Los bonos están entrando en zona de default y el la autoridad monetaria, cn sus regulaciones y normas sin sentido, desalienta a los compradores de bonos y vendedores de dólares
Fue la peor semana para los bonos de la deuda, después de la salida del default de agosto de 2020. En ese momento, el riesgo país bajó más de 1.000 unidades, de 2.120 a 1.101 puntos básicos. El viernes ese indicador aumentó 21 unidades y llegó a 1.884, listo para perforar el techo de los 1.900 puntos y, luego marchar hacia el récord del 30 de noviembre pasado de 1.914 puntos básicos.
Los bonos están entrando en zona de default y el Banco Central con sus regulaciones y normas sin sentido, desalientan a los compradores de bonos y vendedores de dólares que les vendrían bien a sus famélicas reservas.
Por caso, muchos inversores que tienen cuentas en dólares cobraron cupón del AL30 y quisieron recomprar con los dólares esos bonos. El Central los obligó a depositarlos en una cuenta en dólares para luego transferirlos y hacer la operación con lo que pagaban el costo del cable, es decir del giro.
La operación era conveniente para todos. Para el inversor que seguía invirtiendo en bonos de alto rendimiento por lo bajo del precio y para el Central que se haría de dólares billetes. Pero no pudo ser y ahora el AL30 tiene una paridad de 32%. El negocio es comprarlo y al cobrar un par de cupones que tienen una tasa de retorno de 28,7% anual.
Cuando el después no importa
Después, si viene el default, no importa el después porque se salvó la inversión y queda el bono en su poder para iniciar juicio o esperar una nueva salida del default. A esos absurdos ha llegado el precio de los bonos que no paran de b un nuevo default. El viernes estos títulos perdieron 1,64% de su valor.
El GD30, un bono similar, pero con ley extranjera, cedió 0,08% y mantiene una brecha que permite hacer arbitraje y lograr ganancias, pero padece los mismos arbitrios.
Para algunos operadores, el Central mira para otro lado porque estos bonos a precios bajos mantienen en precio reducidos a los dólares financieros. De hecho, el MEP y el contado con liquidación valen menos que el “blue” que el viernes se mantuvo en el récord de $ 209,50. El MEP subió $ 1,12 a $ 202,46 y el contado con liquidación, $4,92 a 209,38. El problema va a ser que estos dólares se escapen con los bonos en precios mínimos. Siempre están agazapados. Por ahora, todos están en silencio porque reciben este derrumbe de bonos como una bendición que les subsidia la compra de dólares.
Cubrirse
El interés por cubrirse en dólares hizo que la emisión de las obligaciones negociables dollar linked de San Miguel, tuvieran éxito. La empresa de limones de Tucumán pudo colocar USD 50 millones a tasas de entre 2 y 3%. Por supuesto, son títulos que van atados al dólar oficial que aceleró su devaluación a un ritmo de 3% mensual. El viernes el dólar mayorista subió 9 centavos a $ 103,86 y en la semana aumentó 48 centavos.
El Central se cuida de que el ritmo de devaluación, tras el anclaje, no supere al de las tasas de interés, porque desalentaría la liquidación de exportaciones.
Los bonos indexados reflejaron la inflación que se espera y aumentaron hasta 1,11% como fue el caso de los Boncer 2023. Pocos creen que la inflación de este año sea inferior al del anterior y la de 2023 viene cargada de los peores presagios porque el arreglo con el FMI está lejos de concretarse. De hecho, un medio oficialista adelantó que Martín Guzmán, el ministro de Economía, le presentó al FMI el plan de precios cuidados como forma de contener la inflación. En las redes sociales, los analistas lo tomaron como una muestra de humor.
Enero adelantó los que todos piensan y no se animan a decir. Las primeras mediciones superan lo que esperaban los analistas. Por eso los ahorristas, eligieron los plazos fijos UVA que están creciendo a un ritmo de $ 60 millones diarios.
Comienza una semana donde los bonos serán los que tendrán la palabra sobre lo que esperan en el futuro. No sería extraño que los títulos post default toquen un piso desconocido y eleven el riesgo país a un récord indeseado.