El 30 de octubre de 2011 el Gobierno tomó la primera medida para evitar, sin éxito, la fuga de divisas. El dólar pasó los $10 y los argentinos siguen pensando en verde. Crónica de un fracaso anunciado
El cepo cambiario que instauró el gobierno nacional para frenar la fuga de dólar cumple dos años. Con medidas que fueron profundizando la intervención del mercado cambiario, el panorama económico cambió en la Argentina. Pero las acciones que se tomaron hasta este segundo aniversario no detuvieron la sangría del Banco Central. El organismo perdió casi u$s14.000 millones en los últimos dos años, con las reservas por debajo de los 34.000 millones de dólares.
La decisión fue tomada días después de que la presidente Cristina Kirchner fuera reelecta con casi el 54% de los votos. Amado Boudou, el entonces ministro de Economía, fue el encargado de anunciar el nacimiento del cepo el 28 de octubre de 2011. Desde ese entonces, la compra de moneda extranjera sería sólo autorizada por la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), al corroborar la capacidad contributiva de las empresas y personas. Boudou dijo que se buscaba "dar transparencia al mercado".
El dólar oficial se vendía a $4,24, mientras que en el mercado paralelo se ofrecía a 4,49 pesos. La brecha cambiaria era del 6 por ciento. La próxima decisión importante con respecto al cepo afectó a las empresas. A principios de 2012, las compañías que debían adquirir dólares para girarlos al exterior –por el pago de importaciones o por el giro de dividendos a sus casas matrices- debían contar con autorización del Banco Central, aunque la medida no fue presentada por escrito.
La Resolución 3333 traería un refuerzo al control de cambios. La AFIP autorizaría o no la compra de divisas para viajes al exterior a través de la web. Y tres días más tarde, el cepo al dólar se extendió a las operaciones con créditos hipotecarios: quienes accedan a un financiamiento para la compra de un inmueble o terreno necesitarían el aval del organismo para comprar los dólares. Éste fue un duro golpe para el sector inmobiliario.
La opción de compra de moneda extranjera para "ahorro" fue eliminada como opción de la página web de la AFIP en junio de 2012. Y con las restricciones llegó el control: el organismo envió notificaciones a quienes pidieron dólares para viajar, pero finalmente no lo hicieron.
Dólar turista
Con todo, el dólar tarjeta vio la luz en agosto del año pasado, cuando se anunció un recargo del 15% para las compras con tarjetas de crédito y débito en el exterior como anticipo del impuesto a las Ganancias. En ese momento, el dólar libre llegaba a los 6,40 pesos. El recargo pasó del 15 al 20% en marzo de 2013, extendiéndose también a pasajes, paquetes turísticos y otros servicios vinculados al sector. La discrecionalidad a la hora de autorizar o no los dólares para viajar es la particularidad que no cambió en estos dos años.
Una larga fila de argentinos se extendía en las puertas de los bancos de Colonia, en Uruguay. Las restricciones al oficial y la suba del dólar blue generó el cruce frecuente del río para adquirir la moneda norteamericana hasta un 30% más barata. Pero todo finalizó en mayo de este año. Las emisoras de tarjeta de crédito pusieron límites a la extracción de divisas en el exterior, confinándola a u$s50 por mes y entidad en los países limítrofes.
Esa decisión fue antecedida por una fuerte suba del dólar libre, que llegó a cotizar a $10,45 el 8 de mayo y la brecha con el dólar oficial superó el 100 por ciento. Los llamados del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y los controles oficiales en la City volvieron a bajar la cotización. La barrera de los $10 se volvió a superar antes de las elecciones del 27 de octubre, y hoy la divisa se negocia a $9,92 para la venta, lejos de los valores de hace dos años.
El cepo al dólar no logró fortalecer al peso, y los argentinos siguen pensando en dólares. El Gobierno continúa cancelando la deuda. El déficit energético se ubica en máximos históricos. Y a pesar del cepo, en el primer trimestre se fueron u$s4.350 millones por turismo, con agencias que registran récord de venta de pasajes al exterior. La sed de dólares llevó al Gobierno a lanzar un blanqueo de capitales, que se extendió pese a que la baja adhesión evidenció el fracaso.
La falta de divisas incluso llevó al Gobierno a arreglar con empresas en el CIADI para destrabar créditos en el Banco Mundial. El reflejo que da el espejo venezolano no es bueno, con 10 años consecutivos de cepo escritos en su historia. La posibilidad de un desdoblamiento cambiario o la aplicación de nuevas restricciones para el turismo suenan con fuerza luego de las elecciones legislativas. Por ahora, el cepo demostró que llegó para quedarse. Hacia adelante, queda ver el derrotero que tomará el Gobierno en los próximos dos años.