En el primer cuatrimestre la balanza arrojó un rojo de u$s 1.579 millones. Es por el récord de importaciones y complica al Gobierno por la salida de dólares
En una economía en la que el faltante de dólares rige las normas oficiales, el creciente déficit energético está generando un intrincando dilema para el Gobierno. La proyecciones de analistas privados, en base a dato oficiales, arrojan que si el saldo de la balanza comercial de energía sigue cayendo a este ritmo, 2013 terminaría con una pérdida de más de u$s 7.000 millones. La cifra significaría un récord de toda la gestión kirchnerista, que desde el 2011 comenzó a flaquear en este punto (de 2003 a esa fecha la balanza energética fue positiva).
Según señala M&S Consultores en un reciente informe, en el primer cuatrimestre, siguiendo las cifras del Indec, el sector de combustibles arrojó un déficit de u$s 1.579 millones, contra un saldo positivo de u$s 300 millones del mismo período del año pasado. Esto significa que en apenas cuatro meses el saldo negativo fue más de la mitad de todo el déficit registrado en 2012, que culminó con un rojo de u$s 2.737 millones.
El déficit responde al enorme y acelerado gasto que demandan las importaciones en este sector. El estudio elaborado por la consultora que dirige Carlos Melconian apunta que las compras al exterior de combustibles crecieron un 43,3% anual en los primeros cuatro meses del año, mientras que el resto de los rubros sólo subió 7,5% anual, con subas aún menores en bienes de capital e insumos intermedios. Al mismo tiempo, se prevé que en el mes de mayo las erogaciones por esta vía insuman un récord de u$s 1.000 millones. Otro informe que circula por las empresas del sector detalla que “las importaciones energéticas de abril 2013 serían de u$s 868 millones, en base a información provisional de Aduana”. Y especifica que el valor incluye la importaciones de aproximadamente 78.000 m3 de naftas y 111.000 m3 de gas oil, una parte de los cuales se importaron en rápida respuesta a la explosión de la refinería La Plata. Pero, especialmente, agrega que incluye importaciones récord de GNL (Gas Natural Licuado) y el inicio de lo que “promete ser un programa sin precedentes en las importaciones de gas oil por Cammesa” (la administradora del mercado eléctrico en manos del Estado).
Encrucijada
El problema es que, con exportaciones de este rubro en picada –en el primer cuatrimestre se desplomaron 37% respecto del mismo período de año pasado–, e importaciones en ascenso, de cara al invierno el Gobierno tendrá que enfrentar decisiones a expensas del crecimiento económico o de las arcas del Banco Central (BCRA). La disyuntiva del gabinete económico de Cristina Kirchner pasará entonces por dos grandes arbitrajes.
Por un lado, la Secretaría de Comercio Interior deberá cerrar más el resto de las importaciones (luego de haberlas liberado en los mese pasados) pero aminorar, de esta manera, la actividad económica que ya presenta luces amarillas y con los costos políticos que esto implica a cinco meses de las elecciones. Pero aún con esta medida, el récord de importaciones en combustibles “consumirá” el acotado colchón de superávit comercial, obligando, quizás al BCRA a vender dólares en un contexto en el que pierde cada vez más reservas (incluso con férreos controles cambiarios). “Si con superávits de más de u$s 1.000 millones por mes el BCRA compró pocos dólares en el mercado cambiario oficial, si bajara a menos las compras serían nulas o hasta se podría ver obligado a vender dólares para ‘manejar los movimientos del tipo de cambio oficial‘”, analizaron en M&S.
En esta línea, la otra alternativa que le queda al Gobierno es que el BCRA y la AFIP aprieten aún más el grifo “verde”, amplificando el cepo cambiario para el turismo, aunque tampoco resolvería el tema de fondo ni haría descender el récord de importaciones energéticas.