Fue el tercer aumento consecutivo de esa magnitud. El panorama para los países emergentes se complejiza ante una mayor aversión global al riesgo y fuertes perspectivas de una desaceleración económica.
El dólar tocó máximos en dos décadas a nivel global luego de que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) decidiera ayer una suba de 75 puntos básicos en la tasa de interés. Fue el tercer aumento consecutivo de esa magnitud. Este factor, sumado a las señales de continuidad sobre el sendero monetario contractivo que dio Jerome Powell, presidente de la Fed, y las amenazas del presidente de Rusia Vladímir Putin sobre un posible recrudecimiento del conflicto en Ucrania revolucionaron los mercados, lo que profundizó la tendencia de apreciación global que tuvo el dólar a lo largo de 2022. En consecuencia, el panorama para los países emergentes se complejiza ante una mayor aversión global al riesgo y fuertes perspectivas de una desaceleración económica.
El índice dólar, que compara la divisa estadounidense con una canasta de monedas, repuntó fuertemente y alcanzó los 111,31 puntos, su nivel más alto desde febrero de 2002. Así, en lo que va del año, acumula una suba de 15 puntos, lo que representa una apreciación de la divisa en torno al 12%.
En esta línea, los rendimientos de los bonos del Tesoro de Estados Unidos tocaron máximos en la década. Pablo Repetto, head of Research en Aurum Valores, señala que “los bonos del Tesoro a dos años cerraron en 4,12%, y están en máximos desde el 2007. Mientras que los bonos del Tesoro a 10 años cerraron en 3,64%, previamente habían llegado a un máximo similar al actual en 2011”. Habían abierto en baja luego de las declaraciones de Putin, pero revirtieron la tendencia tras la decisión de la Fed.
Sobre el impacto en la Argentina, Repetto consideró se verá por el lado del costo de la deuda con el FMI porque la tasa de interés que paga se encarece. “Dentro de la canasta del FMI, la tasa de interés está compuesta por la tasa de 3 meses de EE.UU., además de las tasas relacionadas con las otras monedas que componen la canasta de DEG”, explicó.
Por otro lado, los altos rendimientos de los bonos del Tesoro fomentan la salida de capitales de los mercados emergentes, lo que impacta negativamente en la Argentina. En esta línea, Sergio Chouza, director de la consultora Sarandí, consideró: “La vulnerabilidad ante la salida de capitales se da por la baja sostenibilidad de nuestro sector externo en general, y la debilidad macro que transitamos sobre todo en lo que respecta al mercado financiero. Así, el hecho de tener un cepo reduce el impacto en el mercado oficial, pero lo traslada a los mercados alternativos del dólar. Dado el bajo volumen que tiene nuestro mercado financiero, que hoy marca el ritmo de las operaciones de dolarización, uno tiende a pensar que el fortalecimiento del dólar, en el corto plazo, puede generar un cimbronazo sobre las cotizaciones financieras e impulsarlos hacia arriba”.
Coincidió en el análisis Julián Grancharoff, economista miembro del OCEPP, y advirtió que el fortalecimiento del dólar torna aún más complejo el escenario para la economía argentina: “Implica presiones al alza en el tipo de cambio de los países emergentes dado que los capitales buscan refugiarse en las monedas que se encuentran en la cima de la jerarquía financiera internacional, el dólar por excelencia, y se da el famoso ‘flight to quality’. Así, el miedo que aparece en el horizonte es que esto termine en una recesión global que implicaría enormes complicaciones para nuestro país dada la necesidad de incrementar las exportaciones para hacer frente a las necesidades de moneda extranjera”.