Analistas consideran que las autoridades buscan ganar tiempo para acumular reservas y sostener el ritmo de crawling peg que deja a entrever el Presupuesto 2021.
Previo a las medidas del Banco Central, el mercado descontaba que el Gobierno no iba a poder sostener el actual ritmo de depreciaciones dosificadas (conocido como crawling peg), debido a la falta de reservas. Prueba de esto es que, si bien el Presupuesto 2021 contempla que a fin del año que viene el dólar se ubique en torno a los $102,40, una encuesta realizada por LatinFocus a 40 consultoras mostraba que los privados preveían un dólar para esa misma época en $120.
Sin embargo, ante este nuevo escenario hay quienes consideran que el Gobierno compró tiempo para no tener que devaluar de manera abrupta, mientras aguarda una mayor acumulación de reservas. “Este tipo de medidas le da algo más de vida al crawling peg, puesto que refuerzan a niveles extremos el cepo y racionan aún más el acceso al ex Mercado Único y Libre de Cambios”, indicó el Matías Carugati, de la consultora Seido. Aunque advirtió: “Queda en evidencia que la situación es bastante precaria y las expectativas a futuro no creo que mejoren demasiado. Ganar tiempo para tomar medidas de fondo puede funcionar. Pero si no cambia nada más es sólo estirar la indefinición”.
Respecto de si este nuevo torniquete al cepo permitirá acomodar las variables macro o pateará una eventual devaluación para adelante, Juan Pablo Di Iorio, analista de ACM, sostuvo: “Están tratando de ver si con la presentación del presupuesto, sumado a que se vaya dejando atrás la incertidumbre de la pandemia y, en un horizonte más largo, la suba de la soja y el arreglo con el FMI permiten acumular reservas”. Precisamente, el drenaje de tenencias netas por parte del Banco Central es una de las cuestiones que más combustible arrojaba a las presiones sobre el tipo de cambio. Según estimaciones privadas, las mismas están por debajo de los u$s8.000 millones.
“En el corto plazo estas medidas ayudan al BCRA a mantener el crawling, claramente. Evitan desdoblar, pero ello a costa de aplicar restricciones muy serias que permitan no devaluar”, consignó Juan Ignacio Paolicchi, de Estudio EcoGo.
Quien se mostró pesimista respecto de los efectos de mediano plazo fue el director de la consultora Ledesma, Gabriel Caamaño Gómez: “Las brechas se van a querer ir para arriba con estas medidas. ¿Si puede haber más restricciones? A la larga esto va a volver a hacer agua. Ajustaron un poco, con eso aflojará la próxima semana la presión sobre las reservas. Pero a la larga vuelven. Con el cepo de u$s200 aflojó y a lo largo volvió. Siempre encontrás la manera de seguir demandando algo que se parece al dólar”.
El economista jefe de Ecolatina, Matías Rajnerman, explicó que las medidas «le dan oxígeno al Banco Central para mantener el dólar donde quiere, ya que decidieron ajustar por cantidad y no por precio». Sin embargo, advirtió: «El riesgo es que las empresas empiecen a marcar sus precios en base al dólar MEP. Ese puede ser el principal problema de acá a unos meses». Y añadió que “con esto, el contado con liqui prácticamente no existe más”.
Por su parte, Mariela Diaz Romero, economista de Econviews, consideró: “El oficial lo pueden sostener muy de corto, pero más restricciones es más brecha y en el pasado siempre implicó presión, pérdida de reservas hasta que se termina devaluando”.
En cuanto a la brecha, el economista de CESUR, Amílcar Collante, destacó: “Es una apuesta riesgosa porque las restricciones son muy fuertes y se puede disparar el blue”.