Si la calma inicial sorprendió al mercado, la disparada de febrero lo encontró igual de desprevenido ante una situación que parecía controlada. Preocupa la suba de tasas
El dólar subió 53%, las reservas aumentaron u$s 4573 millones gracias al recurso a financiamiento externo, la volatilidad volvió al mercado cambiario con algún que otro sobresalto y el intento oficial de liberar completamente al tipo de cambio quedó postergado en febrero, cuando una escalada en el precio de la divisa obligó a un volantazo en la política de tasas de interés a un Banco Central (BCRA) que aspiraba a ocuparse exclusivamente del valor del peso.
Hoy, las expectativas a futuro encuentran como consenso un dólar a $ 16,50 para fin de año, una inflación del 32% en todo 2016 y reservas internacionales que ascienden hasta los u$s 32.000 millones de aquí a diciembre.
El frente cambiario se presentaba como uno de los más complicados para el Gobierno que hace sólo 100 días tomó las riendas del Estado. Y los primeros resultados de su abordaje de shock fueron completamente en contra de las expectativas de cada momento: los días inmediatamente posteriores a la salida del Cepo dieron por tierra con los temores respecto de una corrida cambiaria, mientras que la calma esperada tras el auspicioso comienzo se esfumó en febrero y obligó al BCRA a empujar al alza a las tasas de corto plazo para evitar que la divisa siguiera subiendo y empujara una segunda oleada de remarcación de precios.
En la primera parte de ese proceso, el nuevo presidente del BCRA Federico Sturzenegger cosechó sólo elogios, mientras que luego de febrero empezó a oír las primeras críticas. Entre las opiniones positivas todavía sobrevive la valoración de la salida inicial del cepo y la política monetaria astringente destinada a limitar el traspaso a precios de la devaluación.
Las primeras estimaciones respecto al el traslado a precios de la devaluación indican que el 20% de la devaluación llegó a las góndolas, en comparación con el 54% que había impactado en inflación la devaluación más cercana en el tiempo, hecha en enero de 2014 (los cálculos son de la Fundación Capital).
«Se hizo un diagnóstico correcto de que faltan dólares, se necesita financiamiento externo y que había que salir del cepo, lo que se logró muy bien», dijo Martín Polo, economista de Analytica. «La sintonía fina posterior es la que encuentra problemas, porque yo veo que el BCRA todavía no se convence de que no puede flotar libremente. Es un BCRA al que no le importa el tipo de cambio, pero le termina importando.»
En mesas bancarias, ayer, la crítica principal rondaba el manejo de tasas de interés. «Se la pasaron negando el efecto de tasas en el dólar y finalmente tuvieron que usarlas», comentaban ayer en un banco privado.
Más crítico, el ex presidente del BCRA Aldo Pignanelli, tiene una visión directamente negativa de estos 100 días. «No me parece en general una estrategia acertada. Los saltos que ha sufrido el tipo de cambio, si bien generan incertidumbre y ayudan a que no haya especulación, producen demasiada volatilidad que obligó a subir las tasas, afectando al consumo y al financiamiento empresario».
El consenso de 32 entidades consultados por LatinFocus, mientras tanto, arroja que el frente cambiario convence a medias. Por un lado no se espera ninguna escapada de la divisa, se estima un cierre de año a 16,51%, aunque también una tasa de inflación del 31,8%, lejos de la pauta oficial del 25%. Por último, donde si existe fe es en materia de reservas: se espera que suban u$s 3000 millones hasta los u$s 32.000 millones.