En una época en que el extraordinario crecimiento económico de la última década empieza a templarse, América latina debe aprender a usar la devaluación como un "amortiguador" capaz de absorber los impactos externos negativos, sostuvo ayer el Banco Mundial.
"Las monedas depreciadas no sólo reducen el costo de las exportaciones, también elevan el costo de las importaciones, haciendo que las industrias domésticas y de exportación se vuelvan más competitivas, generando más puestos de trabajo", afirma el BM en su nuevo informe semianual sobre la región. El título del documento es claro respecto del análisis del organismo: "La desaceleración en América Latina y el tipo de cambio como amortiguador".
El BM y el Fondo Monetario Internacional (FMI) prácticamente coinciden en sus últimas previsiones en la ralentización de la economía de la región, prediciendo ahora para América Latina y el Caribe un crecimiento este año de entre 2,5 por ciento y 2,7 por ciento, que sólo llegará al 3 por ciento en 2014, por debajo de lo proyectado anteriormente.
Con todo, según el BM, esto no debe dar pie al "pesimismo" registrado entre algunos expertos. El economista jefe para América Latina, Augusto de la Torre, dijo que la región que afronta esta desaceleración no es la misma que enfrentó vientos desfavorables que tanto la desestabilizaron en la década de los 90.
"Tenemos un instrumental anticíclico más completo y las depreciaciones de la moneda ya no deben ser vistas como un problema, sino como parte de la solución, como parte del instrumental con el que América Latina puede absorber los choques", afirmó De la Torre al presentar ayer en Washington su informe.
"Si se analiza la capacidad de las economías regionales de sobrellevar los efectos de un entorno internacional menos favorable, uno se da cuenta de que los días en que depreciar la moneda terminaba en desastre son prácticamente cosa del pasado", agregó y se declaró "cautelosamente optimista".
Según De la Torre, las causas que en los 90 hacían aún a toda la región temblar con la palabra casi tabú de "depreciación", ya no se dan hoy en día en buena parte de la región.
Entre otras cosas, dijo, porque la región se desendeudó, se desdolarizó y estableció "regímenes monetarios más creíbles".
El organismo calcula que los países que pueden beneficiarse de este instrumento representan entre el 70 por ciento y 80 por ciento de la población y el PBI de la región.
No aconsejó esta herramienta para los países de Centroamérica y el Caribe, con economías muy abiertas, ni los "menos globalizados financieramente", como Bolivia. Otro grupo de países, donde el índice de dolarización de la deuda es alto aún, "tienen menos maniobra". Son ellos Perú, Uruguay y Costa Rica.
El Banco Mundial proyectó en su informe un crecimiento de entre 2,5 por ciento en América latina. Estimó que Perú y Panamá crecerán el 5,5 por ciento y 8 por ciento, y que Chile, Colombia, Costra Rica, Ecuador, Guatemala y Uruguay, crecerán por encima del promedio regional. Argentina crecerá este año un 4 por ciento, mientras que Brasil y México aportan los datos más preocupantes de la región, con sus economías evolucionando por debajo del promedio de la región.