Días atrás el dólar tocó los $ 16, con lo que productores e industriales se sienten más cómodos, aunque no del todo satisfechos. En la vereda de enfrente, la gente se inquietó y se puso en alerta por la velocidad que tomó el precio del dólar en las últimas semanas. El Banco Central acusó recibo, sobre todo desvelado por el impacto en las expectativas inflacionarias.
Para tener un marco de referencia, el tipo de cambio real promedio de los últimos 65 años se ubica a precios de hoy, en $ 16,1, de acuerdo con estimaciones de Macroview. Si restringimos el análisis al período 1960-2016 el promedio es de $ 16,8 y si fuera entre 1980 y la actualidad, de $ 15,8, según cálculos del Estudio Broda. De modo que un dólar deambulando entre $ 15 y $ 16 guarda relación con el promedio de las últimas 6,6 décadas. Vale señalar que por esas casualidades de la historia un dólar de $ 15/$ 16 es similar al $ 1,40 de Remes Lenicov, cuando en 2002 pensaron que ése era el tipo de cambio adecuado para salir de la convertibilidad.
Cabe tener en cuenta que como todo promedio puede resultar capcioso porque en dicho nivel no se mantuvo por mucho tiempo, fue un valor de transición. Para remontarse a la historia más reciente, un dólar de $ 15/$ 16 se parece más al de 2010, un tipo de cambio real intermedio entre el altísimo que tuvo Néstor Kirchner y el retrasado del cierre de mandato de Cristina de Kirchner.
Ahora bien, al comparar la situación del tipo de cambio real con algunos países de la región, el dólar de $ 16 sigue retrasado frente a México, Chile y Brasil. Según la consultora FyE, el retraso es de 8%, 14% y 44% respectivamente, tomando como base junio del 2011, seis meses antes del cepo cambiario. Esto explica por qué gran parte de los industriales, no sólo los que exportan a la región, principalmente al mercado brasileño, están preocupados. Este nerviosismo, en mayor o menor medida, según la capacidad o fuerza negociadora de cada sector y empresa, se verá reflejado en las próximas paritarias. Más allá de estas comparaciones regionales, los analistas reconocen que hasta ahora el temible «pass-through» (traspaso de la devaluación a precios) no se ha manifestado en forma significativa, es más, advierten que ha sido muy similar al que se registró cuando devaluó Juan Carlos Fábrega en enero de 2014. Pero no soslayan que en el caso Fábrega tras devaluar más del 20% el salto devaluatorio después de 52 días hábiles fue menor al 20%, mientras que en el caso Sturzenegger tras devaluar más del 40% al transcurrir 52 días hábiles acumuló una devaluación superior al 60%. Esto implica que ahora hubo una mejora mucho mayor del tipo de cambio respecto de la de 2014. En tal sentido hay que recordar que después de 6 meses la mejora de competitividad buscada por Fábrega-Kicillof se licuó. En el caso actual los analistas descuentan que esto no va a ocurrir en los próximos meses.
Otro aspecto a monitorear es la trayectoria del tipo de cambio, ya que si bien el dólar de $ 16 es como el $ 1,40 de Remes, hubo luego un «overshooting» que lo llevó rápidamente a más de $ 3 ($ 32,6 de hoy). Éste es uno de los riesgos latentes, más aún luego de la aceleración que registró el ritmo de devaluación al llegar a $ 16: en el primer bimestre fue del 230% anual y de más del 80% al 1 de marzo.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=830235