El presidente de la CNV y dos economistas que representan a la oposición dan sus visiones sobre la resolución oficial
La medida es contable y no afecta la operatoria
Cuando un inversor invierte dinero en un Fondo Común de Inversión (FCI) compra una determinada cantidad de cuotapartes, según el monto que decida destinar y el precio de cada cuotaparte. Si el patrimonio del fondo aumenta, las cuotapartes tendrán un valor mayor, con una ganancia para el inversor, y si cae, tendrán un valor menor, con una pérdida.
Entre las ventajas sobresale el hecho de permitir al inversor acceder a una diversificación de riesgos mayor que si invirtiera individualmente, y contar con una gestión especializada en inversiones financieras. Así, deja en manos de especialistas su dinero, pero eligiendo el tipo de instrumentos en los que desea invertir asumiendo un determinado riesgo para obtener una rentabilidad acorde.
La resolución de la CNV establece un criterio de valuación que deberá ser aplicado por los FCI para un tipo específico de activos: los títulos nominados y pagaderos en moneda extranjera. El objetivo es transparentar el reflejo contable de esos instrumentos, para evitar que los inversores enfrenten oscilaciones ajenas al riesgo que asumieron.
Lo que caracteriza a los fondos de renta fija es que hacen sus inversiones en títulos de deuda o bonos que fueron emitidos bajo ciertas condiciones, que especifican: moneda de emisión y de pago, tasa de interés y vencimiento, lo cual define un determinado retorno. Se suele decir que lo que define a estos fondos es la ausencia total de exposición a la renta variable (típicamente acciones, sujetas a una volatilidad mucho mayor). El inversor está así optando por una inversión con una rentabilidad moderada, pero de bajo riesgo.
La medida establece que los títulos afectados deben ser valuados contablemente por los FCI tomando su precio de mercado en moneda extranjera y traduciéndolo a pesos según el tipo de cambio del Banco Nación para transferencias financieras. Se busca así que el reflejo contable del valor de estos activos guarde una relación más estrecha con sus condiciones de emisión y pago, evitando distorsiones que incorporen al rendimiento de las inversiones riesgos que no son los propios de dichos instrumentos.
El patrimonio administrado por los FCI asciende a aproximadamente $ 200.000 millones. Los Fondos invierten en múltiples tipos de activos, y esta medida alcanza a un conjunto reducido de ellos, que representa alrededor del 5% del total. Es interesante señalar que, tal como surge del «Análisis de Cuotapartistas de la Industria de FCI», elaborado por la Cámara de Fondos Comunes de Inversión, el 93,9% del patrimonio administrado está representado por la participación de personas jurídicas, es decir, que los grandes inversores son empresas y no pequeños ahorristas.
Conviene remarcar que la medida no afectará la operatoria cotidiana de los FCI. Surge claramente de lo anterior que ha tenido lugar una reacción desmedida y apresurada por parte de pretendidos especialistas en materia financiera, que lejos de colaborar con la protección a los ahorristas y con la estabilidad del mercado han salido a sembrar el terror entre la gente, pretendiendo asignar un impacto desproporcionado a la medida, como si fuera posible explicar la dinámica del mercado de capitales en base a una única variable.
Cristian Girard /El autor es presidente de la CNV
Mala praxis con los ahorros de la gente
El ministro Axel Kicillof está haciendo pruebas de laboratorio con la gente. Nos quiso vender en algún momento que tenía «todo estudiado en profundidad», pero no para de improvisar.
Si la medida que trascendió de la CNV (porque todavía no fue publicada oficialmente) fuera sólo impericia sería grave, pero si tuviera como único objetivo esconder que éste es el ministro que más devaluó la moneda dentro de un gobierno que ha batido todos los récords de devaluación, es peor todavía.
El mismo ministro que lideró una de las mayores y menos efectivas devaluaciones de la historia, el que oculta cuántos pobres hay, entre otras varias mentiras del Indec, toma una medida ridícula que afecta a muchos argentinos y, sobre todo, a pequeños ahorristas y jubilados.
El que sufre la mala praxis de esta medida es la gente común, el ahorrista, no los especuladores. Los que compran dólares a través del mercado de bonos, que por lo general son las empresas, entran y salen, a lo sumo compraron un poco más caro. Los que tienen posiciones en bonos son los que creyeron en la capacidad y voluntad de pago de la Argentina y otra vez los defraudaron. Además, los más castigados fueron los jubilados porque el mayor tenedor de bonos y acciones es la Anses. Se destruyó gran parte del ahorro y se hace porque intentan camuflar la fortísima devaluación.
No es fácil explicar lo que hicieron porque son cosas con las que en otros países no se juega. De un día para el otro les dijeron a los fondos comunes que no podrían valuar más sus títulos en dólares al valor de mercado. Aunque el título tenga cotización habitual en pesos, tendrían que valuarlo teniendo en cuenta la cotización artificial del dólar oficial. Pero la clave para que existan los fondos comunes es que a cada momento se valúen las cuotapartes al valor de mercado porque, en caso contrario, hay incentivos para entrar (cuando los activos valen más que el valor contable de la cuotaparte) o salir (cuando los activos valen menos que la cuotaparte).
Con esa medida, el administrador de cada fondo veía que tenía títulos que valían el equivalente a $ 150 y los tenían que contabilizar a $ 100. Lo que buscaban lo consiguieron, todos los fondos preferían malvender esos títulos a $ 140 y reconocer una pérdida de $ 10, que mantenerlos y reconocer una pérdida irreal de $ 50. También hubo compañías de seguros y bancos vendiendo porque temían que esta medida ridícula se extienda hacia ellos.
Esa ola vendedora provocó el derrumbe de todos los precios de estos días. Pero el daño colateral fue que perdieron parte de sus ahorros los que venían apostando por los bonos y la bolsa argentina. A cambio, les abarató los dólares a los indecisos, dándoles una segunda oportunidad a los que venían apostando por depósitos en pesos. La transferencia de recursos entre unos y otros es monumental y se mide en miles de millones de pesos.
Esta administración viene demostrando qué es lo que no hay que hacer, lo que no queremos más para los argentinos. Venimos de una devaluación salvaje y del peor ajuste que es el que traen la recesión y la inflación. El cambio no puede ser más de lo mismo.
Rogelio Frigerio / El autor es presidente del Banco Ciudad
Una política de espaldas al mercado
Desde el martes pasado, los mercados bursátiles están conmocionados y se registran fuertes pérdidas en todas las carteras, incluyendo la de la Anses, que perdió ayer $ 9000 millones. De esa manera, el rojo en los ahorros jubilatorios en las últimas ruedas orilla nada menos que los 50.000 millones de pesos.
Se suponía que ayer el Gobierno suspendería la aplicación de la norma de la Comisión Nacional de Valores (CNV), base del conflicto. Sin embargo, no fue así. El hecho de que el Gobierno no haya dado marcha atrás con una medida tan negativa, incluso para sus propias instituciones, muestra una manera de hacer política a las espaldas del mercado, que no es beneficiosa para los argentinos.
Estoy convencido de que lo que se ha vivido durante esta semana en los mercados va mucho más allá de la resolución de la CNV, que en sí misma ya es muy negativa. Tiene que ver, entre otras cosas, con lo que ocurrió anteriormente con la reforma del Código Civil, que deja abierta la posibilidad de que quienes tengan deudas contraídas en dólares puedan cancelarlas en pesos. También está relacionado con el discurso que dio el lunes pasado por la noche el candidato del oficialismo, Daniel Scioli, que es quien tiene la mayor intención de voto según todas las encuestas.
Sucede que el fantasma de pagar las deudas en dólares al tipo de cambio oficial, que en alguna medida es lo que anticipa la norma de la CNV, está dando vueltas y amplifica el impacto negativo de la nueva norma de la CNV, sobre todo cuando nadie ignora la falta de dólares líquidos que afecta al Banco Central y condiciona la situación cambiaria de la Argentina.
El discurso de Daniel Scioli tuvo dos aspectos de impacto negativo para los mercados, que amplificaron lo ocurrido esta semana: por un lado, definió que las restricciones para el acceso a las divisas, el cepo cambiario, que genera inflación y brecha cambiaria si se lo compara con la valuación oficial de la divisa norteamericana, y paraliza las inversiones, va a seguir en su eventual presidencia.
También elogió el manejo del problema de los holdouts por parte del ministro de Economía, Axel Kicillof, que lejos de buscar una solución, lleva dos años haciendo todo lo posible para agrandar las dificultades.
Un misterio por resolver
Se debe tener en cuenta que en estos momentos la comunidad financiera internacional mira a la Argentina por el prisma de los holdouts y su resolución.
Entonces, frente a la incertidumbre de la política futura, los inversores -que necesitan adelantarse a los escenarios del mercado- tienden a pensar que esta reglamentación, que se aplicará sobre los fondos comunes de inversión (FCI), bien podría extenderse hacia otros sectores. Por ejemplo, los bancos y las compañías de seguro.
Es un misterio que se develará en los próximos días. Sería lo coherente, aunque -en este caso por suerte- la coherencia no es un atributo que distinga a la política económica de estos años.
Guillermo Nielsen / El autor es ex secretario de Finanzas
Fuente:http://www.lanacion.com.ar/1831079-el-debate-por-la-norma-sobre-fondos-comunes