El aumento del stock de préstamos al sector privado llegó a 34% en los últimos doce meses, muy por debajo de la inflación acumulada del 50%. Con el Ahora 30, el Gobierno busca incentivar el uso de la tarjeta
Los bancos siguen aumentando el volumen de crédito al sector público, vía compra de letras del Tesoro. Sin embargo, no sucede lo mismo con los préstamos a empresas e individuos. El financiamiento crece, pero lo hace por debajo de la inflación, lo que implica una caída en términos reales. Y el rebote económico luego del derrumbe del año pasado tampoco está cambiando de manera significativa esa tendencia.
Los bancos aseguran que tienen capacidad prestable de sobra pero que el problema es la demanda. En el caso de las empresas, las principales líneas demandadas son las que vienen con tasas subsidiada. En este caso la apuesta pasa en parte por financiar necesidades puntuales, ya sea capital de trabajo o inversión, pero al mismo tiempo aprovechar que se trata de tasas que se van licuando con el paso de los años, el aumento del dólar y una inflación que no cede.
En el caso de los individuos sucede algo parecido. En general hay poco ánimo por endeudarse, ante las expectativas negativas sobre el futuro. Las encuestas muestran que la mayoría de la gente piensa que dentro de un año estará peor que ahora, por lo que no sería prudente tomar más deuda.
El Plan Ahora 30 que lanzó el Gobierno procura buscar un incentivo para que las familias se animen a gastar, aprovechando la posibilidad de comprar y pagar en cómodas cuotas y tasas que se ubican muy por debajo de la inflación.
La recuperación del crédito es uno de los componentes más sensibles para promover una recuperación económica a través del mercado interno. En un contexto de elevada inflación, los aumentos salariales definidos en paritarias a duras penas llegan a empardar la suba de precios. Y en la mayoría de los casos los ajustes siguen bien por debajo de la inflación. Por eso, el aumento del financiamiento pasó a ser una variable clave en la previa electoral para revivir el consumo.
Un informe de Prisma Medios de Pago reveló hace unos días que el volumen que se gasta con tarjeta de crédito creció a un ritmo de 33% interanual en el segundo trimestre, mientras que con débito aumentó arriba del 50%. Incluso la mayor proporción de las compras se concentró en los plazos más cortos del Ahora 12, es decir 3 y 6 cuotas.
Del lado de los consumidores, también hay quejas porque los bancos tardan o directamente se resisten a incrementar el límite autorizado para usar la tarjeta, pese al aumento de 50% de la inflación y a la suba de salarios definido en paritarias. La situación no es homogénea: algunas entidades decidieron incrementar los límites prácticamente en línea con la inflación para todos los clientes y otros optaron por ser mucho más selectivos o directamente no tocar esos niveles.
Un trabajo de la consultora First Capital indicó que en julio “la línea de préstamos personales creció un 2,2% mensual. En los primeros seis meses del año estas líneas crecieron 18,2%, mientras que la inflación llegó al 25%”.
Las operaciones a través de tarjeta de crédito registraron un saldo de $ 989.302 millones, lo cual significa una disminución de 3,5% respecto al cierre del mes pasado, unos $ 36.071 millones por debajo de junio, siendo la variación mensual negativa más importante en los últimos 12 meses.
En relación a los préstamos comerciales, esta línea aumentó su saldo un 4,8% respecto al saldo que se observó el mes pasado. Pero respecto del mismo mes del año anterior el alza es de 26,7%, por debajo de la inflación del período. Este rubro de créditos acumuló un crecimiento de 7,7% en el semestre.