En su afán por cuidar el nivel de billetes verdes «líquidos», al menos para poder llegar a diciembre con el «tanque de reserva, el Gobierno sigue fabricando normativas. También apunta a reducir el fuerte proceso dolarizador
Cambian los tiempos, los escenarios y algunos intérpretes, pero la «música» sigue siendo la misma.
Al menos en lo que se refiere a las iniciativas que toman las autoridades económicas del actual Gobierno luego de cada elección presidencial.
Apenas concluidos los comicios que darán lugar al primer balotaje de la historia argentina -al igual que en 2011- tanto el Ministerio de Economía como el Banco Central(BCRA) resolvieron lanzar un conjunto de medidas cuyo principal objetivo es el de frenar la fuga de dólares.
De esta manera se repite lo ocurrido cuatro años atrás cuando, apenas resultó reelecta Cristina Kirchner, empezaron a proliferar las restricciones.
Tales iniciativas, que habían afectado en un principio a compañías mineras y petroleras, luego se fueron profundizando para desembocar en un cepo cambiario que hasta estos días no se pudo desactivar.
Compañías de seguros, «tocadas» otra vez
Ahora, la puntada inicial la dio la Superintendencia de Seguros.
A través de la Resolución 39.517 publicada en el Boletín Oficial, obligó a las empresas del sector a desprenderse de las «reservas técnicas en moneda extranjera» que superen los contratos asegurados también en moneda extranjera.
La entidad apunta a obtener imperiosamente más billetes verdes para el Banco Central, de modo tal de que le alcancen para «tirar» (al menos con el tanque de reserva) hasta el 10 de diciembre.
En concreto, limita la tenencia de activos en dólares y las obliga a vender sus bonos masivamente. Con esto, los funcionarios quieren provocar una caída en el precio del «conta con liqui» que, a su vez, haga descender al «blue».
Según la normativa, las aseguradoras deberán desprenderse de los dólares en «exceso».
Para cumplir con la norma, tendrán que reducir su exposición neta al tipo de cambio de este modo:
– En un 50% desde el día 3 de noviembre.
– En un 70% al 30 de noviembre.
– Al 100% al 31 de diciembre.
«Las carteras deben tener la capacidad de responder a un pronto desarme de posiciones, sin que ello importe desvalorización de los activos en cuestión», añade la normativa.
También se exige que las aseguradoras presenten mes a mes el detalle de los pasivos de los contratos según su nominación en pesos o en moneda extranjera.
Deberán calcular su exposición al tipo de cambio, que resultará de la relación entre: activos totales (en moneda extranjera) sobre las reservas técnicas (misma moneda).
Cambio en tasas
A la vez, el Banco Central dispuso:
1. Incrementar la tasa para la licitación de los títulos Lebac, que es una referencia utilizada por los bancos para determinar el niver de tipos de interés.
2. Reducir a u$s75.000 (la mitad) el límite a importadores para comprar dólares sin autorización.
En el primer caso, el alza es de 300 puntos básicos (3% anual), con el objetivo de incrementar el «premio» que se pagan por los depósitos.
La intención es restarle atractivo al dólar fomentando el ahorro en pesos, en momentos en que se reducen las liquidaciones de divisas por parte de los agroexportadores. Cabe recordar que en las últimas licitaciones, el Banco Central había convalidado una baja de tasas de las letras.
En la última colocación, la entidad fijó un interés del 26% nominal anual a 98 días.
De este modo, con 300 puntos básicos adicionales, arrancaría en alrededor del 29% para los plazos más cortos y superarían el 30% en los más largos.
Por primera vez en mucho tiempo, el ahorrista minorista podría obtener un rendimiento por encima de la inflación que, en la actualidad, se estima entre el 25 y el 28 por ciento.
El impacto de la medida radica en que las Lebac a 91 días son tomadas como referencia, dentro de la regulación vigente para establecer los niveles mínimos de los rendimientos de los plazos fijos.
La contracara de este aliciente es el encarecimiento que tendrán los créditos al público, ya que también están atados a dicho indicador.
De este modo se estará afectando, al menos en el corto plazo, uno de los bastiones del «modelo», que es el fogoneo permanente del consumo, en particular el financiado a través del sistema financiero.
Hasta que se implementen estos cambios, las tasas vigentes para préstamos varían según el tipo de entidad. Las mismas van:
– Desde casi el 40%, para compañías líderes del mercado.
– Hasta el 66%, para las firmas que poseen menor volumen de captación.
Impacto
Uno de los principales cuestionamientos de los analistas es que tiene un muy bajo horizonte para cosechar resultados positivos, tomando como fecha tope el próximo 10 de diciembre.
Con esta suba de tasas, del 3% anual, «el Gobierno quiere frenar la fuerte demanda de dólares y que el público se quede en pesos. Son intentos parciales, porque no se lo puede convencer con esta medida», señala Francisco Gismondi, ex economista del Banco Central.
Un ex presidente del BCRA, Aldo Pignanelli, coincide: «En el actual contexto, subir un 3% anuales como una gota de agua en el desierto. No tiene trascendencia para desalentar la compra de billetes verdes».
«El Gobierno no tiene margen ni ideas de hacer nada más. Si baja o sube la tasa unos pocos puntos, esto por sí sólo no cambia la realidad de la economía argentina», agregó.
Por lo pronto, una vez que el incremento se traslade a los créditos, el piso para las líneas de consumo se elevará, como mínimo, por encima del 40%, y esto frenará su ritmo de posible expansión.
En lo que va del año, se acumula un alza de casi 30% en el caso de los préstamos personales, lo que implica que el ritmo de cancelación supera a las nuevas colocaciones.
Recorte verde
En forma simultánea, el Central bajó a la mitad (u$s75.000) el límite del que disponen las empresas para comprar dólares sin autorización.
El BCRA tomó esta decisión de profundizar el cepo a los importadores sin resolución ni nota de por medio, como ya lo ha hecho en otras oportunidades para evitar una mayor batalla judicial por parte de las empresas.
De todas maneras, la mesa de operaciones de la entidad monetaria ya se lo comunicó, vía chat de WhatsApp, a varios bancos -que son los que ultiman las operaciones de importación para sus clientes.
«Por favor les solicito que nos consulten antes de cerrar cualquier operación de importación que supere los u$s75.000», dice el mensaje que llegó a los bancos.
Esta limitación, que arrancó a fines de 2012 con la obligación de pedir autorización para transacciones que superaban los u$s500.000, cayó 85% desde aquel entonces.
Sin dudas que estas iniciativas implican una profundización de la política cambiaria restrictiva a tan solo un mes y medio del cambio de Gobierno.
De alguna manera, no hacen otra cosa que dejar de manifiesto el grave problema que enfrenta el Banco Central, y la economía en general, en cuanto al magro stock de reservas en su poder.
La pregunta que algunos se formulan es cuál es el verdadero stock de divisas netas que posee la entidad.
La consultora Elypsis sostiene que el nivel neto de deudas es de u$s4.000 millones pero que se transforma en apenas u$s1.700 millones si se restan las tenencias de oro. La cifra genera escalofríos.
El otro interrogante es qué pasará con el dólar ahorro y el turista, que son dos de las vías de escape de moneda extranjera. Sin embargo, el año electoral le impide al Ejecutivo frenar este drenaje o tomar más medidas restrictivas.
«En este momento al Gobierno no le interesa el largo plazo. Busca frenar el proceso dolarizador para llegar al menos a diciembre con el tanque de reserva» afirma el directivo de un banco de capitales españoles.
Fausto Spotorno, director económico de la consultora Orlando Ferreres, afirma que la administración K «profundizará su intervención en el mercado cambiario cueste lo que cueste, alterando las reglas de juego como lo ha hecho ahora con las aseguradoras».
Advierte que seguramente se irán viendo más trabas en tanto y en cuanto no se consiga crédito externo a tasas razonables.
Spotorno es de los que cree que se echará mano a las reservas que hagan falta para controlar el tipo de cambio hasta el último mes del año y que el Gobierno le dejará a la próxima administración la tarea de hacer un fuerte ajuste.
Este analista no cree que el oficialismo le suelte la mano al tipo de cambio, incluso si pensara que va a perder las elecciones. «Si lo hace sería beneficioso para Macri quien, desde el primer día, dijo que iba a salir del cepo» añade.
En tal caso, todo dependerá de las expectativas del mercado sobre las posibilidades que tiene la actual gestión -y de su candidato en la lucha por ganar la presidencia- aunque el consenso indica que medidas de este tipo no juegan precisamente a favor de sus ambiciones políticas.