El dólar financiero siguió bajando ayer y el BCRA ya acumuló USD 945 millones en cuatro jornadas. Prevén que la calma cambiaria se extenderá las próximas semanas, pero se mantienen las expectativas de devaluación en dos meses
La brecha cambiaria profundizó ayer su caída y se redujo a niveles mínimos de 20% entre el oficial y el financiero, lo que acentúa la tendencia que se impuso en el mercado desde la devaluación de la semana pasada, acompañada del mensaje de fuerte ajuste fiscal. Tras algunas dudas iniciales, empieza a consolidarse la expectativa de que la calma cambiaria se mantendrá en las próximas semanas, con un promedio diario de acumulación de reservas superior a los USD 230 millones en las últimas cuatro jornadas y con una oferta ampliada en el dólar financiero.
Sin embargo, cuando se amplía el horizonte de las perspectivas para el dólar, aparece una amenaza que ya es recurrente y a la que los analistas denominan “la trampa de febrero”. Se refieren así a un tránsito complejo que suele presentar ese mes en materia del dólar y que fue particularmente difícil para Federico Sturzenegger cuando estuvo al frente del Banco Central, antecesor en el cargo del ahora ministro de Economía, Luis Caputo, y también para el sucesor de éste en 2018, Guido Sandleris.
Tras sobrellevar los primeros meses de verano con pocos sobresaltos, ambos ex titulares del BCRA enfrentaron el rebrote de la tensión cambiaria en febrero cuando, típicamente, los argentinos buscan deshacerse de pesos en mayor magnitud que en diciembre y enero.
Por lo pronto, el actual presidente del Banco Central, Santiago Bausili, y Caputo acaban de iniciar una luna de miel con el mercado, en un contexto en el que la oferta de divisas, tanto en el mercado oficial como financiero se incrementó, dado el fuerte incentivo para los exportadores a liquidar cuanto antes. Ese estímulo, dado por el nuevo tipo de cambio, la posibilidad de liquidar 20% en el segmento de contado de liquidación y, sobre todo, el anuncio de que a partir de ahora la divisa avanzará apenas 2% mensual, con una inflación que se proyecta en 25% promedio para los próximos dos meses.
Si bien el estímulo parece funcionar y contribuye a que el Banco Central haya empezado a acumular reservas, el mercado cree sólo a medidas que se pueda cumplir el sendero de suba del tipo de cambio. A tal punto que hacia fin de febrero, los contratos futuros de dólar indican un precio de $900 y de $1025. Eso marca una expectativa de suba del dólar mayor a 9% mensual promedio, lo que de todos modos se ubica muy por debajo de la inflación.
“Aunque la devaluación oficial no tuvo impactos inmediatos en los dólares financieros, tampoco apaciguó expectativas futuras de devaluación: los contratos de Rofex, aunque con una merma, mantienen valores similares a los que se esperaban hacia fines de noviembre”, destacaron desde Aurum Valores.
Es que, dadas las restricciones en el acceso a las divisas que siguen prácticamente intactas, los impuestos sobre el dólar para importar y también el diferencial con el tipo de cambio exportador, se extiende en el mercado una conclusión punzante: no está claro cuál es el verdadero precio del dólar. “A la trampa de febrero ya la vivieron Sturzenegger y Sandleris”, advirtió el analista Amílcar Collante, quien recordó cuando tras levantar el cepo en diciembre de 2015, el dólar se estancó en $14 sólo hasta mediados de febrero, cuando saltó a $16 y se inició un proceso de suba de tasas. Ese proceso se cortaría tras el célebre 28D y, otra vez, en febrero de 2018 volvió la tensión tras un dato de inflación mayor al esperado. Una experiencia similar tuvo Sandleris un año más tarde cuando, tras el éxito inicial de su plan de emisión cero y “la aspiradora de pesos”, febrero representó un desafío mayor ingresando en el año electoral.
En cualquier caso, el propio Caputo buscó despejar las dudas sobre un nuevo salto cambiario y explicó que el precio del dólar a $800 es de “overshooting” -excesivamente alto- lo que deja un colchón para evitar un atraso que implique un nuevo salto discreto.
“El fuerte salto del dólar oficial derivó en un tipo de cambio real ultra elevado, que se ubica en el nivel más alto desde el pico post salida de la convertibilidad (junio 2002) y supera largamente el promedio de los últimos 10 años de $439. En consecuencia, este valor impulsa a los exportadores a liquidar masivamente ante la perspectiva de un crawling peg viajando al 2% mensual y una inflación que se perfila de mínima a 30%, que disminuirá el tipo de cambio real 21,5% hasta $629 en apenas 30 días”, calculó el equipo de PPI, donde también destacaron el aporte en el mismo sentido de la tasa en pesos en alrededor de 8.2% mensual definida ayer. “Se tornó muchísimo más rentable para un exportador liquidar antes que apalancarse. Sumado a una brecha cambiaria muy baja, los exportadores tienen fuertes incentivos para acelerar la liquidación”.