El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) señaló que se podría evitar otro default de corto plazo con voluntad política y se refirió a la posibilidad de que el país contagie a otros mercados emergentes.
El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, según su sigla en inglés) lanzó una dura advertencia sobre la posibilidad de que la Argentina vuelva a caer en default en el corto plazo si no hay voluntad política del Gobierno para evitarlo.
El think tank de los bancos internacionales se refirió a la delicada situación argentina en medio de la compleja visita a Washington de la ministra de Economía, Silvina Batakis, para reunirse con el Tesoro de Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial e inversores de Wall Street, con la intención de aplacar a los mercados.
Los economistas del IIF que lidera el banquero Axel Weber se refirieron a la crisis macroeconómica, financiera y cambiaria de la Argentina en una serie de mensajes, a tono con el aumento del riesgo país, en torno de los 3000 puntos básicos, un nivel sin precedentes desde el canje de la deuda del 2020.
Al referirse al dólar, el economista jefe del IIF, Robin Brooks, señaló: “El tipo de cambio paralelo de Argentina está a un enorme 150% de distancia del tipo de cambio oficial. En 2018, fueron las crisis en Turquía y Argentina las que desencadenaron una gran liquidación en los mercados emergentes ese verano. No hay riesgo de eso ahora. Los mercados globales se dieron por vencidos en ambos lugares hace mucho tiempo”.
Ya en 2001 los analistas de Wall Street miraban en paralelo la situación de ambos países, cuando ambos mantenían un esquema de tipo de cambio fijo; además, para el G7 en ese momento la Argentina era una fuente de contagio para el resto de los mercados emergentes y por eso se decidió “proteger” a sus vecinos con paquetes de asistencia financiera una vez que cayó la convertibilidad. Más de 20 años después, en otro contexto, las analogías se mantienen, pese al fuerte peso estratégico de Turquía tanto para Europa como para Estados Unidos.
”Ya en 2018, las crisis de Argentina y Turquía provocaron un contagio en el resto de mercados emergentes. No ocurrirá ahora. En aquel entonces, Argentina y Turquía habían recibido enormes entradas de cartera extranjera antes de la crisis. Recientemente no han recibido nada y están básicamente aislados de los mercados globales”, sentenció Brooks.
En 2018, cuando se cerraron los mercados voluntarios de deuda, el gobierno de Mauricio Macri recurrió a un crédito del Fondo Monetario Internacional (FMI) por USD 57.000 millones, mientras que Ankara se mantuvo al margen pese a sus fuertes necesidades financieras.
En tanto, uno de los colaboradores de Brooks, Sergi Lanau, indicó en sintonía con Martín Castellano, jefe de investigaciones del IIF para América latina, que “los cupones de bonos externos de Argentina son una pequeña fracción de las necesidades brutas de financiamiento externo desde ahora hasta las elecciones de octubre próximo. Se puede evitar otro incumplimiento soberano en el corto plazo si existe la voluntad política para hacerlo.
Semanas atrás, Castellano había expresado que “en Argentina, mantener el programa del FMI a flote para evitar más escenarios adversos requerirá más apoyo político. Más intervenciones y controles en el mercado de divisas sólo exacerban las distorsiones y los desequilibrios, sin que se tomen medidas para contener la inflación y anclar las expectativas”.
Castellano mostró en un gráfico los efectos distorsivos de la fuerte brecha cambiaria que existe en el país, ya que el tipo de cambio oficial aparece muy apreciado en términos reales, frente a las cotizaciones paralelas, lo que genera todo tipo de distorsiones para el funcionamiento de la economía.
El IIF, que reúne a los bancos de todo el mundo, ha dejado de publicar hace un buen tiempo informes sobre la Argentina por el desinterés de los inversores en torno de los activos soberanos.