La tasa de referencia (24,75%) es el indicador clave que guiará al Central. Hay preocupación por un dato monetario
La cúpula del Banco Central quiere ratificar que para este año y los próximos su único instrumento de política monetaria será la tasa de interés de referencia, que ahora está en 24,75% anual.
Así, los funcionarios buscan dejar en claro que entre sus preocupaciones no están ni el precio del dólar ni el crecimiento de la cantidad de dinero.
Pero sí quieren adelantarse a lo que sucederá este mes: un indicador monetario viene registrando una suba anual superior al 40% y eso los inquieta.
El tema es que la base monetaria, que es la suma del circulante más los depósitos en cuenta corriente y caja de ahorro, tendrá este mes un alza importante en parte, dicen en el Central, porque hay un aumento de la demanda de pesos por parte de la gente pero, también, porque en la comparación con febrero del año pasado el salto es importante.
Es en ese escenario que Federico Sturzenegger y su equipo están abriendo el paraguas en el intento de evitar que ese aumento de la base de más de 40% pueda ser leído como inflacionario en febrero y marzo para cuando, además, las consultores privados prevén que la inflación llegue al 2% por mes, por encima del 1,3% de enero.
En el Central ratifican que su espada antinflacionaria es el tipo de interés de referencia y que 24,75% de tasa supera todos los pronósticos de suba de precios.
Y sostienen que, aun cuando los ahorristas no consiguen esa tasa por sus plazos fijos ( le pagan 18,3% anual para depósitos a 30 días), el efecto último para todo el sistema es antinflacionario.
La definición sobre el dominio de la tasa resulta interesante para seguir la evolución del sistema financiero de ahora en más.
En el último año la tasa de interés le ganó al dólar (las Lebacs empezaron ofreciendo 38% y fueron bajando) pero la divisa subió sólo 18% entre puntas.
A pesar de eso, la tendencia a la dolarización de los ahorros continuó a razón de US$ 1.000 millones por mes, consolidando la matriz argentina no escrita pero vigente de que la gente hace sus transacciones en pesos pero a la hora de ahorrar lo hace en dólares.
Para el Banco Central eso no es un problema y lo viene demostrando en las últimas semanas en las que el precio de la divisa apuntó a la baja.
Según la consultora Quantum, el Central “buscó minimizar su participación en los mercados cambiario y monetario aún con la oferta de divisas provenientes de la liquidación de exportaciones (US$ 2.300 millones) y emisiones de deuda corporativa y provincial que en total superaron los US$ 4.000 millones”.
Además, a fin de enero habían ingresado US$ 6.751 millones de las colocaciones de deuda del Gobierno y esa oferta de dólares fue determinante para la tendencia a la baja del precio y la aparición de más pesos.
El Gobierno aceleró la búsqueda de fondos en la primera parte del año como paraguas ante la incertidumbre que se generó por la asunción de Donald Trump en Estados Unidos.
Pero también para asegurarse los fondos ante el vencimiento de capital en abril de US$ 7.000 millones del BONAR 2017 y de US$ 1.000 millones en junio del Global 2017.
Dólares no le faltan al Gobierno y más teniendo en cuenta que los precios de los productos que la Argentina exporta, especialmente la soja, están repuntando ante la demanda china, que sigue actuando como motor del sector agropecuario.
Si la estrategia del Central se consolida, los funcionarios apuntan a mantener la tasa de interés por encima de la inflación que, insisten, este año será de 17%.
Aseguran que así buscan tres objetivos: 1) que la gente pague menos en efectivo y utilice mecanismos de pago bancarios, 2) qué crezca el sistema financiero por la vía de favorecer el alza de depósitos para así impulsar el aumento de los préstamos y 3) que se cumpla la meta de inflación de entre 12 y 17% este año.
Y todo vía la fijación de la tasa en un nivel “real positivo” sin preocuparse por la cantidad de dinero ni por las fluctuaciones (a menos que sean muy bruscas) que pueda tener el precio del dólar.
En el Central se muestran muy firmes con su esquema y no creen que las tasas para los depositantes “reales positivas” vayan a desembocar en un aumento del costo de los créditos. Es más, dicen que el exceso de pesos que hoy tienen los bancos los llevará a aumentar la oferta de préstamos a los privados.
Un denominador común que guía a la cúpula del Central es un concepto de su presidente respecto a lo que fue el ahorro en Argentina.
Preguntan qué pasó con un depósito de $100 en 1980 medido a moneda constante y la respuesta es que hoy ese depositante tendría sólo 1,5 pesos y que el retorno total habría sido “negativo” en 98,5%.
Con esa base, y después de más de un año de gestión, redoblan la apuesta a que las tasas le ganen a la inflación y, aunque sin decirlo, también le ganen al dólar.
Sin preocuparse por si se puede caer o no en atraso cambiario, el Central marcha por su andarivel, un camino viable mientras los dólares no escaseen ni la necesidad de pesos para cubrir el déficit fiscal lo obligue a poner la tasa en un nivel tal alto que la haga políticamente inviable.
De hecho, mientras se habla de tasas “positivas”, tres bancos oficiales como Nación, Provincia y Ciudad se lanzaron a ofrecer financiación a 50 meses al 19% anual, un nivel que está prácticamente en el límite de la neutralidad.
La necesidad de recrear el consumo en el año electoral parece querer ganar espacio entre las prioridades oficiales más allá del norte que marque la brújula del Central.
Fuente: http://www.ieco.clarin.com/ieco/banco-central-dejo-mirar-dolar-unico-norte-tasa_0_Bkg2cOjOg.html