Esta semana habrá volatilidad en los mercados y pocos negocios en la Bolsa
El dólar rozó los $ 30 y en un mes aumentó 16% y casi 55% en el primer semestre del año. En ese lapso la bolsa perdió 40% en dólares y vivió la caída más fuerte -m en dólares- de los últimos diez años. Los operadores saben que buena parte de esta suba está provocada por la fuga de capitales que desató la guerra comercial de Es Unidos con China, Europa, México y Canadá, pero le suman la impericia del Gobierno.
En cambio, para el ciudadano común la crisis argentina es culpa exclusiva del Gobierno y del FMI. Ellos no ven lo que sucede en el mundo. Ven a un gobierno sin reacción
Y razón no les falta. La gestión mostró incapacidad en bajar el déficit fiscal con una reducción del gasto público. La baja del déficit se hizo centrada en el aumento tarifas de los servicios públicos y con aumentos encubiertos de impuestos. Si bien hay que reconocer que disminuyeron la presión del impuesto a las Ganancias y bienes personales, esa mejora no compensa las tribulaciones. El Gobierno está pagando costos políticos como si hubiera hecho el ajuste que la Argentina necesitaba. Es dato muestra la falla de la gestión.
El mayor «blooper» fue la conferencia de prensa del 28 de diciembre, cuando anunciaron la baja de las tasas de interés y una meta de inflación del 14%, que quedó desdibujada en el tiempo. A partir de allí comenzó la decadencia que se agravó cuando comenzó a regir el impuesto a las Lebac para los no residentes que costaron USD 2 mil millones dos días por un agregado de Sergio Massa a la ley que grava la renta financiera.
La realidad indica que esta semana se va a vivir la misma presión cambiaria, que la bolsa tendrá volatilidad y cada vez menos negocios porque estarán solo los oportunistas. Los bonos argentinos deberán luchar para no bajar de paridad. La caída de los bonos hizo que el riesgo país esté cerca de 600 puntos, barrera que puede quebrar esta semana.
El resultado de la elección presidencial en México es otro dato a tener en cuenta. Si gana el candidato populista, afectará a todos los mercados emergentes. La otra elección presidencial clave para la región es la de Brasil. Estos dos datos reafirman la sensación de que el dólar seguirá teniendo preeminencia en la decisión de los inversores.
Los grandes fondos del extranjero se retiraron y derrumbaron el monto de negocios. La solidez de la plaza financiera se perdió a pesar de que la tasa de interés de referencia está en 40% anual y es la más alta del mundo.
El presente encontró el viernes al Banco Central y al Tesoro vertiendo USD 350 millones sin poder impedir el alza. Un dato, el monto de negocios en el mercado mayorista del dólar fue de USD 1.045 millones, lo que significa que 35% de los negocios se hicieron con dólares oficiales. Hay fondos que se están yendo y no les importa el precio que deban pagar por el dólar. Esa tendencia continuará esta semana.
Los factores del exterior seguirán presentes, pero con un dato: Estados Unidos está sintiendo el costo de su política de revalorizar el dólar a través de la suba de la de interés y la protección a la industria local. Esa revalorización hizo que caiga la demanda de bienes duraderos (son bienes preparados para durar más de tres años), PBI crezca 2% (se esperaba que suba 2,2% como el trimestre anterior) y también retrocedió la confianza del consumidor.
En Estados Unidos, la prosperidad encontró opositores entre las grandes empresas que comienzan a ser víctimas del proteccionismo. General Motors advirtió al Gobierno Donald Trump que sus vehículos se encarecerán por el gravamen a las autopartes importadas y que perderá mercado.
Una empresa líder de clavos, vio caer sus ventas 50% por el impuesto al acero mexicano y anunció que marcha a la bancarrota. Ya despidió a 12% de su planta de trabajadores, según un artículo de Yahoo Finance.
Harley Davidson aumentó su apuesta contra Trump. Llevará parte de su producción de motos a Brasil, la India y otros países, porque no le puede trasladar el aumento de aranceles que padece en Europa a los consumidores.
El listado de quejas empresarias es interminables y se prolonga en los fabricantes de celulares.
Desde hoy Canadá agregará más productos de Estados Unidos a la lista de los gravados. Allí estarán el ketchup, la mermelada de arándanos y el papel higiénico. La Unión Europea recaudó más de USD 3 mil millones con los aranceles a los jeans, al bourbon y a las motocicletas.
Estados Unidos no se queda quieto. Los autos europeos tendrán aranceles. No será tan sencillo hacerse de un BMW, un Mercedes Benz, una Ferrari, un Porsche o cualquier auto de Fiat Chrysler. Hay empresas norteamericanas asociadas a esas fábricas que ya mostraron su encono hacia Trump.
Las automotrices japonesas radicadas en Estados Unidos están en la fila de los perjudicados. Las autopartes para fabricar sus vehículos serán más caros.
Esta situación puede hacer que el dólar frene o desacelere su escalada en el mundo. Pero para la Argentina no alcanza. La fuga de capitales continuará porque el gobierno no ha tomado ninguna iniciativa, salvo algún anuncio para las pymes, que pueda devolver la confianza a los inversores. La reforma laboral es un eslabón necesario y sigue el Congreso.
Para los inversores locales, esta decadencia puede ser una buena oportunidad para posicionarse en bonos en dólares. Rinden casi 9%. Quien compre títulos largos argentinos tiene asegurada una de las rentas más altas del mundo en dólares con riesgos bajos. Otros, puede apostar a las acciones más retrasadas, pero deben saber que el destino de cada empresa local, está atada a la guerra comercial.
Las Bolsas norteamericanas han perdido fuerza y en lo que va del año están en baja. Las ganancias que dejó el período de gobierno de Trump cayeron más de 40%. Pero Bonos del Tesoro de Estados Unidos siguen siendo la gran aspiradora de capitales. Subieron tanto su precio, que la renta que alcanzó a 3,97% ahora está en 2,82%.
Entre tanto, el Gobierno de Mauricio Macri mantiene un silencio inquietante. No comunica acerca de la crisis mundial y tampoco anuncia respuestas consistentes. Desorienta con aumentos y recortes al mismo tiempo. Los inversores intuyen que hay más improvisación que plan. El mundo está mal, pero la Argentina peor, porque acentúa su propia crisis. El viernes dejó una lección: 350 millones de dólares no calmaron a los demandantes de dólares que parecen decirle al Gobierno que mientras no tome me importantes para bajar el costo argentino y el gasto público, seguirán refugiados en la divisa. Esta situación la vivieron los Gobiernos populistas en su decadencia.