¿Ante un incipiente cambio de oxígeno en mercados emergentes?
Lo acontecido desde el miércoles pasado será probablemente muy positivo para la Argentina. La Reserva Federal de Estados Unidos ha sonado muy laxa en los dos extremos de la curva de tasas de interés, tanto en la parte corta como en la larga, reactivando a un mercado emergente que fue severamente castigado durante todo el 2018. Desde estos anuncios, el riesgo país medido por el CDS de 5 años de Argentina colapsó unos 45 puntos llevándolo nuevamente a la zona de mínimos de año.
El movimiento de la Reserva Federal probablemente instaure un humor muy positivo para emergentes que será duradero por la significancia de lo anunciado y por la impronta de quien lo decide y esto seguramente beneficiará a la Argentina que, dada su precaria estancia, necesita de todo lo bueno que pueda andar dando vueltas por el planeta.
De esta forma, el diezmando equipo del presidente Mauricio Macri recibe otro shock más de suerte y bienvenido sea por el bien de todos.
En este entorno de una incipiente y bienvenida positividad global, la política de Peronia nos ofrece dos alternativas lamentables. Por un lado, el kirchnerismo, idolatrando la dictadura militar del rey de los pájaros, promete convertirnos en Venezuela. Del otro lado el macrismo, un himno a la mediocridad, cuenta con converger a África como mejor escenario posible.
Aunque nuestra clase política, la suprema elite de Peronia, prometa lo contrario, la Argentina de hoy solo tiene a la mediocridad africana como mejor escenario alcanzable. Es importante en esta coyuntura resaltar la mejor decisión del presidente Macri: tercerizar en el FMI el manejo de la economía real y monetaria de nuestro país y liberarnos por lo tanto, de la interminable secuencia de incoherencias a cargo de un equipo de economistas que desde inicios de gestión lo hizo todo mal, sin una sola excepción, a costa de todo un pueblo.
Lamentablemente, mi apoyo a Cambiemos será incondicional pero a la vez resultará en una expresión de desesperanzada resignación a una clase política que no tiene nada para ofrecerle a los argentinos.
Peronia en trilogía política y el testimonio que más molesta al clan K
Si la probabilidad de reelección del presidente Macri fuese 100%, el CDS de Argentina a 5 años cotizaría hoy en 450 puntos, muy cercano al promedio actual de África.
Si por el contrario, asignásemos a Cambiemos y al peronismo no extremo chances iguales del 50%, el CDS de Argentina debería cotizar en unos 650 puntos.
Suponiendo que las chances de Cambiemos fueran 50%, las del peronismo no extremo 30% y las de CFK 20%, el CDS de 5 años debería cotizar hoy en unos 1500 puntos.
Finalmente, si asignásemos una probabilidad imaginaria de ocurrencia con CFK al 100%, el CDS de Argentina cotizaría hoy en unos 5000 puntos y subiendo.
Para no perder perspectiva, el CDS de Venezuela a 5 años cotiza hoy en 8000 puntos y en noviembre del 2017 lo llegó a hacer en 15600. A pesar de lo que mucho periodista sugiere por TV, las chances presidenciales del kirchnerismo son nulas y más aún para una economía que en 2019 lucirá muchísimo más estable de lo que aconteció en 2018.
De la mano del campo, la economía argentina comenzará a pegar la vuelta justo cuando el presidente Macri más lo necesite. A veces, más vale suerte que capacidad y en este contexto me pregunto qué será lo que más molesta a un kirchnerista: ¿escuchar una crónica liberal de lo que se viene o el testimonio genuino e irrefutable de los miles de venezolanos exiliados que hoy viven en Argentina?
Somos la roña de Sudamérica
Medido por CDS a cinco años, el riesgo país de Uruguay es de 105 puntos. Con la misma lógica, Perú exhibe 75 puntos, Colombia tiene 125 puntos, Brasil 165 y Chile un espectacular nivel de riesgo país que lo ubica en sólo 45 puntos, casi pegado a Estados Unidos. A la luz de estos datos, el promedio sudamericano se ubica en un riesgo país de 103 puntos, mientras nosotros lo hacemos en unos 620. Peronia, la merecida roña de Sudamérica, cotiza hoy muy lejos del promedio de nuestros vecinos.
Antes de las torpezas innecesarias del equipo de estrategia económica y política del presidente Macri, por enero del 2018, tan solo un año atrás, llegamos a exhibir un nivel de riesgo país de 222 puntos, lo cual nos ponía sólo al doble del promedio sudamericano.
A fuerza de Renta Financiera, el 28D y un desequilibrio monetario y fiscal innecesario, Argentina hoy se alejó completamente de lo que el mundo esperaba de nosotros hace solo un año atrás. Hoy en día cotizamos mucho peor aún que el riesgo país de África.
Converger a África, el objetivo posible
Nuestro principal objetivo debería ser converger al riesgo país de África lo antes posible. Del otro lado del mapa tenemos a Egipto con 415 puntos, Angola con 430, Nigeria 340 y Kenia en 400. El promedio de países africanos con cierta liquidez en CDS es de 396 puntos. Como observamos, el Principado de Peronia, esta aldea medieval tan peculiar en la que subsistimos todos, exhibe un riesgo soberano 6 veces mayor al del promedio sudamericano y 1,5 veces superior al promedio de África.
Claramente, para poder refinanciar nuestra deuda soberana, será clave que en los próximos dos años tengamos bajas sustanciales en riesgo país. De ahí que el objetivo del presidente Macri en su segundo mandato debería ser por lo menos bajar el riesgo en 200 puntos y de esta forma acercarnos a lo que hoy África paga en términos de riesgo país.
Independientemente de los sueños amarillos de Cambiemos, este grupo de patriotas que según nos cuentan, intentan salvarnos de los verdaderos malos, hoy somos peor que África y para ello contribuyeron 70 años de políticas equivocadas sumadas a estos últimos 3 que lo único que han hecho es exacerbar la destructiva herencia K.
De aquí que la mediocridad en todos los frentes es lo mejor que podrá pasarnos por muchos largos años y todo político que intente sugerir que el camino será más glorioso y fácil simplemente, miente con descaro.
En la Peronia de hoy es imposible imaginar crecimiento sostenido y baja sistemática de la pobreza sin antes encarar restructuraciones elementales en tres frentes: previsional, laboral y tributario. Y para ello no solo se necesita de un líder audaz que claramente no tenemos, sino además de la convicción de una sociedad que alguna vez aprenda que para estar mejor deberemos dejar de cometer los errores de los últimos 70 años, aunque corrijo ahora, 73 años.
¿Un salvador sainete amarillo?
Cambiemos es infumable y mucho lector de Peronia no entiende que puedo llegar a votarlos no porque me gusten sino para frenar a los Ks que se vienen del otro lado. Nunca me gustará Cambiemos por una sencilla razón: son zurdos y mentirosos.
Lamentablemente, la sociedad argentina no está preparada hoy para votar liberalismo. Se hacen necesarios 30 largos años de educación y paciencia. Una sociedad no se transforma de necia a liberal en poco tiempo. Gran parte de esta sociedad ni siquiera puede comprender un texto de libro, imagínense entonces leyendo a Hayek, uno de los pilares de la filosofía liberal.
Nuevamente, mi voto resignado irá al menos malo de todos, tiñendo de amarillo la frustración que tengo por no percibir a un líder convencido que marque el camino pero mucho menos, a una sociedad que haya podido aprender de 73 años de desaciertos.
La sociedad argentina, esa misma que detesta a la inflación, sigue defendiendo al Estado grande, ese que frena cualquier intento de convergencia hacia la productividad y la eficiencia.
La ansiedad de recuperar la caja perdida
Si no hay shock externo, la economía argentina de caras a las elecciones se va a ir acomodando, mediocremente y en forma africana, pero acomodación al fin. De a poco, se irán alineando los planetas para que el presidente Macri gane las elecciones, de la mano de una cosecha que saldrá razonablemente bien, de un Estados Unidos bajando un cambio en la suba de tasas, de un mercado emergente que comienza a operar con un marcado tono de optimismo y de un Brasil que de una u otra forma nos traccionará positivamente.
Además, siguen bajando las tasas en pesos en un contexto de razonable aunque potencialmente efímera, estabilidad cambiaria. Las acciones argentinas tranquilas con sesgo positivo y los bonos también. Parecería que el año de apostar a tragedias en Argentina fue el 2018. En 2019, los bulls parecerían estar en control y por lo tanto, seguir con el pesimismo del año anterior bien puede implicar navegar un 2019 con el chip erróneo.
En este contexto de un país que se viene muriendo todo el tiempo pero que nunca deja de respirar, percibo una marcada ansiedad en opositores a Cambiemos y armagedónicos crónicos, tanto de izquierda como de derecha. Mi sensación, es que pese a la frustración de muchos, nada va a explotar de caras a las presidenciales del 2019. De a poco, la economía africana de Peronia parecería querer alinearse en el corto plazo y pegar la vuelta con Cambiemos ganando las elecciones probablemente.
Entiéndanme bien, solo sugiero que, comparado con el 2018, el 2019 será claramente menos malo y nos inserta en un largo sendero de un país que ante carencia de lo que verdaderamente se debe hacer, escoja a la mediocridad asistida como su escenario menos malo.
Lamentablemente, el debate a dar hoy no es el «deber ser» sino el «sobrevivir». Existe una industria política entera en Peronia, oficialista y opositora, que tiene cero incentivos en cambiar nada, la mediocridad y la pobreza crónica son paradójica y lamentablemente, su principal centro de beneficio. En esta coyuntura mediocremente esclavizante, converger a África será todo un desafío a celebrar.