Vuelve cierta expectativa de un rebote de las acciones al estilo 2013. Además, los grandes fondos casi no conservan papeles argentinos, por lo que tienen espacio para comprar, al revés de lo que pasa con los títulos públicos
El clima financiero en el mercado local no podría estar más enrarecido, faltando apenas diez días para las elecciones. El dólar libre sigue su marcha alcista y rozó ayer los $200, mientras que los bonos se mantienen deprimidos en sus pisos de 2021. Pero a pesar del nerviosismo, que también se refleja en fuertes intervenciones del Banco Central para suavizar la suba de los distintos tipos de cambio, las que lograron despegarse son las acciones locales.
Para tener más claridad qué está pasando con el mercado accionario hay que mirar los papeles que cotizan en Wall Street porque lo hacen en dólares. En cambio, la cotización local está “contaminada” por la suba del dólar.
Ayer se notó un regreso del apetito por varias compañías locales en Nueva York. Los bancos subieron alrededor del 5% en dólares, Edenor dio la nota con un gran repunte de 10,2% y otras acciones emblemáticas como Pampa mejoraron 1,5% en promedio. YPF, por su parte, también volvió a ganar terreno tras varios días flojos y cerró 2,6% arriba.
La cotización de las acciones argentinas dibuja un verdadero sube y baja en los últimos meses. En prácticamente todos los casos tocaron sus máximos anuales inmediatamente después de las PASO, es decir el 15 de septiembre. El entusiasmo de los mercados por la derrota sufrida por el kirchnerismo quedó más que claro.
Sin embargo, a los pocos días volvieron las dudas ante las medidas posteriores adoptadas por el Gobierno: un cambio de Gabinete que no convenció, más endurecimiento del cepo cambiario y congelamientos de precios. La consecuencia fue que la mayoría de las acciones prácticamente volvió al punto de partida previo a las PASO.
En las últimas jornadas empiezan a aparecer tímidamente compradores, pero específicamente en acciones argentinas mientras los bonos continúan deprimidos. Reaparecen de a poco aquellos que se juegan a la repetición de un “rally” del mercado accionario parecido al que se vivió en el 2013. La derrota del kirchnerismo en las legislativas de ese año sepultó las chances de una nueva reelección de Cristina Kirchner. La euforia ante un cambio de ciclo llevó al mercado a subir un 200% en dólares en menos de dos años.
Ahora no son pocos los que creen que este ciclo podría repetirse, incluso cuando se produzca una crisis financiera o cambiaria luego de las elecciones legislativas. Un evento de estas características podría volver a pegarle a las acciones, pero al mismo tiempo proyectaría un nuevo cambio de signo político. Esto alentaría las esperanzas de la llegada de un nuevo gobierno más amigable con los inversores.
El “desacople” de las acciones respecto al resto de los activos financieros vuelve a ser otra vez bastante notable. La expectativa de un repunte “estilo 2013″ contrasta con el desinterés total por la deuda pública. Pero aquí estarían pesando también factores “técnicos”. Los grandes fondos de inversión internacionales aún están muy cargados de bonos argentinos, que recibieron en la renegociación de la deuda del año pasado. Se trata de un tipo de activos que es difícil de vender en un mercado mucho menos líquido que el accionario. Por lo tanto, cualquier rebote de los precios podría dar lugar inmediatamente a ventas grandes jugadores internacionales que entraron en aquel canje porque no tenían otro remedio. El riesgo país arriba de los 1.700 puntos da casi por sentado, además, que la Argentina se encamina a una nueva renegociación de bonos en dos o máximo tres años, aún cuando se produzca un recambio político.
La recuperación de las acciones coincidió ayer con una jornada positiva para Wall Street, tras la decisión de la Reserva Federal de anunciar que el plan de estímulo monetario se irá achicando gradualmente. Pero por ahora no se habla de la suba de tasas, lo que impactó positivamente también en mercados emergentes y las acciones argentinas esta vez no se quedaron afuera.
Sin embargo, habrá que ver hasta qué punto la recuperación es apenas un rebote de corto plazo, a la espera del resultado electoral del 14 de noviembre. Además, los inversores dan por descontado que más temprano que tarde el Gobierno avanzará en cerrar un acuerdo con el FMI, lo que permitiría conocer un plan económico y dar cierta previsibilidad en los próximos años. Si no se arregla para el primer trimestre del año próximo, el golpe una vez más podría ser durísimo no sólo desde el punto de vista de las finanzas públicas, sino también para aquellos inversores que una vez más decidieron poner una “ficha” en acciones argentinas.