Juan Carlos Fábrega estima que el menor crecimiento de los precios permitirá mantener la política de ajuste gradual del tipo de cambio. Podrían bajar las tasas por el alto costo en renovar las letras que emite la entidad
El presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, está monitoreando la evolución de la inflación para decidir qué hacer con el dólar oficial (que viene deslizando en forma gradual) y las tasas de interés. El titular del ente monetario confió a allegados que el menor crecimiento de los precios (que se percibe tanto tomando el nuevo IPCNu como el de consultoras), o sea la tendencia, le permitiría mantener la política de mini devaluaciones del tipo de cambio.
Esto de llevar al "service" al tipo de cambio, que muchos creen que está atrasado en términos reales (o sea por el efecto de la inflación), antes que haya que aplicar una mega-devaluación como en enero, resulta novedoso. De hecho el dólar estuvo en el freezer en $8 durante 40 días hasta la semana pasada cuando el Central movió el tipo de cambio oficial. Se depreció 5,7 centavos a $ 8,061 por dólar, un centavo menos que el cierre de este lunes.
Lo que creen en el Central es que -por ahora- no es necesario un retoque mayor del tipo de cambio. Piensan que el atraso cambiario no es tan acuciante y que, de hecho, como la inflación viene en baja (acota la suba, en realidad) permitirá mantener esa estrategia hasta el segundo semestre. Es más, pasada la temporada de liquidación de la soja (hasta fines de junio aproximadamente) en caso de tener que llevar al dólar más arriba, el movimiento no sería dramático.
Pero saben en el BCRA que la frazada queda corta. Los esfuerzos para mantener el clima cambiario más o menos estable, chocan con la impericia del Ministerio de Economía. Axel Kicillof poco y nada ha hecho para bajar el gasto público, algo que conspira contra un dólar y tasas estables. El ministro tiene sus diferencias con Fábrega, pero nunca tan explosivas como los trascendidos en torno a una virtual "guerra" entre ambos.
El titular del Central resiste las "operaciones" que hacen desde Economía refugiándose en la tropa propia. La mesa chica de Fábrega son los 2 directores que él mismo colocó en el directorio: Eduardo Barbier y Cosme Belmonte (ambos ex Banco Nación). A esos directores, que son los ojos y oídos de Fábrega, se le suma el amplio apoyo que tiene el presidente del BCRA en la línea técnica de la entidad. Son los hombres de carrera del Central, muchos ascendidos por el mismo Fábrega.
Fábrega cree que Kicillof no hizo su tarea: bajar el gasto. Por eso cuando el ministro (y su entorno) deslizan supuestas "órdenes" al Central, como bajar las tasas, el titular del Central siempre contesta lo mismo: "Mis políticas están sobre la mesa". Esto aduce al retoque al dólar y las tasas, que dicho sea de paso, permitieron que el Gobierno llegue con algo más de aire en los últimos meses.
Pero esta tranquilidad podría empezar a desaparecer con la suba en el mercado paralelo. El dólar blue ya está en $11,30 y la brecha empieza a recalentarse (más del 40% de diferencia). Los pesos que tiene que pasarle el Central a Kicillof para cerrar la brecha fiscal explican el salto de la demanda en el canal informal. Esto conspira contra un dólar oficial que sube en cuotas.
También afecta a las tasas de interés. El Central bajó 2 puntos luego de subir más de 8 puntos desde que empezó a mostrar más ambición en retener los pesos en el sistema. Pero ese aumento de tasas no solo impacta en el crédito a los particulares sino también en lo que se denomina "déficit cuasifiscal" del BCRA.
Sucede que el Central paga una tasa de interés para captar pesos vía Lebac a los bancos. Si sube las tasas impacta en lo que termina pagando. Mayo y junio tiene vencimientos importantes de Lebac por $50.000 millones. Esto podría derivar en mayores costos para la entidad. De ahí que se presume que la tasa podría bajar un poco más en las próximas semanas.