El tipo de cambio oficial avanzó en torno al 4% mensualizado en lo que va de abril. Analistas prevén que se anunciará una cuarta alza del tipo de interés para evitar desincentivos a la liquidación de exportaciones y no afectar la meta de reservas.
El Banco Central continúa acelerando la suba del dólar, tal como hizo en los últimos meses en línea con el objetivo acordado con el Fondo Monetario Internacional de mantener la competitividad del tipo de cambio real en el nivel de fines de 2021. Según la evolución de las últimas jornadas, convalidó un crawling peg (depreciación administrada del peso contra el dólar) en torno al 4% mensualizado en lo que va de abril.
A pesar de que aún pasaron pocas jornadas del mes, esta cifra lo lleva a ser el avance más importante al menos desde enero de 2021. La entidad liderada por Miguel Pesce elevó el tipo de cambio oficial al 1,3% en diciembre, 2,2% en enero, 2,3% en febrero y 3,3% en marzo.
Sin embargo, por primera vez en el año, la depreciación del oficial supera a la tasa de interés en pesos. En 2022, el BCRA elevó tres veces la tasa de referencia. En enero la llevó del 38% al 40%, a mediados de febrero al 42,5% y en marzo al 44,5%. El mercado espera que ahora haya un nuevo incremento a raíz del nuevo ritmo de depreciación y después de la publicación del IPC de marzo (el Indec lo difundirá este miércoles), que podría rondar el 6%. Así lo plantearon distintos analistas consultados por Ámbito.
Andrés Reschini, de F2 Soluciones Financieras, sostuvo que su impresión es que el Central ya eligió el ritmo de depreciación para abril y que será de alrededor del 4%. “Si quiere sostener este ritmo de crawling peg, probablemente haya una nueva suba de tasas tras conocerse el IPC de marzo, porque aquellos que tienen que liquidar dólares saben que ganan más esperando que liquidando y colocando a tasa, y eso desincentiva la liquidación y afecta a las reservas”, planteó.
Adrián Yarde Buller, economista en Facimex Valores, coincidió en el análisis: “Se espera que acelere la tasa de devaluación a la zona de 3,8% mensual a partir de abril. El programa con el FMI estaba planteado con una devaluación de 40% que el BCRA venía respetando, pero eso estaba pensado para una inflación de 48% que rápidamente quedó desactualizada. Con una inflación que va a estar más cerca de 60% el BCRA tiene que acelerar el ritmo para no apreciar el tipo de cambio, especialmente teniendo en cuenta que la primera meta de reservas se cumplió con lo justo. Las subas de tasas miran más el frente cambiario que la inflación”.
“El BCRA necesita subir tasas si quiere seguir acelerando la tasa de devaluación, ya que si devalúa por encima de las tasas va a atentar contra su propio objetivo de reservas. Si no, termina desincentivando las exportaciones, ya que los exportadores prefieren apalancarse y esperar a un tipo de cambio más favorable. Esto es crucial ya que el Central tiene un objetivo exigente de reservas netas y, si no acomoda las tasas de interés, va a tener dificultades para comprar dólares. Por eso la lógica sería ver una suba de tasas de magnitud importante la semana que viene”, agregó Yarde Buller.
Para Víctor Beker, director del Centro de Estudios para la Nueva Economía, la aceleración de la tasa de devaluación está ligada directamente con la tasa de inflación, en consonancia a lo acordado con el FMI, de que no haya atraso cambiario. “Con este nivel de inflación, el BCRA va a tener que incrementar la tasa de interés. Tanto la aceleración del crawling peg como la suba de tasas puede ayudar, en la medida que, puede generar una mayor venta de dólares por parte de los exportadores. Asimismo, una tasa más alta beneficia a las colocaciones en pesos y quita presión sobre el mercado de cambio paralelo, permitiendo achicar aún más la brecha”, señaló Beker.
Por su parte, Martín Carro, integrante del Observatorio de Políticas Públicas de la UNDAV, advirtió sobre la dicotomía que enfrenta el Central. “Entre los objetivos del equipo económico está mantener la competitividad porque se necesita de un superávit comercial de bienes para hacer frente a todos los usos de divisas y para engrosar las reservas. Sin embargo, una depreciación brusca puede complicar la aceleración de los precios e impactar en el crecimiento”, planteó.
En este sentido concluyó: “Una suba de tasas es probable, por un lado, por las señales que dio el BCRA ante la aceleración inflacionaria y, por otro, el mercado prefirió inversiones más cortas, porque se espera que haya una nueva suba. Los bancos actualmente colocan lo menos posible en plazos largos en el BCRA. Asimismo, una tasa de depreciación superior a la tasa de interés desincentiva la liquidación de exportaciones. Por eso uno esperaría un alza en las tasas de interés ya que da más margen para poder depreciar a distintas velocidades sin lograr desincentivos y evitar problemas en el frente externo, donde está bastante estrangulado y con objetivos a cumplir de engrosar reservas, en torno a u$s5.000 millones anuales”.