Es el menor nivel de los últimos 18 años. Para revertir esta situación sugieren que debería haber un plan creíble y consistente, que haga retornar la confianza en la moneda.
La poca confianza en la economía en general y, en particular, en el peso llevaron a que la demanda de dinero se desplomara y esté hoy en el nivel más bajo de los últimos 18 años. De esta manera, la economía argentina está dolarizada de facto, aseguran.
“La ‘desdolarización’ debe ser voluntaria, luego de que los argentinos con dólares hayan perdido durante muchos años contra la recompensa de tener pesos. Así ocurrió en Brasil”, aseguró el economista Nery Persichini, de GMA Capital, casi en respuesta a lo esbozado días atrás por la ex titular del BCRA Mercedes Marcó del Pont.
En esa línea, Marcó del Pont aseguró que “es necesario desplegar una estrategia integral de desdolarización de la economía como condición necesaria para avanzar en una fase sostenida de crecimiento y estabilidad”. Lo hizo a través del último informe de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE).
Un estudio de GMA Capital identificó que disminuyó de manera abrupta la voluntad de los argentinos de tener pesos, ya sea para hacer transacciones, para realizar inversiones financieras o por motivos precautorios. “Una manera de ver el creciente desinterés en la moneda local es a través de la relación entre agregados monetarios más amplios del sector privado y el PBI argentino”, marcaron.
Uno de estos es el M2 privado, que incluye los billetes y monedas en circulación y las cuentas a la vista. En tanto, el M3 privado amplio agrega al M2 los plazos fijos y otras inversiones en pesos (como en su momento fueron las Lebac) y excluyen tenencias de entidades financieras.
“La demanda de dinero es la más baja en 18 años medida por el ratio M3 privado sobre PBI. Y si empleamos un agregado más transaccional como el M2, los argentinos demandan pesos como en 1999, en la Convertibilidad. Es decir, el apetito por el peso es tan bajo como cuando la economía era bimonetaria”, aseguran en GMA Capital.
Por esta razón, califican que hoy la Argentina está dolarizada de facto. “Así, el problema es más complejo que lo que pretende atender el control de cambios. De perpetuarse o agudizarse este escenario, los argentinos continuarán buscando destinos para desprenderse de los pesos”, agregan.
También en Arriazu Macroanalistas coincidieron en que el nivel de monetización (el total de depósitos privados en el sistema financiero más la demanda de billetes y monedas por parte del público) está en niveles mínimos históricos en relación con el tamaño de la economía. “Si se logra reducir la incertidumbre, esta ratio puede subir hasta niveles pre-crisis, que incluso éstos son bajos con respecto a los estándares internacionales, o de la región”, marcan.
En ese sentido, dicen que el proceso de remonetización exige que exista una demanda genuina de pesos, lo que permitiría, a su vez que el BCRA acumule reservas. “Si la demanda de activos en pesos se bancariza el sistema financiero vería ampliar su capacidad prestable”, identifican.
¿Cómo se logra? Persichini sostuvo que la desdolarización no debe ser un medio, sino un n a largo plazo. “No hay atajos; antes debemos tener estabilidad financiera y desequilibrios macroeconómicos más razonables, como menor inflación, cuentas públicas balanceadas, deuda sostenible, mayor robustez en reservas, cuentas externas más balanceadas”, mencionó.
Y que además debe articularse con un plan económico integral con políticas monetarias, fiscal y externa consistentes. “Desde lo político e institucional, también debe haber avances en materia de racionalidad y de reglas de juego claras”, dijo.
Los efectos serían positivos, claro. “Una economía más pesificada le permite al BCRA recaudar por la simple emisión de moneda siempre que ésta sea demandada (señoreaje) y, si el ahorro interno aumenta y el mercado de capitales se expande, la Argentina podría reducir el descalce de monedas de su deuda (80% está en moneda extranjera), agregó Persichini.