El Gobierno deberá captar la mayor cantidad de pesos posible, pagar el monto restante y esterilizarlo, con el fin de evitar una mayor expansión de la brecha, en medio de una menor demanda de dinero.
El Gobierno debe realizar un canje más atractivo, pagar lo que quede restante y absorberlo a través de algún otro instrumento. Esta es la postura por la cual se han volcado diversos especialistas, al referirse al vencimiento de los Bonos Duales (AF20) de la próxima semana (jueves 13 de febrero), por los cuales el Palacio de Hacienda deberá desembolsar unos $95.000 millones, siempre y cuando no haya un cambio oficial que permita descomprimir los compromisos. Lo que el oficialismo deberá evitar a toda costa, coinciden los analistas, es que los pesos queden “en la calle”, dado que esto podría impactar negativamente sobre la brecha cambiaria.
El canje del lunes no convenció y así lo hicieron notar los inversores, dado que el Tesoro logró apenas un 10% de adhesión, para un título donde el 80% de la tenencia está en manos extranjeras, siendo el fondo Templeton el principal acreedor. Para la operación, el Gobierno ofreció cuatro títulos distintos (CER, BADLAR, Dollar-Linked y otro Bono Dual) con vencimiento en 2021, ofreciendo quitas asimétricas para cada uno, de entre un 20% y un 40%. Ahora, el oficialismo corre contra reloj para intentar encontrar una estrategia que evite inyectar los pesos a la calle, que podrían impactar negativamente sobre la brecha cambiaria.
Guido Lorenzo, director de la consultora LCG, consideró que “el Gobierno debería buscar un canje con otras relaciones de precios que sean más atractivas para los inversores”. Y destacó que, además, “deberá mantener el performing, es decir, el cumplimiento de los compromisos para evitar el default”. En esta línea, el economista sostuvo que “lo más peligroso en este contexto será la ‘emisión’ de pesos, más en un contexto de caída en la demanda de dinero, lo que te podría impactar sobre la brecha cambiaria y sobre los precios”. “Creo que esta opción sería el peor de los mundos, dado que es una jugada arriesgada, frente a un BCRA que aún no ha mostrado una política clara de esterilización”.
En sintonía, Federico Furiase, director de la consultora Eco Go, manifestó que “el Gobierno tendrá que mejorar la relación de canje, de cara al vencimiento del AF20, si quiere evitar dos equilibrios muy negativos: emitir una fuerte cantidad de pesos, en contexto de presión en la brecha cambiaria, o bien reperfilar compulsivamente vencimientos en pesos, con daño colateral en la demanda de activos en moneda local, mientras que el Tesoro necesita reconstruir la curva de pesos para evitar que la brecha siga escalando”. Explicó que “el ‘equilibrio bueno’ es mejorar la propuesta a través de una relación de canje más aceptable y una menor quita implícita, o bien un spread más alto para el cupón, que permita potenciar la adhesión al canje de los fondos del exterior, en un mundo de tasas bajísimas, lo que permitiría eliminar el equilibrio negativo”.
El Gobierno ya ha señalado en varias oportunidades que no se reperfilará ni se reestructurará la deuda en pesos, sino que se buscará refinanciarla con otros títulos, como fue el caso de las Lebad. Una floja refinanciación de los vencimientos de los AF20, que en definitiva son un bono ‘chico’, complicaría a la estrategia del Ministerio de Economía, que debe afrontar compromisos en pesos por unos $500.000 millones hasta abril. Además, podría atentar contra la reestructuración de la deuda soberana en dólares. Si bien son dos procesos que no están fuertemente correlacionados, podría jugar en contra un tema de confianza. “Una renegociación exitosa será fundamental para lograr estabilizar la economía y bajar el riesgo-país. Esto jugaría, además, a favor de la demanda de activos en moneda local y estabilizar las variables nominales”, indicó Furiase.
Hoy en día, la clave pasa por la brecha, dado que el dólar oficial se encuentra contenido artificialmente por el cepo hard. Para ello, la política monetaria deberá estar coordinada desde el lado de la señal de tasas, con el fin de evitar una mayor ampliación de esta, que podría tener efectos negativos sobre la economía argentina, a partir de un desfase en los precios de referencia para las importaciones y las exportaciones. Todo esto, en un marco donde la mayoría de las opciones de inversión ofrecen rendimientos reales negativos contra la inflación esperada. El BCRA ya anunció que buscará evitar que las tasas reales sean negativas, pero, dejando las palabras de lado, debe comenzar a demostrarlo con hechos.