La suba de tasas en EEUU es una amenaza para que baje la divisa a nivel local porque aleja la posibilidad de que vengan fondos del exterior
Y el mundo siguió jugando en contra de la política monetaria argentina. La presión de las próximas subas de tasas en Estados Unidos y la más la elevada renta de los bonos del Tesoro norteamericano, potenciaron la suba del dólar en el mundo.
Además, por el riesgo de menores ganancias, Wall Street siguió en baja. Caterpillar, por caso, perdió más de 7%. Esta acción, que es una de las más ponderadas en el Dow Jones, alarmó al resto de los sectores porque sus pronósticos futuros son decepcionantes ya que aumentó el precio de su principal insumo, el acero, por los aranceles que se le impusieron junto al aluminio.
El proteccionismo y un fuerte endeudamiento por parte del Tesoro, atraen a la inflación y la consecuencia es la intervención de la reserva Federal actuando en defensa propia con la suba de las tasas. Es más, el índice VIX, que mide el futuro del mercado financiero norteamericano en base a lo que sucede con el S& P 500 de Wall Street, volvió a ponerse por encima de los 20 puntos, un número a partir del que hay que preocuparse porque significa que está creciendo la volatilidad y la posibilidad de pérdidas. De hecho, el S&P 500 acumula 12 bajas en las últimas 14 ruedas y está casi 7% debajo de los máximos que alcanzó hace un año.
Por eso los inversores locales actuaron con la vista puesta en el exterior. El dólar en bancos y casas de cambio subió 16 centavos a $37,58, mientras que en la plaza mayorista aumentó en la misma proporción a $36,65.
Pero lo más importante pasó por las tasas de interés. El Banco Central no pudo sostener la baja de un punto de las Letras de Liquidez (Leliq). Si bien el lunes licitó un monto escaso, esta vez con colocaciones por $ 110.929 millones tuvo que subir la tasa a 72,996%, el mismo nivel del viernes. El lunes las había bajado a 72,01% anual. Por ahora, es una misión imposible reducir la asfixiante tasa y es una preocupación adicional para el gobierno porque es un pie de elefante sobre la actividad económica.
El «blue», en tanto, aumentó 50 centavos y cerró a $37. Acá también el mercado buscó cobertura.
Las reservas aumentaron USD 52 millones a 48.549 millones debido a que por la suba del oro de 0,7% por onza troy, se ganó 45 millones. Los pagos al exterior fueron de 8 millones a organismos internacionales y a Brasil.
El riesgo país sintió el movimiento. Pero como los bonos locales se sostuvieron porque tienen rendimientos que lo acercan a 10%, solo aumentó 0,60% a 669 puntos, un nivel elevado si se lo compara con Brasil que tiene un riesgo 400 puntos más bajo.
Hasta Brasil, que venía a contramano del mundo por el «efecto Bolsonaro», fue víctima de la volatilidad norteamericana. El real perdió 0,40% y el dólar cotizó a 3,70 reales. La bolsa de San Pablo bajó 1,3%.
La Bolsa de Buenos Aires cedió 0,73% con negocios por $656 millones. Lo más destacado entre tantas caídas, fue la recuperación de los bancos. Estas acciones, que fueron las más castigadas, estuvieron entre los pocos activos que subieron. Se destacaron Banco Francés (+2,21%) Supervielle (+2,16%) y Macro (+0,83%).
En Wall Street, los ADR’s argentinos, certificados de tenencias de acciones que cotizan en dólares, padecieron bajas casi generalizadas. Tenaris (-3,93%) y Pampa energía (-2,98%), fueron los más castigados. Lo mejor pasó por IRSA Propiedades Comerciales que tuvo una sorprendente suba de 5,56%.
Al plan monetario le surgió un inesperado inconveniente que, aunque lo quieran acotar en sus consecuencias, va a influir seriamente en el futuro cercano. Por caso, habrá que despedirse de la ilusión de llevar al dólar por debajo de $35 cerca de la parte inferior de la banda de flotación.
La suba de tasas norteamericanas se convirtió en la principal amenaza para que baje el dólar porque aleja la posibilidad de que vengan fondos del exterior para aprovechar las elevadas tasas de interés y las bajas paridades de los bonos de la deuda. La divisa norteamericana está subiendo en todo el planeta y los inversores buscan cobertura en los activos de menor riesgo. Por eso no sólo no se acercan a la Argentina, sino que se alejan de los países emergentes.