El Tesoro volverá a licitar bonos para refinanciar un volumen de vencimientos bajo en febrero pero concentrado en acreedores privados. Se espera alta participación pública para garantizar la operación
El equipo económico enfrentará hoy un doble test en el mercado, tras el mal dato de inflación difundido ayer por el INDEC. Aunque no fue sorpresivo, la confirmación del 6% obligará a redoblar el foco sobre el mercado del dólar libre, particularmente las variables financieras cuyo salto en la cotización se filtra a los precios de la economía en el marco de las restricciones para importar a dólar oficial.
La segunda prueba será la licitación de bonos del Tesoro, en la que Economía busca refinanciar más de la mitad de los vencimientos del mes, que ascienden a un total de $500.000 millones. El monto no es significativo pero está concentrado casi en su totalidad en manos privadas según distintas estimaciones de los analistas del mercado, lo que les hace prever una alta participación de los organismos públicos que derive en una aún mayor participación en la deuda del Tesoro en moneda nacional. A la fecha, el propio sector público -esencialmente Anses y el Banco Central- detentan 62% de esos títulos mientras que bancos, compañías de seguro, fondos comunes de inversión y fondos off shore retienen el 38% restante. Esa participación de los acreedores privados, prevén los expertos financieros, se irá “licuando” en la medida que se acerquen las elecciones y el Gobierno deba enfrentar las “torres” de vencimientos que se levantan apenas finalizado el primer trimestre.
“El Tesoro busca rollear (refinanciar) los vencimientos de la semana ofreciendo Lelites a fin de febrero, Ledes a mayo y Leceres a junio además de un bono encaje a 2027 para recomponer posición de bancos. Los vencimientos en poder de privados son elevados y seguramente habrá participación pública para mejorar el roll over”, aseguró el informe diario de la consultora Aurum. El reporte detalló que la intervención de los organismos estatales para tonificar el resultado de la licitación produciría transferencia de pesos del sector público al sector privado, lo que mantendrá la suba de la cantidad de pesos entre los privado y, por ende, incrementará la presión cambiaria.
Entre esta semana y fines de marzo, vencerá un volumen superior a $1 billón en manos de acreedores privados, que a partir de ahora también estarán atentos a la señal de política monetaria que emita el Banco Central cuando discuta en su reunión habitual de directorio una eventual suba de tasas, una estrategia que se coordina con el Palacio de Hacienda.
Pero no sólo la tasa es un tema clave para el mercado. Aún más determinante resulta los plazos de colocación. En ese sentido, el menú central diseñado por la Secretaría de Finanzas que conduce Eduardo Setti vuelve a ser de bonos de muy corto plazo, en este caso con un vencimiento dentro de cuatro meses como lo más lejano en el tiempo.
En ese sentido, un informe reciente del banco de inversión Barclays consideró que, tarde o temprano, gran parte de los vencimientos de deuda se terminará monetizando, lo que presionará sobre la inflación. “Aunque hubo una moderación en la emisión mensual desde el pico de julio, esperamos que se vuelva a acelerar la inflación en el segundo semestre de 2023 y primero de 2024. Principalmente porque la deuda de corto plazo en pesos es cada vez más difícil de refinanciar, lo que ha empujado al Banco Central a comprar la deuda del Tesoro”, explicó a sus clientes el banco de inversión inglés. El reporte detalló también que la mayor acumulación de vencimientos se concentra en el segundo semestre, justo antes de las elecciones primarias, dado que la posibilidad de “una reestructuración bajo la nueva administración” hace que la renovación sea más desafiante. “Por lo tanto -opinó la entidad- esperamos mayor presión sobre el tipo de cambio paralelo en el segundo semestre, y una suba de la monetización de la deuda doméstica que presionará la inflación”.