Los economistas creen que si la diferencia entre el dólar oficial y el paralelo superara el 30%, se complicaría el proceso de reactivación que busca el Gobierno; el peligro de repetir el escenario de fines del 2015
La brecha cambiaria se mantendrá tranquila en el corto por la fuerte demanda de pesos de esta época del año, pero podría aumentar si no se cerrara rápido la negociación con los acreedores del país.
En principio, esta diferencia no debería llegar a los niveles que alcanzó a fines del gobierno de Cristina Kirchner, salvo que el Banco Central utilice en exceso la herramienta del atraso cambiario como herramienta para frenar la inercia inflacionaria.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, parece estar al tanto de este riesgo y de la necesidad de tener un plan consistente en términos monetarios y fiscales, pero habrá que ver si cuenta con el suficiente apoyo político para llevar adelante su estrategia.
Así lo indicaron a Infobae varios economistas, que subrayaron que mientras los bonos de la Argentina sigan subiendo, la brecha cambiaria no se va a disparar, aunque, a la vez, esa mejora complique la negociación de la deuda porque le quitará margen de negociación al Gobierno.
La brecha, que actualmente se ubica en torno del 30%, “se va a mantener mientras haya confianza”, dijo Luis Secco.
“Debería desaparecer el arbitraje entre los diferentes tipos de cambio y que todos tiendan a ubicarse al precio del oficial más el impuesto del 30 por ciento”, aseguró.
El problema, advirtió Secco al igual que sus colegas, es si el Banco Central frena el tipo de cambio oficial para que se desacelere la inflación (con el objetivo de que el pacto social tenga éxito), en ese caso crecería la brecha.
El traslado a precios
En cuanto al impacto de esta brecha sobre los precios, explicó Secco: “La velocidad del traslado dependerá del valor al que puedan reponer mercadería los empresarios”.
Rodrigo Álvarez, director de Analytica, consideró que “la brecha no debería llegar al mismo nivel que a fines del gobierno de Cristina Kirchner, que llegó a un pico del 80%, porque el superávit comercial es más alto y también hay un excedente de 20 mil millones de dólares en la cuenta corriente de la balanza de pagos, con un tipo de cambio más alto”.
Así y todo, aclaró, “después de cerrar la negociación de la deuda el Gobierno debería aflojar parcialmente las restricciones para que no haya más presión sobre el tipo de cambio paralelo”.
La otra cuestión, según Alvarez, es estacional: “Desde febrero crecerá nuevamente la demanda de dólares y eso podría llevar a que aumente la brecha, que debería seguir por debajo del 30% para que la economía funcione. Si sube, aumentan las distorsiones”.
“También es cierto que se está atrasando el tipo de cambio oficial y en algún momento de abril o mayo debería moverse para incentivar a los exportadores para que liquiden la cosecha”, indicó.
En el mismo sentido, Fernando Baer de Quantum afirmó que “la brecha está contenida por una cuestión estacional, porque hay más oferta que demanda de dólares, pero su quietud depende básicamente de cómo se cierre la renegociación de la deuda con los bonistas y el Fondo Monetario Internacional”.
“En un mal escenario externo la brecha se puede disparar porque no hay un fuerte stock de dólares”, afirmó Baer.