Suba de tasas y más restricciones cambiarias es lo que espera el mercado para enfrentar un período con múltiples desafíos: aceleración inflacionaria, excedente récord de pesos, baja estacional de exportaciones y fuertes expectativas de devaluación. Los antecedentes de un mes traumático
Sin ningún tipo de señal alineada con lo que el mercado espera ver en las próximas semanas, arrancó ayer uno de los meses del año que puede -y suele- ser traumático en la Argentina. Transcurridos diciembre y enero, los meses en los que estacionalmente existe menor presión sobre el tipo de cambio dada la mayor necesidad de pesos que tienen en esos períodos tanto empresas como individuos, febrero presenta un nuevo desafío para las autoridades económicas. Suba de tasas y más restricciones para acceder a las divisas en el mercado oficial es el menú de medidas que el mercado espera se implemente a medida que avance el calendario.
Desde hace semanas analistas y operadores del mercado advierten que, en un contexto de aceleración inflacionaria y con una plaza con gran excedente de pesos producto de la mega emisión monetaria en tiempos de pandemia, la calma cambiaria que se instaló desde noviembre se volverá aún más precaria. Los últimos días de enero encendieron las primeras alertas, todavía tenues. Durante el primer mes del año, con un ritmo de inflación de 4% mensual, el dólar oficial acompañó el ritmo con un avance de 3,6% mientras que el contado con liquidación (CCL) anotó una reacción mayor y ajustó al doble de la velocidad: subió 7,7%, aún con la intervención oficial en el mercado de bonos, instrumentos mediante los cuales se accede a la divisa.
Otra luz de alerta la prendió el mercado del dólar oficial. Si bien en diciembre, por primera vez en 5 meses el mercado único y libre de cambios (MULC) había logrado cerrar con un leve saldo positivo de USD 250 millones, en enero ese resultado a favor habría caído según estimaciones privadas a apenas USD 150 millones. “Eso a pesar de la mayor liquidación del agro, que fue superior a enero del año pasado”, estimó el estratega en jefe de Cohen SA, Martín Polo. De hecho, el ingreso de divisas provenientes del agro fue el mes pasado el mayor para enero de los últimos 18 años, con un volumen superior a los USD 2.100 millones. Pero en esas cifras impactó el retraso en en la liquidación de diciembre además de la suba del precio internacional. En febrero, en cambio, las exportaciones son comparativamente bajas.
En el primer día del mes, sin embargo, todas las cotizaciones se mantuvieron estables y el BCRA logró comprar unos USD 60 millones. Pero la atención está puesta en el dato de inflación de enero, que se proyecta otra vez en torno a 4% y la reacción de la autoridad monetaria. “Por un lado, si el valor dólar oficial mantiene el mismo nivel de suba que el índice de precios, eso garantizará un piso alto de inflación para los próximos meses”, afirmó Martín Vauthier de la consultora EcoGo. Por el otro, las tasas de interés entraron hace meses en terreno negativo y desde el BCRA admitieron a Infobae que recién a partir de esta semana el directorio podría evaluar una suba. Eso, sin embargo, no sucedería mientras no se evidencie mayor presión en el mercado. Y es poco probable, consideran los analistas, que incluso con la suba, la tasas pasen a terreno positivo.
“El Banco Central está con un nivel de reservas bastante apretado, que hace que no pueda afrontar otro episodio como los de 2020 en el mercado cambiario. De ahí que seguramente va a tener que reforzar el cepo”, sostuvo Polo. Entre los importadores, algunos sectores como el automotriz ya están sufriendo las mayores restricciones y las expectativas de devaluación de corto plazo, cree Polo, harán que busquen adelantar sus compras.
Si bien este año existen condiciones particulares, como las fuertes regulaciones cambiarias y el inédito excedente de pesos, el “efecto febrero” no es nuevo en la economía argentina. Lejos de eso, los antecesores de Miguel Pesce en la presidencia del Banco Central durante la gestión anterior, Federico Sturzenegger primero y Guido Sandleris después, sufrieron el fenómeno. De hecho, no son pocos los analistas que atribuyen la corrida cambiaria que se desató en abril de 2018 a la estrategia que, forzado desde la Casa Rosada, aplicó Sturzenegger en febrero de ese año, cuando se conoció un dato de inflación peor al previsto y, pese a eso, mantuvo un sendero bajista de la tasa de interés. Un año más tarde, su sucesor Sandleris enfrentaba idénticas presiones, incluso después de haber anunciado el plan de emisión 0. Con la lección aprendida, contuvo la presión a costa de una tasa de interés que llevó en ese momento a 46% anual, y que meses más tarde ubicaría en niveles muchísimo más altos en un mercado completamente convulsionado por la combinación de resultados económicos y electorales. Otra vez en un año de elecciones, todos vuelven a mirar al Banco Central y su reacción ante un nuevo febrero desafiante.