La venta del cupo mensual de USD 200 en el mercado paralelo deja una ganancia inmediata. El gobierno no desconoce que ese tipo de operaciones sirve para contener la cotización informal
La demanda récord de dólar “solidario” no puede explicarse solamente por la intención de atesorar divisas, con la expectativa de un eventual salto cambiario en el futuro. La realidad de la crisis económica lleva a muchas familias a apelar a al arbitraje entre los distintos precios, una particularidad del mercado de cambios argentino, para hacerse de un ingreso extra para llegar a fin de mes.
Hoy, quien accede al cupo de USD 200 mensuales, a un promedio de $100,75 con el recargo del impuesto PAIS del 30%, puede revenderlos a $127 en el mercado paralelo, donde la divisa es ofrecida a $132, pero donde se la toma con un spread.
De forma inmediata un particular puede alzarse con $5.250 por la brecha de precios, una suerte de subsidio gubernamental cuyo costo es la pérdida de reservas del Banco Central, pues las divisas que salen del sistema financiero e ingresan al mercado negro difícilmente se vuelvan a incorporar a un mercado formal en el que se las recibe a 72,58 pesos.
Estos $5.250 representan algo más de la mitad de un IFE (Ingreso Familiar de Emergencia), hoy en los 10.000 pesos, y es más que una Asignación Universal por Hijo (AUH), ahora en los 3.540 pesos.
Una característica de este mercado marginal es su escaso volumen, que hace que las cotizaciones oscilen con mucha volatilidad según la oferta y la demanda del momento. En el mismo sentido, cuando más individuos se vuelcan a vender los dólares adquiridos en el mercado de cambios, crece la oferta y los precios pueden bajar si no hay un contrapeso en la demanda.
Por eso, el margen de ganancia del “puré”, como se llama en la jerga a esta maniobra, también es variable y en la medida que más gente vende sus divisas en el mercado blue, se reduce la ventaja que se puede obtener.
A mediados de mayo, cuando el dólar tocó un máximo de $138 para la venta, las “cuevas” tomaban el billete a unos 132 pesos. Entonces, el dólar en bancos promedió los $91,07, lo que dejaba una ganancia neta de unos $8.186 por operación de 200 dólares.
El anuncio de un acuerdo para la reestructuración de la deuda el pasado 4 de agosto hundió al blue en los 128 para la venta, lo que llevó a las cuevas a tomarlo a 123 pesos. La ganancia del “puré” se redujo entonces a solo 4.660 pesos.
Detrás de esta dinámica, está el crecimiento del volumen operado en dólar “solidario”, pues mes a mes se suma más gente que apela al rédito que puede sacarle en el paralelo. El billete oficial fue demandado entre enero y marzo por unos 500.000 ahorristas, pero en julio alcanzó una demanda cercana de los 4 millones de individuos por el circuito minorista formal. Para agosto se proyecta una demanda aún superior.
En dos semanas operativas de agosto, el Banco Central mantiene un saldo neto negativo del orden de los USD 600 millones por sus intervenciones en el segmento mayorista.
La fiebre por el “puré” y las preocupaciones por las ventas de dólares que debía efectuar el Central llevaron a la imposición de nuevas restricciones, cuando el BCRA autorizó a los bancos a bloquear transferencias en dólares que no puedan ser justificadas por sus clientes.
La medida apuntó a que impedir que particulares que acceden a los USD 200 de cupo mensual revendan estas divisas a cambio de una comisión, a la vez que estos compradores superaron dicho cupo al recibir las transferencias.
El Gobierno enfrenta un dilema. El Banco Central pierde reservas por la mayor demanda, pero a la vez los funcionarios reconocen la importancia de este ingreso extra para las familias y su efecto moderador para el precio del dólar en el mercado marginal, aquel a donde no llegan los estrictos controles cambiarios.