• Pidió hacer renovación de todos los bonos en cartera.
• Desde el organismo esperaban mayor grado de autarquía.
La decisión fue recibida con cierta sorpresa por funcionarios que esperaban que, con el cambio de ciclo político, la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses) empezara a funcionar de manera completamente autárquica frente a los planes de financiamiento del Gobierno. Hace poco menos de un mes, el Ministerio de Economía anunció a quienes hoy administran el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) que para este año está previsto hacer «roll over» de todos los bonos que tienen en cartera. Y que, por esta razón, el organismo no podrá disponer de $ 65.000 millones en efectivo que esperaba cobrar por el pago de la amortización de capital e intereses de estos títulos en pesos y dólares. La renovación de esta deuda servirá a la administración de Alfonso Prat Gay para acceder a recursos que le hubieran impedido achicar el creciente déficit fiscal, que para fin de 2016 se proyecta en el 6% del PBI.
Lo curioso: el equipo de la Anses, hoy a cargo de Luis María Blaquier (director) y Matías Tamburini (mesa de operaciones), desembarcó en diciembre pasado con la idea de una renovación institucional que -con la libertad y las limitaciones de la regulación- permitiría al organismo usar los recursos del fondo para inversiones rentables. El FGS dejó desde entonces de intervenir, por ejemplo, en el mercado de capitales, con fuertes ventas de bonos que buscaran alterar la cotización del «contado con liqui» (un tipo de cambio bursátil que es referencia en el mercado cambiario), como lo hacía sistemáticamente con el kirchnerismo en el poder. Esa tarea, claro, resulta ahora bastante irrelevante en una economía que funciona con dólar unificado y libre.
El Gobierno debía pagar este año unos $ 65.000 millones en concepto de capital e intereses de los títulos que la Anses acumula en su cartera. En al menos un 70%, el desembolso pendiente está representado por bonos en pesos (muchos atados a la Badlar), los llamados «dollar linked» y algunas Letras. El organismo fue un jugador importante en las colocaciones de bonos que realizó el Gobierno anterior durante los últimos años, cada vez que pretendía disimular la desconfianza y mostrar buenos niveles de sobreoferta. A esto se le suman los títulos que heredó de las AFJP. Uno de ellos, por ejemplo, es el Cuasi Par, que vence en 2045 pero paga desde hace dos años intereses cada seis meses, y es la mayor tenencia de renta fija del FGS (supera los $ 80.000 millones). En la lista siguen otros con fuertes vencimientos para este año: Bonac 2016; Bonad 2017; Bonar 2020; entre los más importantes.
La Anses tiene hoy, además, otro frente abierto con el Banco Central. Acumula ya $ 10.000 millones en nuevas Letras de deuda de esta institución (Lebac) de corto plazo por haber participado en sus licitaciones semanales desde mitad de diciembre hasta hoy. Dejar de renovarlas podría forzar a Federico Sturzenegger a convalidar una inyección de pesos no deseada sobre la economía, por lo que es probable que también cuente con algún condicionamiento sobre el uso de estos títulos.
Otra limitación adicional con la que deberá lidiar el nuevo equipo del FGS es el tope que debe respetar al financiar al Gobierno, establecido en el 65% del total. En las presentaciones a la Comisión Bicameral del Congreso, que debe realizar semestralmente, la Anses mostró que ese nivel se ubica en general entre el 62% y el 64% de la cartera. Pero, este año, la valorización que deberá registrar en los precios de los bonos, por efecto de la devaluación y el arreglo con los holdouts, podría hacerle superar ampliamente ese límite. La solución más probable: un cambio en la regulación o un desarme de cartera.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=832733