Semana intensa en pronósticos económicos. Qué esperan economistas, banqueros y empresarios para después de octubre
Fue una semana intensa en la que se jugaron muchas definiciones sobre el presente y el futuro de la economía de la Argentina.
Datos y pronósticos sobraron (se arriesgará una síntesis antojadiza) y surgieron de las Jornadas Monetarias y Bancarias del Banco Central, de un encuentro Ibero-América de Thomson Reuters y de la tradicional conferencia anual de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL).
Las claves que surgieron fueron las siguientes: -Hace años que no se nota un optimismo tan pronunciado sobre que el país crecerá este año y el próximo (3% y 4,6%, según el economista Ricardo Arriazu).
-Al Gobierno —si en la elección del 22 de octubre mejora el resultado de las PASO— se le abrirá un período octubre-octubre 2017-18 en el que va a hacer las cosas por las cuales se lo va a recordar (pronóstico del periodista Carlos Pagni).
-En ese sentido, la opinión dominante en esos foros es que el Gobierno tiene más poder hoy que la representación parlamentaria efectiva (en eso el poder fragmentador del peronismo de Cristina Kirchner es clave) y eso le abriría la posibilidad de discutir la velocidad del “gradualismo fiscal” que está llevando adelante.
-Para los banqueros, y como es previsible en el caso de los que sólo miran los números, la Casa Rosada debería acelerar el recorte del gasto público.
-El economista Daniel Artana puso énfasis en lo que consideró uno de los problemas económicos esenciales: el Estado gasta el equivalente a 45% del Producto Bruto Interno y recauda por el 35% del PBI y con presión impositiva récord. (Los que pagan impuestos pagan mucho).
-El déficit se cubre con deuda y eso desemboca en que el ritmo de aumento del rojo del sector externo está encendiendo luces amarillas.
-El pronóstico de crecimiento más optimista fue del economista Miguel Kiguel (3,2% este año). Después enfatizó la necesidad de achicar el déficit fiscal.
-El presidente del Banco Central desplegó las bondades de del plan oficial resaltando dos datos que en otros tiempos preelectorales hubiesen sido considerados absolutamente “piantavotos”: el impulso a mantener altas las tasas de interés y la fortaleza de la contracción monetaria. Sturzenegger dijo que entre enero y septiembre la base monetaria subió sólo 3%, o sea muy por debajo de la inflación.
La confluencia de Cristina Kirchner complicando la unión del peronismo, los datos de mejora de la actividad económica (+4,9% en julio) y del empleo sumados al fluido financiamiento externo para cubrir el déficit fiscal y a la idea de que, de ahora en más, Brasil podría crecer con cierta intensidad constituyen un marco preelectoral que el Gobierno no hubiese soñado a comienzos de año. Pero los riesgos de que se genere una nueva “burbuja” de la mano de cubrir el déficit con financiamiento externo y dólar barato están presentes y no lo deben perder de vista los que toman decisiones dentro y fuera del Gobierno.
Otro dato a considerar es lo que está pasando con los créditos hipotecarios. El salto en el otorgamiento de esos préstamos indexados es tal que, según Arriazu, en la actualidad el 23% de los inmuebles nuevos que se venden lo hacen por esa vía.
El mundo de los negocios también dijo presente en la exposición sobre energía en la Rural: temas excluyentes fueron la liberación del precio de la nafta (el Gobierno asegura que si hay subas facilitará al máximo la importación) y la promesa de que el año que viene, sí o sí, subirá la producción de petróleo y gas para dar vuelta el rojo de este año.
Optimismo político en la clase empresarial, recuperación de la actividad (14 de 15 sectores mejoran producción o ventas respecto del año pasado, la excepción es petróleo y gas) y dólares que no escasean. A los funcionarios les cuesta disimular la sonrisa.
Fuente: https://www.clarin.com/economia/dolar-pesos-deficit-deuda-optimismo-dudas-clave_0_rJ_tOx3jW.html