Todavía es el de más alta denominación. Pero por la caída de su poder adquisitivo es el que más se utiliza
Si se suman los “Roca” y los “Evita”, hay 2.613 millones de billetes de 100 pesos en circulación. Equivalen al 63% del total de billetes que están en la calle. Diez años atrás, los billetes de $ 100, que igual que hoy eran los de más alta denominación, equivalían al 30% del total. Es decir que en una década se duplicó la presencia de los de $ 100.
Es lógico: con mayor inflación, este billete que antes se reservaba para pocas operaciones, hoy se usa para prácticamente todo. Un ejemplo al alcance de cualquiera: ¿Cuándo fue la última vez que un taxista se quejó porque el pasajero pagó un viaje corto con un billete de $ 100?
El uso intensivo de billetes de 100 pesos supone mayores costos: para el Estado, porque en lugar de pagar por la fabricación de un billete de $500 debe pagar cinco veces más, por cinco billetes de $ 100. También acarrea mayores gastos de logística para el sistema financiero, que necesita más horas hombre para, por ejemplo, reponer el contenido de los cajeros automáticos. O para el conteo diario de billetes. Para el público, aunque esto es solucionable –a raíz de la expansión de los medios de pago electrónicos– la incomodidad de cargar muchos billetes que alcanzan para poco.
El Gobierno, por su lado, se niega a imprimar un billete más alto. En lo formal, dice que la tarjeta de crédito y débito, los pagos por internet, y los débitos solucionan los problemas. Se dice que también se niega a billetes de más alta denominación para no reconocer la pérdida de poder adquisitivo del billete de 100 pesos.
Días atrás, el diputado del PRO Federico Sturzenegger señaló que estaba a favor de billetes de baja denominación. “Sería tal la incomodidad de andar con tantos billetes que se expandiría el uso de los medios electrónicos y bajaría la evasión.
Desde la economía del comportamiento, Martín Tetaz señaló que “las investigaciones de Eldar Shafir, corroboradas por estudios de neuroimagen de Antonio Rangel, muestran que la gente tiene ilusión monetaria y que por lo tanto la forma en que se cobra importa, de modo que cobrar con menos billetes puede dar la sensación de que el sueldo se ha achicado.
“Por el lado del gasto –sigue Tetaz–, el experto en Economía el Comportamiento, Richard Thaler, ha mostrado que no es lo mismo gastar un billete de 500 que cinco de 100. Mantener parte del dinero en billetes grandes da una sensación de ahorro que hace que sea mucho más difícil gastarlo porque la gente sufre, sintiendo que está perdiendo parte de sus ingresos. En cambio con los billetes más chicos se paga sin que se produzca este efecto, haciendo que la gente consuma más y ahorre menos”.
Fuente: http://www.ieco.clarin.com/economia/billetes_0_1063693684.html