Uruguay se endeudó en a 33 años y pagó una tasa de 4,12%. Bolivia en 2015 consiguió créditos también por debajo del 5%. La Argentina paga con su historia
El Gobierno festejó el fin del default -que técnicamente se concretará el viernes cuando se realicen los pagos- tanto como lo festejaron los mercados. Un claro ejemplo fue la Bolsa de Comercio porteña, donde los papeles líderes escalaron 4,94%, en una rueda con fuertes alzas en el índice Merval, que quedó cerca de superar los 14.000 puntos, mientras los bonos soberanos operaron con mayoría de alzas. También subieron las acciones de empresas argentinas en Nueva York (ADRs). En este caso, las subas fueron superiores al 2% y llegaron hasta 5,89% en el caso de Telecom.
Pero el optimismo hay que enmarcarlo. Si se toma en cuenta que la Argentina es un país que entró en cesación de pagos en 2001 y que hasta el momento no había regresado al mercado voluntario de deuda, pagar 7,62% a 30 años parece una buena tasa. Sin embargo, hay dos cuestiones a tener en cuenta. En primer lugar, cualquier país de América latina, salvo Venezuela, hoy se puede endeudar pagando casi la mitad de lo que pagó ayer la Argentina. Y en segundo lugar, y tal vez lo más importante, es para qué utilizará el endeudamiento el Gobierno (el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, dijo que utilizará u$s 9300 millones para pagarle a los holdouts y el resto para obra pública).
En definitiva, está bueno que le presten al país, pero tales préstamos deberían estar alineados con el crecimiento y no con la acumulación de deuda para cubrir el déficit público. Hay que recordar que la Argentina entró en default en 2001, luego de mantener durante una década un atraso cambiario que le costaba u$s 12.000 millones anuales de déficit y una deuda que le ahogaba cualquier posibilidad de crecimiento real de su economía. Durante el Gobierno de Néstor Kirchner se lograron los superávits gemelos, y en el segundo mandato de Cristina Kirchner, se perdieron los dos.
De todas formas, ahora, la tarea no parece fácil. Si bien está claro que gran parte de los problemas, como el de los holdouts, el actual Gobierno los heredó, el reacomodamiento de la economía que comenzó a realizar el presidente Mauricio Macri tiene un costo social importante, dónde la solución más rápida puede ser la suba del déficit vía subsidios, y no la baja como se prometió.
¿Por qué se puede llegar a esta situación? Se sabe que una devaluación, si bien puede impulsar la industria y el agro, y con el tiempo generar más trabajo por la sola razón de ser un país más barato y por ende más competitivo, en un principio genera una rebaja en el poder adquisitivo de los bienes y servicios de toda la población. Si a esta situación se suman despidos en el sector público, subas de tarifas y una inflación que supera el 30% anual, el combo a resolver es más que preocupante.