En los últimos cuatro meses la entidad monopolizó la demanda en la plaza cambiaria mayorista, pero no pudo fortalecer su posición de activos externos. El fantasma de un nuevo default
Se acercan semanas decisivas para el panorama financiero de la Argentina, dentro del cual el Banco Central mantiene un rol protagónico, pues provee las divisas para que el Gobierno honre los compromisos de deuda.
Desde diciembre último, el BCRA sostiene un apreciable nivel de compras de divisas en el mercado mayorista: en menos de cuatro meses aspiró USD 2.650 millones -respaldado por un período extraordinario de liquidación de exportaciones del agro-, si se tienen en cuenta los saldos positivos de diciembre (USD 608 millones), enero (USD 157 millones) y febrero (USD 633 millones), más unos de USD 1.250 millones en lo que va de marzo.
Pero la necesidad de cubrir vencimientos de deuda pública con esas divisas más las compras de bonos en dólares efectuadas para nivelar su tenencia de títulos públicos impiden una mejora en el stock de activos internacionales, en torno a los USD 40.000 millones, el mismo nivel que exhibían en octubre pasado.
Por un lado, las reservas brutas del Central mejoraron unos USD 1.100 millones desde diciembre, lo que refleja que solo uno de cada dos dólares que adquiere la entidad en el mercado termina integrando el activo.
Asimismo, un análisis más minucioso revela que las reservas netas -donde se descuentan préstamos y depósitos privados-, y que son aquellas con los que el Central pude intervenir en el mercado para regular la devaluación y para asistir al Tesoro en el pago de deuda pública, cedieron más de USD 500 millones a pesar de las intensas compras mayoristas.
Las reservas netas suman unos USD 5.500 millones, incluido el oro, cuando superaban los USD 6.000 millones a fines de noviembre.
Según el último balance de la entidad, actualizado al 15 de marzo, los activos internacionales brutos sumaban USD 39.865 millones. De éstos, USD 20.005 millones correspondían al swap de monedas con el Banco Popular de China (a 6,4985 yuanes por dólar el 15 de marzo); otros USD 455 millones, a las Asignaciones DEG (Derechos Especiales de Giro del FMI, descontada la Contrapartida de Asignaciones de DEG); USD 3.159 millones por el préstamo del BIS (Banco Internacional de Pagos de Basilea, descontada la Contrapartida del Uso del Tramo de Reservas), y son encajes unos USD 10.737 millones (diferencia entre depósitos privados en efectivo en moneda extranjera por USD 15.776 millones y préstamos por USD 5.039 millones).
Así, las reservas netas de la entidad quedaron al cierre de la segunda semana de marzo, según el balance consolidado, en unos USD 5.510 millones. Si además se le descuenta las tenencias de oro (USD 3.431 millones), los activos utilizables para intervenir en forma inmediata en el mercado -aunque el oro requiere de una simple operación financiera en el exterior para hacerse líquido- sumaron unos 2.079 millones de dólares.
El 30 de noviembre del año pasado, antes de que el BCRA iniciara un sostenido proceso de compra de divisas, las reservas netas de la entidad alcanzaban unos USD 6.018 millones, y USD 2.491 millones al descontarse la tenencia de oro, con una baja de USD 508 millones y USD 412 millones, respectivamente.
Amenaza de una nueva cesación de pagos
En despachos oficiales se hacen cuentas día a día. De no mediar un pronto acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el Gobierno deberá efectuar antes de fin de año importantes desembolsos.
Según un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso de la Nación, entre los pagos de deuda en dólares destacan para lo que resta de 2021 los vencimientos con el Club de París por unos USD 2.441 millones el 30 de mayo, y con el Fondo Monetario Internacional, por unos USD 4.874 millones, con los mayores pagos concentrados en septiembre y diciembre.
Son más de USD 7.300 millones a afrontar con reservas netas que hoy alcanzan unos 5.500 millones de dólares. Si se suman todos los vencimientos de capital e intereses por la deuda con organismos multilaterales y bilaterales en los próximos nueve meses, éstos ascienden a unos USD 9.500 millones, según estimaciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso.
No obstante, se especula con una postergación del acuerdo con el FMI para después de las elecciones de octubre, puede haber un “salvavidas”: la posible inyección de unos USD 3.350 millones de parte del FMI, por Derechos Especiales de Giro (DEG) que distribuye en forma proporcional a los países miembros.
Con estos fondos extra, el Gobierno estaría en condiciones de cubrir la mayor parte de los vencimientos con el FMI sin apelar a reservas, aunque, a la vez, esta operación no se traduciría en una reducción en el stock de deuda pública, pues se cancelaría un pasivo con un nuevo préstamo.
En el más pesimista de los escenarios, sin pagos ni refinanciación con entes multilaterales, Argentina podría caer otra vez en default en julio, luego de expirado el período de gracia de 30 días a partir del vencimiento de la deuda con el Club de París el 30 de mayo.