe de Ecolatina, Lorenzo Sigaut Gravina. Escribió en su cuenta de Twitter que «entre el 29 de agosto y el 6 de septiembre la caída de los depósitos privados en dólares del sistema financiero local superó los u$s 1000 millones. El último salto cambiario fomentó el retiro de la divisa norteamericana de los bancos, algo que no había sucedido en el segundo trimestre del 2018». Ese dato, aún aislado y en baja, es para el sector financiero una señal que muestra ese factor anímico y emocional en los ahorristas, que aún no ven señales de control de la política en la dinámica del tipo de cambio.
En esa línea, Leandro Mora Alfonsín, economista de la UBA, explica que «el tipo de cambio es un precio importante de la economía, pero no la variable que explique en qué situación estamos». El especialista sostiene que hay dos elementos que hay que tener en cuenta y que se corren del eje de este rating minuto a minuto del dólar. «En primer lugar, que un dólar alto no necesariamente implica competitividad. En segundo término, la centralidad y urgencia del debate sobre el dólar opaca la discusión estructural del modelo económico que debe seguir Argentina. ¿Está la generación de valor y empleo de calidad en el centro del debate? ¿Cómo se puede canalizar productivamente el endeudamiento externo fenomenal de los últimos 30 meses? ¿Por qué una política reactiva a los humores de los mercados financieros no sólo no asegura sino que aleja la inversión? ¿Cómo se compensa la transferencia de recursos de los asalariados a rentistas que estas correcciones cambiarias generan? ¿Cómo atendemos el deterioro distributivo que estas crisis propagan?», dispara el economista.
Mora Alfonsín sostiene a su vez que anclar el tipo de cambio para que no se escape la inflación es «procrastinar» el manejo de tensiones. «Las proyecciones que Rogelio Frigerio presentó ante gobernadores de dólar a $ 42 para 2019 e inflación a 23%, si bien son bastante exigentes y difíciles de cumplir, al menos de acuerdo a nuestra reciente inmediata trayectoria, también muestran que el plan en el año electoral es planchar el tipo de cambio», concluye.